Me despertaron los rayos de luz que emitía el sol. Creo que no hay mejor manera de despertar que esa. Estiré todo mi cuerpo y me senté en la cama. Al levantarme, me di cuenta de que Owen estaba durmiendo en la butaca que había al lado de mi cama. Estaba sentado, con los brazos cruzados, y con la espalda apoyada en la pared. ¿Cómo podía alguien dormir en esa posición? Me fijé en su rostro. Cuando los rayos de sol entraban en la habitación su cara se iluminaba, y se dejaba ver un chico moreno, de piel pálida, aunque no llegaba a ser más pálida que la mía. Tenía los labios entreabiertos, me sentí tentada. Debería ser ilegal estar tan guapo mientras duermes. Me acerqué a él, y le acaricié la mejilla tal y como había hecho él la noche anterior.
En ese momento fue abriendo los ojos poco a poco, era tan tierno ver despertar a alguien.
Cuando tuvo los ojos abiertos completamente, me miró intensamente.
- ¿Eres de verdad o estoy soñando? - me preguntó pasándose las mano por el pelo.
- Así que ayer preferiste buscarme antes que ir a comer, eh. Ya no me cambias por la comida como antes -no respondí a su pregunta, y le dediqué una sonrisa juguetona.
Pareció sorprendido al escuchar esto. - ¿No le vas a dar un abrazo a tu precioso novio del que ni te acordabas? - me dedicó un falso puchero que luego acabó en una gran sonrisa. Por favor, que no me sonría de ese modo que me volveré a enamorar de él, una vez más.
- ¿Qué pasa? ¿Por qué me miras así? - me preguntó.
- Si quieres el abrazo, tendrás que levantarte de la butaca. Vale, soy baja, pero no tanto - le dije entre risas.
- Está bien, ven aquí - posé mis manos sobre su cuello, el me rodeó la cintura con sus brazos, apoyé mi cabeza en su pecho y empezó a acariciarme suavemente el pelo.
El abrazo me resultó igual de familiar que el beso que nos dimos al día siguiente de que Ámber le clavese el cuchillo. La diferencia era que en esos momentos no me acordaba de nada, pero ahora si. No pude evitar sonreír al pensar en todo lo que habíamos vivido.
- ¿Qué te pasa, peque? Te veo muy feliz - vaya, ¿yo era la que estaba feliz?, casi se le salían los hoyuelos de la cara de tanto sonreír.
- Nada, solo que es increíble recordar todos los momentos que pasamos juntos. No me imagino lo duro que ha tenido que ser verme y no poder decirme nada - me puse un poco triste, pero la felicidad superaba ese sentimiento.
- Lo fue, y creo que no supe manejarlo demasiado bien. ¿No te acuerdas del encuentro en la piscina? Sentí que mi corazón se iba a romper en pedazos cuando vi como me mirabas - confesó. - Pensarías que era un loco psicópata.
- Un loco psicópata muy guapo, por cierto - le miré. Nos mirábamos a los ojos mutuamente. Creo que me podría perderme en esos ojos verdes tan intensos.
En ese momento entró Alyssa.
- Ey, ¿cómo amanecieron mis dos enamorados? - preguntó Aly con tanta energía como siempre.
- ¿Y qué es eso de que tu y Josh fuisteis a cenar juntos? - le dediqué una mirada pícara mientras me alejaba de Owen para abrazarla.
- ¿Qué? Eh...no es nada, sólo somos amigos - al decir eso yo y Owen empezamos a reírnos por lo bajo. La verdad es que hacían una pareja preciosa. Aly era una chica llena de energía, y de tímida no tenía nada en comparación con Josh, así que sus dos personalidades compaginaban muy bien.
- Si quieres puedes decirle a tu "amigo" - Owen formó unas comillas con los dedos - que venga a almorzar a casa con nosotros.
- Ayer dijimos que iríamos al restaurante de enfrente a almorzar juntos, pero le encantará venir a casa - se puso roja al entender que almorzar juntos era como una especie de cita. - Bueno, me voy a ducharme, luego le llamaré - salió avergonzada de mi habitación.
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Euphorbia.
Novela JuvenilDebe ser frustrante no recordar mucho de tu pasado. También, que vengan un chico y una chica totalmente desconocidos diciendo que son Hijos de Luna y personas de aquel pasado que juras haber olvidado. Eso, le pasó a Lesley Vraie.