Capitulo 20

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Bloqueo mi celular con una sonrisa dibujada en mi rostro luego de leer el mensaje de feliz cumpleaños por parte de mi abuela y mi tía que me enviaron hacer minutos –la madre y hermana de mi padre- deseándome que la pase lo mejor posible y haciéndome acordar que al igual que todos los años han depositado una generosa suma de dinero en mi cuenta bancaría –la cual aún maneja mi papá- siempre me dejan dinero pero desde la muerte de mi abuelo ya no las veo mucho, la última vez que las vi fue exactamente aquel día oscuro donde aún no entendía porque lloraban, el día en que mi abuelo paso a mejor vida por así decirlo, el día que no cabía en mi cabeza porque mi papá estaba tan triste y lo único que fui capaz de hacer fue estar abrazada a él por horas hasta que se quedo dormido sosteniéndome en brazos, si bien no entendí en ese momento su tristeza ahora lo comprendo perfectamente pues si algo le pasara al hombre que me ha criado desde niña, el hombre que me engendro y que merece llevar el titulo de padre no sé qué haría, no sé si podría seguir adelante sin él... Sacudo mi cabeza pues no es momento de dejarme guiar por la tristeza, hoy no.

Suelto un suspiro conforme me pongo un vestido negro no tan ajustado que me llega hasta por encima de las rodillas y que deja mi espalda descubierta –nuevamente por idea de mis dos amigas hemos decido ponernos vestido aunque seguramente los demás vendrán de manera informal, pero como les encanta hacer la diferencia- luego me coloco mis zapatos de tacones también negro que calzan perfectamente. Me miro en el espejo con una sonrisa curvando mis carnosos labios rojos, parezco un ángel con mi piel blanca y mi cabello rubio, bueno un ángel caído con este vestido negro. Dejo que mi cabello libre de ataduras permitiendo que enmarque de una manera perfecta mi rostro ocultando los aretes circulares que Adam me ha regalado y que ahora cuelgan de mis orejas.

Luego de darme el visto bueno camino hasta mi cama donde el celular reposa sobre las sabanas blancas de mi habitación que poco a poco se sumerge en la oscuridad al la noche comenzarnos a cubrir con su manto negro ocultando el sol brilloso que había salido el día de hoy. Lo cojo sonriendo viendo otra foto de las que me ha estado enviando Brandon, una foto que al igual que todos solo muestran de su cuello para abajo, donde su torso bien marcado capta toda mi atención, bueno su torso y el bulto de su entrepierna en ese ajustado short negro. Sacudo mi cabeza al la sangre comenzar a hervirme al imaginarme el tatuaje que tendrá en esa parte –en esa parte que esta levemente descubierta- bueno al imaginarme esa parte sin nada que lo proteja mejor dicho.

Me pongo de pie bloqueando el celular a regañadientes dejando que la imagen del perfecto cuerpo de Brandon sea reemplazada por la de mi perro que ocupa la pantalla de bloqueo, un tintineo se forma al la pulsera de oro que se adapta a mi muñeca –ya sin marcas de lo que paso aquel día, ahora solo queda el recuerdo- chocar contra la perilla de la puerta de madera, pulsera que mi padre me ha regalado al igual que Paula este vestido y Ximena mis zapatos, salgo de mi cuarto con el celular en mano, con una sonrisa muy sincera la cierro a mi espaldas.

Me recuesto en la pared un poco abrumada luego de segundos al caer en la realidad, soy un año más mayor, cada vez se acerca más la etapa de enfrentar sola a la vida, sin ayuda de mi padre, de tomar decisiones por mí misma, decisiones que marcaran mi futuro del que yo solamente seré responsable y sinceramente no sé si este lista para eso, no sé si este preparada para hacerlo sola. No sé si este lista para sobrevivir por mi cuenta. Miro por un largo momento perdidamente el cuadro que cuelga en la pared delante de mi cuarto, cuadro donde aparezco en brazos de mi padre que parece más joven –aunque se diría que los años no le han pasado por encima- ambos sonriendo mientras el besa mi nariz, esos años nunca volverán, esos años en el que era la niña de papá solo permanecerán como vivos recuerdos en mi memoria.

-Loana. –la voz del castaño me sobresalta haciendo que vuelva nuevamente al pasillo que está parcialmente a oscuras, solamente iluminado por unos focos que lucen un poco gastados consiguiendo iluminar vagamente la estancia.- ¿Te asuste? –pregunta Adam desapareciendo arrugas invisibles de su polo mangas cortas color negro que se ajusta a su cuerpo de manera perfecta, me da un casto beso en mi frente agachándose un poco ya que es centímetro más alto que yo. No contesto nada mientras miro aquel pantalón que se compro el día de ayer, pantalón azul oscuro pitillo que se ciñe a sus muslos tonificados.- Una rubia pensando, joder esto hay que marcarlo en el calendario. –suelta una carcajada regalándome la mejor de sus sonrisas rodeando con su mano mi hombro apretándome a su cuerpo, inhalo la poca colonia que se ha puesto mientras pequeñas gotas de su cabello revoloteado caen directamente a mi cabeza, sus brazos un poco húmedos impregnados a un olor a jabón acarician mi hombro conforme caminamos lentamente.- ¿Por qué tan triste? –nuevamente no le contesto rodeando mi mano en su cintura.- Déjame adivinar. –se pone a pensar por un momento dándose golpes a su quijada con un dedo mientras se muerde la lengua.- Con miedo porque tu pretendiente resulte ser un viejo verde. –niega con la cabeza a la par que yo le doy un ligero golpe con mi codo a su costado.- No, es muy joven te lo puedo jurar. Y no te pienso decir como es antes que preguntes. –suelto un bufido, hasta él que hace poco ha llegado lo conoce y yo no.- Entonces, seguramente es que estás abrumada porque cada vez estás mar cerca de la mayoría de edad. –

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