Capitulo 25

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-Una moto. –pronuncio para mí misma mientras sujeto fuertemente el caso, que pesa mucho, pesa tanto como lo recuerdo. Me quedo mirándolo embelesada, me quedo mirándolo como una idiota.

-No, Loana. –rueda sus ojos verdes mientras su cabello castaño se ve removido por el viento que sigue corriendo removiéndolo al igual que mi rubia melena. Me sonríe burlón negando lentamente.- Gracias por la información, te juro que pensé que era un unicornio. –suelta una carcajada.- En serio, te juro que pensé que era un animal. –

Ignoro por completo su comentario, lo ignoro pues nada ni nadie en este mundo mundial tiene el derecho que dañar este momento, este reencuentro tan especial, este magnífico fin de día. Conforme lo acaricio el mundo que nos rodea comienza a difuminarse poco a poco, cada cosa que nos rodea desaparece dejándonos a solas. Conforme lo beso nos sumergimos en nuestra propia burbuja hecha a nuestra medida, me he enamorado, conforme toco por mucho tiempo la parte dura me doy cuenta solo existimos nosotros dos, somos los reyes de nuestro universo. Nadie más tiene importancia pues actualmente, al los segundos pasar y el viento golpear más fuerte, al suspiros de mujer enamorada escaparse de mis labios también me dy cuenta que somos jodidamente afortunados...

A lo Crepúsculo, me he imprimado de su aparato, de su enorme aparato.

Solo los dos importamos...

Mi moto y yo... Bueno, la moto de Brandon y yo.

-Es preciosa. –un suspiro se me escapa a la par que una sonrisa curva mis labios, unos hoyuelos de forman en mi cara conforme me doy la vuelta recostándome en el asiento para observar detenidamente al castaño que me examina con sus ojos verdes muy brillantes aun sin despegar su espalda del tronco del árbol donde Bobby hace solo momentos a marcado como su territorio –pero bueno no creo que eso sea necesario decirlo- me mira con el ceño fruncido ante la emoción que ha de haber aparecido en toda mi jodida cara.- ¿Puedo montarla? –

-Tú al único que puedes montar es a mí. –suelta una carcajada, una carcajada que extrañamente consiguen algo muy extraño en mi interior al ser consciente por completo de a que se refiere.- De hecho me encantaría que te montes sobre mí. –niega con la cabeza divertido.- Pero si te refieres a montar para conducir la moto, la respuesta en definitiva es un no rotundo y sin lugar a replicas. –trato de abrir lo máximo posible mis ojos brillantes a la par que hago un puchero con mis labios, un poco brillantes por el colorete, para parecer el gatito de shrek, sí estoy tan desesperada de conducir una moto que saco todas mis armas de ternura, esto siempre funciona con mi padre.- No hagas esa carita que ni así me podrás convencer, Loana, pierdes el tiempo mi hermanita me ha hecho un especialista. –niega con la cabeza haciendo lo posible por no verme directamente a mi cara, al parecer mis pechos están más interesantes, mucho más interesante que mi puchero.- A Lucy nadie la toca, y no quiero que la choques. –

-¿Lucy? –lo interrogo ya dándome por vencida luego de pasar segundos, ya completamente segura de que no conseguiré poder conducir nuevamente una moto pues sí me pongo a pensar también estoy fuera de práctica y puede resultar ser peligro, hasta podría chocarla como él dice. No quiero hacer que mi padre se decepcione nuevamente de mí con una llamada de algún policía.- Que nombre para más adorable. –

Mi carcajada es cortada al sentir la intensidad de su verde mirada aún fija en mis pechos, se los come prácticamente con la mirada, pareciera que sus ojos tuvieran rayos x que consiguen mirarme por debajo de mi chaqueta, polo y sujetador lo cual me genera una leve incomodidad al él lamerse los labios con su experta lengua.- Lucy es por Lucifer. –en mi boca se forma una perfecta o ante ese nombre, tan original, tan de él. Ahora sí que parece un nombre de chico malo, un nombre de una moto que le queda perfectamente a él, a mi moto la había llamado dulce princesita, ahora dulce princesita estará hecha puré. Es mucho más creíble que se llame Lucifer que Lucy.- Así es querida, así se llama mi moto. –

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