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La apuesta

Hace un año atrás, Corea Seúl.

La brisa mañanera de Seúl se colaba en los pensamientos de Sehun. El clima era perfecto para ser disfrutado en la comodidad de su extensa cama y música para relajar, pero muy por el contrario, estaba caminando a paso lento rumbo a la facultad, a lo que sería su primer día de clases después de unas perezosas vacaciones.

Nunca se terminaría de acostumbrar al despertador a las 5:30a.m, los desayunos muy tempraneros, a las 7:00 a.m del timbre escolar; realmente eran molestos todo estos puntos que caracterizaban a una fría y aburrida rutina.

Incluso cuando gozaba de ese aspecto que le abrió muchas puertas en la facultad, su físico claro está, tenía esa necesidad de experimentar algo más, algo que diera un vuelco a su vida. Tenía todo aquello que un chico deseaba; una figura envidiable, tres amigos igualmente populares y una novia, bueno, tal vez esto último no era eso que Sehun llamase "envidiable". Krystal rayaba en lo insoportable y molesto, tal como un dolor de muela, una piedra en el zapato. Ella era peor. Pero debía mantenerla a su lado si de verdad deseaba que sus amigos, sobre todo Jongdae, le dejaran en paz con respecto a las apuestas. Krystal formaba parte de algo a lo que no podía a llamar precisamente "Noviazgo".

La música en sus oídos seguía corriendo y como siempre, había momentos en que Sehun se imaginaba en un MV, movido y vivaz, con coreografías y raps pegajoso, quizá había estado escuchando mucho Súper Junior en esos días, pero no lo diría, no era su estilo exaltarse por algo, él era neutral.

Habían aspectos del comportamiento de Sehun que no iban acorde con lo que mostraba al mundo, es decir, su grupo no era ese premiado por ser los mejor comportados de la clase, todo lo contrario para ser exactos. Sus actitudes, sus constantes apuestas iban en contraposición con el Oh Sehun estudioso que quería graduarse lo más pronto posible para estudiar Simbología, estaba claro que no era la carrera mejor pagada pero era LA carrera que quería, esa que le acercaba y que estrechaba un lazo con los símbolos, realmente le gustaba.

Pero era hora, había llegado. Comenzaba un nuevo día de clases y él estaba de pie junto a la entrada y muchos estudiantes caminaban libremente. Para Sehun no había preocupaciones, quizá dentro de seis meses todos estarían como locos corriendo en círculos pidiendo oportunidades a los profesores pero ahora todo era paz. Típico.

Sehun dio sus primeros pasos y al instante algo extraño le tropezó.

—Oh, lo siento —dijo aquel muchacho haciendo una reverencia. Sehun lo miró fijo y neutral.

—Fíjate la próxima —No dio síntomas de amabilidad y así mismo se marchó.

Empezó a cambiar unos cuantos pasos para luego mirar atrás, por un momento sus ojos se fijaron en "eso" que había tropezado y sin querer escuchó una conversación.

—Luhan, ¿estas bien? —preguntó un chico que parecía sacado de una revista para promocionar dulces.

—Sí, estoy bien —El chico tropezado sólo asintió. Ambos se marcharon y Sehun volvió a retomar su caminar sin darle tanta importancia. Sí, ese era el Oh Sehun que todos conocían.

Caminó hacia sus clases mientras todos se hacían a un lado para dejarle pasar, él con ambas manos en los bolsillo, hizo su camino en silencio y sin mirar a nadie en particular. Un poco antes de entrar a su salón de clases, Sehun escuchó un disturbio y mucha gente de otros salones aglomerarse en la puerta. Frunció el ceño, él ya sabía qué estaba pasando. Así comenzaba su año escolar.

Patito Feo → HunHanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora