-Mételo suave, Brandon. Con cuidado. –pronuncio un poco irritada al ver como lo mete de un movimiento rápido provocando un molesto ruido. Niego con la cabeza un poco desesperada por lo que nos estamos tardando en todo esto, está un tanto torpe este hombre.
-Pareciera que no ha sido tocado hace mucho. –quiere soltar una carcajada pero no lo hace, no ha reído desde que salimos de ese lugar, se ha mantenido en silencio y en cierta manera entiendo que no lo haga. No lo puedo obligar a hacer eso, no debo presionarlo en nada.
-Es que no ha sido tocado, así que hazlo lento. –un bufido se me escapa como al fin lo mete suave sin provocar ningún sonido.- Ahora si muévelo lento también. –buenamente hace lo que le pido sin poner ninguna objeción, asiento complacida al ver como la puerta se comienza a abrir.- Muy bien, ahora si entremos antes de que me muera de frío. –
-Primero las damas. –me cede el paso al lugar oscuro a lo que yo solo muevo con la cabeza soltando un suspiro, le sonrío un poco mientras ingreso al lugar que permanece en una suma oscuridad hasta que ilumino toda la estancia al presionar el interruptor de electricidad haciendo que los focos de la sala se enciendan. Brandon ingresa detrás de mí cerrando la puerta a mis espaldas.- Wuaoh. –
Asiento de acuerdo con ese suspiro sorprendido que emite, se siente un poco raro volver de nuevo acá y ver el estado en que se encuentra, estar de nuevo en mi casa cuando pensé que jamás volvería a este hogar donde crecí, y ahora se encuentra vacío, los sillones no están, el recuerdo de los cuadros solo están presentes por las marca de las paredes presente, no hay absolutamente nada, ahora sin tener cosas se ve más amplio de lo normal. Pero a la vez tantos recuerdos me invaden, recuerdos de lo que he vivido en este lugar ahora vacío, no importa que no hayan cosas pues mi memoria sigue intacta.
-Bien, Loana. Cada día más inteligente. –el sarcasmo se hace presente en su voz que poco a poco ha vuelto ser la misma de antes, voy que a veces me irritaba pero otras me encantaba, está regresando un poco y es sorprendente pues no ha pasado mucho tiempo que lo he visto, que estoy con él aunque su sonrisa aún no aparece, espero que pronto lo haga. Frunzo el ceño mirándolo de reojo a la vez que el cuerpo de él se flexiona un poco retirándose su abrigo negro.- Me traes a un lugar donde no hay ni muebles para dormir. Siempre me sorprendes. –
-Pues tú no querías ir a quedarte donde tu madre, en tu casa y mucho menos seguro donde mis amigas o nuestras como quieras llamarle. –contraataco a lo que él simplemente se encoge de hombros dejando caer su abrigo negro al piso, sus músculos en sus brazos no están tan marcados como antes pero aún se mantienen ahí, presentes dándole un toque de superioridad al ya no estar en tan deprimente lugar.- Y no pensaba ir a un hotel contigo. –
-Por favor Loana, no te hagas ilusiones con lo del hotel. –niega de un lado para otro, su cabello esta un tanto más seco.- Créeme que en estos momentos no estoy de ganas para hacer ese tipo de cosas. –sus manos se sumergen en su pantalón negro volviendo a ver la casa de la misma manera que yo lo hice, suspira un tanto el aroma de guardado que se hace presente.- Y lamento decirte que ni siquiera contigo. –
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Tienes un Nuevo Mensaje
Teen Fiction¿Quién se imaginaria que con la llegada de un nuevo mensaje toda mi vida cambiaría? ¿Qué un solo mensaje me llevaría a conocer a un chico misterioso y peligroso pero muy atractivo? Pero hasta ahora me pregunto ¿Por qué conteste a ese nuevo mensaje?