Capítulo 14:

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Entiendo que Ámber quiera la Euphorbia para resucitar a su antepasado, el tal Clerúm, pero Mike, ¿para qué la querría?

En ese momento me sacó de mis pensamientos un mensaje. Era de un número privado, lo abrí extrañad.

- Cariño, estoy abajo con unos regalos del viaje, ¿puedes bajar y ayudarme a subirlos? - Te quiero

Vaya, era mi madre, estaba claro. Tenía que venir, llegaba un poco temprano, pero era ella. No sabía muy bien por que me salía su número en privado, pero bueno, bajé igual.

- Chicos voy a bajar a ayudar a mi madre a subir unas cosas, ahora nos vemos.

- Está bien, aquí te esperaremos - se despidió Aly con la mano. Owen y Josh seguían hablando, la verdad es que estos dos nunca dejaban de impresionarme.

Me subí al ascensor. Segundos después ya estaba en la planta baja. Al salir no vi a mi madre. Miré hacia la izquierda, y luego hacia la derecha. Vaya, ahí había alguien, pero no era mi madre. Era un hombre. No me dio tiempo a verlo bien, por que este lanzó una botella de cristal contra mi cabeza, lo último que sentí fue el frío suelo contra mi mejilla.

Me desperté. Me dolía mucho la cabeza. Sentía algo duro bajo mi trasero, las muñecas y los tobillos me dolían. Intenté hablar, pero me di cuenta de que me habían pegado algo en la boca y no podía abrirla. Al abrir los ojos vi donde estaba. Oh mierda, esa habitación, la había visto en algún otro lugar. Eso es, en el recuerdo de cuando mataron a mi padre, una sala blanca, unas cuantas sillas y una mesa, nada más. Me di cuenta de que estaba sentada en una silla de madera, con las manos y los tobillos atados por la parte trasera de la silla. Se ve que, quien sea el hombre que me había secuestrado, o lo que fuera esto, no sabía atar demasiado bien, ya que liberé mis muñecas en menos de dos minutos. Dejé la cuerda encima de la mesa, me quité eso de la boca y me toqué la cabeza. Tenía sangre seca, vaya, se ve que me había dado bastante fuerte.

Pasaron minutos y minutos, y nadie aparecía. Estaba empezando a cansarme ya.

- Eh, ¿hay alguien aquí? - pasaron unos segundos, pero nadie dijo nada. - ¿Me habéis traído aquí para observarme o qué? A ver, que sé que soy muy guapa, pero tampoco era necesario este
escandalo solo para poder verme de cerca - si no iban a decirme nada, ya iba yo hacerles aparecer.

- De verdad chicos, tenéis problemas serios, ¿no queréis venir para que hablemos? Se me da bien la psicología, y empatizo muy bien - continué.

En ese momento se abrió la puerta. No me sorprendí al ver quien era, el otro hermano de Ámber. Ni siquiera sé como se llamaba.

- Hola, preciosa - me dedicó una sonrisa. Buag, que asco. Tenía los dientes afilados, eso era muy extraño.

- Tú eres el hermano de Ámber, ¿cierto?

- Sí, soy Tack, y que sepas que nos los vamos a pasar muy bien juntos - se acercó a mi, y pasó la punta de una daga por mi barbilla.

Lo empujé un poco hacia delante. - Espera, ¿te llamas Tack? - no pude evitar no reírme. - ¿Quieres decir como el Tack, del tick-tack?

- Si, efectivamente - no parecía hacerle tanta gracia como a mi. Estaba muy nerviosa, pero no sé de donde había salido esta faceta, no recordaba ser así.

- Te veo muy tranquila Lesley, no te creas que esto es como la vez pasada, ahora no está Owen, tu madre o tu padre para salvarte - vio la cara de confusión que se me puso, así que continuo. - Oh vaya, es verdad, que te borramos la memoria y no recuerdas nada.

- Dios, me das tanto asco - casi escupí esas palabras. No soportaba a este tipo.

- Me acuerdo de cuando te traje aquí la primera vez. Tenía esta misma daga en la mano, pero tú eras diferente, estabas muy asustada, ahora estas demasiado hipócrita. Eso significa menos tiempo de vida.

Euphorbia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora