Luhan tenía algo que llamaba bastante la atención. No, no era su glamuroso físico, su forma tan espontánea de ser, o su atractivo; más bien, era el blanco perfecto para las burlas y los chistes. Era descuidado con su figura, tenía el pelo de un castaño claro cuyo flequillo abarcaba toda su frente y casi le imposibilitaba mirar al frente, además de eso, usaba gafas de pasta gruesa, y su uniforme nunca estaba completamente pulido, por no decir que nada.
Estudiaba en la facultad Hangaek, una de las diez en la cadena de mejores instituciones en el país, y eso sólo porque afortudamente tenía dinero. Era un chico promedio y tenía un solo amigo de nombre Kim Minseok, al menos en Corea.
Luhan era de nacionalidad china, y por azares del destino había terminado viviendo solo en un apartamento en Cheongdamdong. Sus otros amigos estaban en China, penosamente. Básicamente él estaba solo.
Era conocido por su sobrenombre Patito Feo, y no le molestaba. Luhan hacía oídos sordos la mitad del tiempo; nunca prestaba atención. Era esa la actitud que le aseguraba el puesto de invisible y menos sufrimiento, sin embargo, nada de eso lo preparó para enfrentar a una persona completamente distinta a él. Una persona que rayaba en lo popular, atractiva, y demasiado fascinante.
Una persona que estaba demasiado interesado en él, por extrañas circunstancias que no entendía.
Un día, atípico y extraño, Oh Sehun tropezó con él y le brindó la más cálida de las sonrisas. «Hola, ¿cómo estás?» había dicho y aunque Luhan no se explicaba cómo y por qué, se vio respondiéndole, sonriéndole y más tarde entablando una conversación con él.
Minseok se lo dijo, se lo advirtió tantas veces que había perdido la cuenta. «No te dejes engatusar por Oh Sehun, él siempre hace esto» Pero Luhan no escuchó, Luhan ignoró cada palabra, como ignoraba los insultos; como ignoraba todo.
—Sé cómo manejarlo —dijo Luhan, pasando de las advertencias de su mejor amigo.
—Te vas a arrepentir —Minseok espetó, molesto y exasperado.
Pero Luhan siguió, no hizo caso. Actuó bajo su propia responsabilidad.
Las conversaciones casuales de Luhan y Sehun se fueron convirtiendo en momentos solos, instantes, minutos, segundos y suspiros que resumían un enamoramiento incipiente en el corazón de Luhan.
Era casi mágico.
Un día, de repente, como ráfaga que llevaba el viento, Sehun interceptó a Luhan en los cubículos del baño del tercer piso. Era un mal lugar, apestaba a deportistas y a orina pero el semblante de Sehun le dio ánimos a Luhan para permanecer ahí. Quedarse hasta el final.
—Por alguna razón me atraes, me gustas —susurró Sehun, con los brazos cruzados, una sonrisa y la espalda pegada a uno de los espejos del baño de chicos.
—Estás loco, ¿qué dices? —Luhan siseó, aturdido, sonrojado.
Sehun se acercó a Luhan a paso lento, tan cerca que su aliento mentolado le mareó de algún modo. Las gafas de Luhan se empañaron y sus manos comenzaron a temblar descontroladamente. Hacía frío en un baño. ¡Era una locura!
—Eres tan tierno —musitó, cándido. Fresco—. Por favor, desde ahora sólo ten ojos para mí —musitó, un poco tierno, un poco autoritario.
Era una broma, seguramente. Luhan no creía que alguien como Sehun pudiese fijarse en una persona como él. Era todo menos atractivo, nada en él se podía prestar para llamar la atención de alguien. Nunca nadie antes lo había visto con ojos diferentes, nadie lo había visto más de dos segundos siquiera. Era increíble y no entendía.
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Patito Feo → HunHan
Fanfiction«De cliché está hecho el mundo, básicamente esta historia no es la excepción. Secundaria Hangaek. El objeto de las burlas, Luhan, el Patito Feo. Sehun, un chico ridículamente popular. Una apuesta. Un mes. Un sentimiento. Un año después. Y un montón...