Entré en la habitación de invitados. Owen estaba de pie junto a la cama, parecía mareado.
- Ey, Owen, ¿qué te pasa? ¿Estás bien?
- Si, pero me da vueltas la cabeza, ¿qué hora es? ¿Ámber se ha ido ya?
- Ven, apoyate en mi - me rodeó la nuca con su brazo, y yo a su vez le cogí de la cintura. - Ámber se fue ayer por la noche, ya casi es la hora del almuerzo.
- ¿Me desmayé? ¿Por qué no me acuerdo de qué pasó?
- No - me sentía culpable de que Owen estuviese en ese estado. - Te clavaron un cuchillo en el hombro con una especie de veneno para matarte.
- Oh, vaya. ¿Y cómo es que sigo vivo?
- Aly te curó.
- ¿Sabes ya lo de sus poderes? Es impresionante la verdad - ya habíamos llegado al salón y parecía más alegre. - Ya estoy mejor Les, puedes soltarme.
- No, eres capaz de caerte. Ahora cuando lleguemos al sofá te suelto - no era el único motivo que me preocupara que pudiera darse de bruces contra el suelo, si no, que el simple contacto con él me hacía sentir muy bien, me reconfortaba de alguna forma.
- Lesley - con un movimiento rápido se puso delante mi. Posó una mano en mi mejilla, y la otra en lo alto de mi cintura. Vaya si que estaba bien. - No sabes cuanto te he echado en falta - al decir esto nuestros labios se juntaron. Al principio me quede paralizada, me había pillado por sorpresa. Varios segundos después le devolví el beso tímidamente. Empecé a coger confianza y enredé mis manos en su cabello. Ese beso que empezó por mi parte tímido, ahora ya no sabía donde empezaba y donde terminaba Owen, eramos como una sola persona. Me resultó tan familiar el beso, que empezaron a salirme lágrimas de los ojos. Owen debió de darse cuenta de ello, ya que paró y se despegó unos pocos centímetros, los justos para poder mirarme a los ojos. - ¿Qué pasa? ¿Tan mal he estado? En el pasado te gustaban mis besos - fingió hacer un puchero mientras secaba mis mejillas mojadas con sus dedos.
- No..no es eso - era obvio que el problema no era lo bien que besaba. - El beso, me ha parecido tan familiar, que las lágrimas me han salido solas - vi como lo que dije, le dolió hasta a él, se lo vi en la cara. Me cogió y me abrazó, empezó a acariciarme el pelo y yo aproveché esto y apoyé mi cabeza en su hombro que encajó demasiado bien. Diría que nuestros cuerpos eran como un rompecabezas que se resolvía al unirse.
- Gracias - le susurré. No me extraña que durase tres años de relación con Owen, era simplemente lo que me faltaba en mi vida, lo necesitaba. - Sabes, ayer recordé que fuimos juntos a la fiesta del cumpleaños del año de Alyssa.
- ¿De verdad? - se le iluminó tanto la cara que no pude evitar sonreír.
-Bueno, la noche en sí no, pero si que fuimos juntos, supongo que fue genial.
- Sí, la verdad es que todos los días junto a ti lo eran. Pero el mejor cumpleaños de Aly fue al segundo que fuimos juntos.
- ¿El segundo? ¿Por qué? ¿A cuántos cumples de Aly hemos ido juntos?
- Mmm...dejáme recordar - fingió hacerse el pensativo.
- Ya, no seas así, si se que te los sabes de sobra - yo por mi parte fingí hacerme la dolida.
- Está bien, está bien. Veo que sigues siendo igual de impaciente que antes, y mejor que no cambies, así es la chica de la que me enamoré.
Que bonito le había quedado eso, díos mio. - Oye que te desvías del tema - le di un pequeño empujón.
- Eh eh, que sigo estando enfermo - me sacó la lengua por un momento. - Sí, la segunda fiesta del cumpleaños de Alyssa fue la mejor noche de mi vida, no creo que la vaya a olvidar nunca.

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Euphorbia.
Teen FictionDebe ser frustrante no recordar mucho de tu pasado. También, que vengan un chico y una chica totalmente desconocidos diciendo que son Hijos de Luna y personas de aquel pasado que juras haber olvidado. Eso, le pasó a Lesley Vraie.