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Capitulo 29

Nunca había escuchado a alguien pronunciar una frase tan larga sin detenerse a tomar aire con el mismo tono intenso de seriedad. Nunca antes un hombre –aparte de mi padre en ocasiones– había logrado intimidarme tanto hasta el punto de convertirme en una minúscula hormiga y a él en un enorme, feroz dinosaurio que me quiere pisar sin ningún problema.

Nunca me he sentido tan pequeña hasta que lo conocí a él. A Brandon. Al jodido culón.

De la misma manera que me puse de pie vuelvo a caer rendida, sin ánimos de luchar mucho sentándome en la cama cuando él de un fuerte y ensordecedor golpe cierra la puerta a sus espaldas haciendo que automáticamente todo el ambiente se tense –no de un ambiente sexual que me gusta- y yo como una tonta deseo que ahora el aire ingrese a más velocidad pues en estos momentos por la impresión quizás me está comenzando a faltar ya que todo el aire que he contenido se ha visto expulsado de un fuerte suspiro al ver como tranquilamente se quita su casaca negra dejándola caer como si nada sobre la caja tapando el disco de Adele. Un nuevo suspiro se lleva el aire al ver como su tonificado cuerpo se reluce en ese polo blanco que remarca sus pectorales y abdominales.

Parece un hombre mayor, no de la edad que tiene.

No parece un adolescente.

Lamentablemente para mí misma, no lo veo como un adolescente, quizás no lo veo como solo una ilusión. Lo veo como un verdadero hombre, con el que puedo pintar un futuro pero ese fututo por obvias razones se está desgastando volviéndolo cada vez más imposible.

Copia la misma actitud de Adam recostándose en la madera de mi puerta cerrada haciendo que su perfecto trasero se pegue a ese suertudo lugar que ha tenido dos buenos culos refregándose sobre el frio y duro material. Miro a sus verdes ojos dejando de ver sus tonificados brazos como una tonta. Miro aquello verdes ojos que solo se parecen a los míos en el color pues ahora un nuevo brillo ha hecho su aparición en sus orbes.

Mi cuerpo comienza a sudar nuevamente, tenía que decirle, que encararlo pero mañana. No hoy, hoy no puedo, hoy no puedo hacerle aquella pregunta, hoy simplemente no puedo decirle todo lo que siento, todo lo que mi corazón desea gritar. Aquel refrán de no dejes para mañana lo que puede hacer hoy se puede ir a la misma mierda, todo que se vaya a la mierda. En estos momentos no estoy preparada, en este cuarto que ha sido testigo de nuestra pasión, de nuestros besos, de nuestros toqueteos, roces, no puedo. Llámenme cobarde si quieren pero yo me considero inteligente ya que sé medir donde puedo hacer preguntas, donde puedo conseguir respuestas, pero en mi cuarto definitivamente no, con mi cama que es la mejor aliada de aquel hombre que golpea el piso con su zapato negro esperando una respuesta no puedo contestarle sinceramente ya que con una simple caricia por parte de él, solo él, seguramente ya estaré abierta de piernas olvidándome por completo de todo.

Aunque tal vez pueda tener una última vez.

No, no soy tan perra.

No puedo hacer nada de cosas sucias con él luego de lo que me he enterado.

Así que mis hormonas que se jodan.

Pero lo que sí puedo hacer es tantear el terreno, medir sus respuestas y eso es lo que pienso hacer mientras dejo de parecer un estúpido ciervo indefenso que espera pacientemente ser devorado por el animal que me mira atentamente, si quiero que los demás me dejen de ver como un animal herido que necesita ayuda yo tengo que dejarme de ver a mí misma así, tengo que dejarme de comportar de esa manera... Elevo mis pechos atrayendo su atención hacia ellos causando que trague un nudo de su garganta moviendo su manzana de Adan a la par que sus venas gruesas se hacen presentes en su blanco cuello, me olvido por completo que tengo mi ropa húmeda –por el sudor- mientras sonrío causando que él frunza el ceño seguramente pensado que se me zafo un tornillo. Lo cual no me extrañaría ya que yo misma estoy empezando a dudar de mi cordura y mi salud mental, en estos instantes.