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Capitulo Cinco

Brandon

El maldito sonido de los pájaros hacen que mis parpados se abran lentamente, genial la resaca ya está atacando todo mi cuerpo, mi cabeza parece que está a punto de estallar mientras adapto mi visión a la excesiva luz del brillo del sol que ingresa por la ventana. Miro perdidamente todo el lugar en el que me encuentro ya estando un poco más tranquilo, poco a poco comienzo a recordar absolutamente todo, pensé que era un sueño, pensé tontamente que era una simple alucinación del alcohol que aún estaba en mi cuerpo pues volver a ver tanta belleza no podía ser real, volver a ver a tan perfecta mujer que me hizo sentir tantas cosas confusas, no puede ser algo verdadero.

Pero lo es, lo tengo claro al sentir la respiración de esa mujer que se ve mucho más tierna durmiendo sobre mi pecho, abrazada a mí como temiendo que la fuera volver a dejar, con sus piernas entrelazadas con las mías, si supiera que no soy capaz de volver alejarme de ella seguramente pensaría que me he vuelto loco, si supiera que no creo que soporte otra despedida; definitivamente pensará que un tornillo se me zafo de la cabeza con tan<tas cosas que me han pasado, pero no. Es la verdad, estos meses lejos de ella fueron difíciles, demasiado difíciles buscando mujeres que me satisfagan un poco del deseo sexual que por mi edad es común tener todas estas hormonas clamando por sexo, pude satisfacer esa parte pero la sentimental definitivamente nunca pude, ese estúpido vacío en mi pecho siempre estuvo allí, quemando, ardiendo, clamando por ser llenado y ahora que estoy con ella, en menos de un día aquel vacío ha sido llenado.

Joder, soy un maldito cursi.

Podía salir adelante por una única razón, por mi hermana menor a la que le prometí muchas cosas, a la que le prometí, algún día llevarla a que conozca todo el mundo, estudiaba por eso, me esforzaba para ser un profesional y poderle cumplir todos sus caprichos pues se lo merecía. Pero no pude, nuevamente falle a alguien, nuevamente incumpliendo estúpidas promesas. Le acaricio un poco sus labios entreabiertos, sus cálidos labios y mientras los froto con cuidado de no despertarla, mi torturadora mente me lleva a un recuerdo, pero no a cualquier recuerdo insignificante que todas las personas tenemos, sino a un recuerdo sumamente importante, aquella vez que hable con mi hermana por última vez.

-¿Brandon, no piensas ir a la fiesta de María? –me pregunta mi compañero de piso a la vez que ambos nos dirigimos a nuestros cuartos. Una mujer me sonríe al pasar a mi lado, una mujer con la que tuve un encuentro casual creo hace unas semanas, sacudo la cabeza de un lado para otro pues lo que ya probé no lo vuelvo a probar, esa ha sido mi frase últimamente. La mujer rubia de buenas tetas se va con el ceño fruncido muy irritada.- Tomaré tu silencio como un no. –

-Qué bueno que seas tan inteligente. –entramos a nuestro piso cerrando la puerta a nuestras espaldas, lanzo mi casaca de cuero al sillón al igual que él lo hace. A diferencia de muchos departamentos universitarios el nuestro permanece muy ordenado, a Tom le gusta mucho el orden y yo por no hacerle más la vida imposible intento no desordenar mucho.

-Pues a María no le gustará mucho. –

Tomo asiento en el sillón a la vez que él va por una cerveza, bebida que odio. Saco mi celular mirando los mensajes rápidamente que he tenido con Adam, soy un tanto masoquista preguntarle a diario por Loana pero me alegra saber que está siendo feliz, aunque sea con otra persona, me gusta saber que me está superando.- ¿Quién es María? –

-La chica de psicología. –Mi amigo rueda los ojos y yo lo sigo mirando confuso sin comprender porque me tendría que acordar de aquel nombre y porque es que me ha invitado a su fiesta, que según me ha dicho es su cumpleaños.- A la que te follaste en el salón de química. –