-LOANA, ERES HERMOSA, TE HAGO UN HIJO CUANDO QUIERAS. –me gritan los chicos del equipo de futbol americano al pasar caminando y sus ojos posarse en mi cuerpo, un rubio que creo es el capitán se acerca mí con una sonrisa llena de soberbia y autosuficiencia conforme muchas chicas se le quedan viendo como idiotas al caminar, se lo comen con la mirada sin ningún pudor, y yo solamente suspiro removiendo un poco mi rubio cabello esperando lo que vaya a decirme.
- Hola bombón. Eres un ángel celestial que ha caído del cielo para iluminar mis días. –bien es lo más cursi que me han dicho hasta el momento. Luego de segundos en que lo miro fijamente besa mi mejilla sin siquiera pedir mi permiso, me sonríe como si estuviera esperando que me lance a sus brazos y chapármelo, por mi parte yo solo miro con el ceño fruncido su cuerpo que está protegido por un polo blanco que se ciñe muy bien a su perfecto torso y un pantalón jean negro muy apretado, demasiado para mi gusto.- ¿Quieres venir a tomar algo? –me pregunta con sus dedo acariciando mi mejilla, sus ojos azules como el cielo brillan conforme examina mi cuerpo deteniéndose por un largo momento en mis pechos que están ajustados por un polo azul mangas cortas.- Podemos pasar un buen rato. –
Si después de ese baile que hice mi popularidad ha crecido mucho más, desde hace una semana chicos no dejan de invitarme para "pasar un buen rato" creo que le abre robado el puesto a la castaña putizorra que esta mirándome con odio recostada en una pileta, ahora solo con un hombre alrededor de ella, pues al parecer ahora todos quieren meterme entre mis piernas pero a este rubio le hago lo mismo que a todos. Le sonrío mientras le acaricio su mejilla y me acerco a su cara viendo una sonrisa se expande en su rostro.- Yo elijo con quien salir, querido. Con quien pasar un buen rato –le doy un beso en la punta de la nariz para dejarlo parpadeando muy sorprendido.- Pero si quieres llámame a mi celular puede que algún día este libre. –
Me doy la vuelta dejándolo con la boca abierta y guiñándome un ojo, si supiera que mi padre tiene mi celular y a todos los que han llamado en estos días los ha mandado a freír espárragos. Es la única manera de alejarme de los chicos pues aunque intente ser mala no puedo. Reprimo una carcajada al ver como su sonrisa desaparece al caerse al suelo de bruces pues al parecer algún chico le ha metido cabe y ahora todas las miradas están fijas en él. Ya no en mí gracias a Dios.
Niego con la cabeza conforme ingreso al establecimiento donde me van a sancochar el cerebro sin ninguna pena, en una mano sostengo mi taza de café pues últimamente desde que no tengo mi celular es la única forma que tengo para no dormirme en clases, en la otra llevo mi bolso lleno de libros, camino moviendo mi cabello rubio con cada paso que doy con la mirada fija de chicas que se recuestan en sus casilleros mirándome con mucha envidia, odio, desprecio, entre muchos sentimientos malos. En fin simplemente las ignoro al igual que la mirada de hambre de algunos chicos, en esto se ha convertido mi vida desde aquel bailecito que hice, el cual cada vez se me hace más confuso recordarlo.
-Loana ha sido la mejor fiesta a la que he asistido, eres la mejor. –me detiene una de mis compañeras de aula antes de entrar, claro para ella fue divertido pero para mí fue un completo desastre pues me quede sin mi celular, sin mi precioso y adorado móvil que no tiene la culpa de tener una dueña tan irresponsable. Le sonrío amigablemente a la chica que juguetea con su cabello negro mientras da un sorbo a una lata de coca-cola para luego de unos segundos sorprenderme al besar mi mejilla.- Eres la mejor. –vuelve a gritar para luego entrar corriendo a su asiento.
Suspiro un poco extrañada, de seguro las novelas que lee le han dañado un poco el cerebro o quizás la coca-cola que ha estado bebiendo, en fin cada quien con sus cosas, yo ya tengo suficientes problemas como para preocuparme por ella y uno de mis problemas ha de estar sentado en este salón, un problema que tiene nombre y color de ojos... Brandon un chico de ojos verdes del cual conservo su chaqueta que como una loca lo huelo a diario pues aún tiene su embriagante y delicioso olor, niego con la cabeza un poco cansada por mis pensamientos muy fuera de orden que estoy comenzando a tener, tengo que olvidarme de ese chico pues ahora nuestro único medio de comunicación ha sido destruido por mi padre al quitarme el móvil como castigo, un castigo que sé perfectamente merecía.
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Tienes un Nuevo Mensaje
Teen Fiction¿Quién se imaginaria que con la llegada de un nuevo mensaje toda mi vida cambiaría? ¿Qué un solo mensaje me llevaría a conocer a un chico misterioso y peligroso pero muy atractivo? Pero hasta ahora me pregunto ¿Por qué conteste a ese nuevo mensaje?