Celos con toques de mentiras que saben a verdad
Sólo había una palabra para definir la presencia de Luhan en la gris y desolada vida de Oh Sehun. Una palabra que le daba contestación a sus muchas interrogantes, aunque habían más, desde luego, pero «Perfecto» iba a siempre la palabra predominante porque todo lo que se refiriera a Luhan era así, perfecto.
Han pasado unos cuantos días desde el arrebato emocional de Luhan, Sehun pensó que las cosas se iban a poner intensas y poco llevables, Luhan estuvo actuando raro desde entonces, pero luego, de un día para otro estaba sonriendo, mostrando pila de dientes relucientes y hablando de Taeyeon, Tiffany, lo fabulosas que eran las Girl's Generation, y cosas que ni Sehun mismo sabía del Capitán América.
Pero estar al lado de Luhan era simplemente cosa de otro mundo, su piel, la suavidad de sus caricias, la forma en la que decía «Sehun-ah» hacia que todas las defensas de Sehun cayesen al piso y Luhan haciendo camino entre los escombros para poner sus delicadas manos en ambas mejillas de Sehun y besarlo.
Y aquello era algo que enviaba a Sehun de viaje a las estrellas, Luhan no era tan experto besando, todo lo contrario, a veces lo atacaba un pudor que lo hacía reír de ternura. Cuando Sehun pasaba sus manos por los costados de Luhan y besaba sus labios, primero mordiendo el inferior y luego el superior, Luhan se sonrojaba de tal manera que Sehun no le quedaba de otra que abrazarlo y decirle «Vamos a tu ritmo»
Luhan estaba enamorando a Sehun lentamente, con detalles, atenciones, comida y caricias. Sehun se estaba perdiendo a sí mismo, estaba olvidando la apuesta, los deseos de su grupo, lo que él había prometido, estaba dejando todo atrás, y todo era porque la sola presencia de Luhan podía ser suficiente para su vida. Y quizá era muy joven para decir que quería pasar la vida entera al lado de Luhan, pero al menos podía decir con seguridad que él era su primer amor, la persona que le había hecho sentir lo que nadie en sus años de vida. Curioso que fuese Luhan esa persona, aquel que era llamado Patito Feo por toda la facultad, y sólo por su apariencia, cuando por dentro era todo un cofre del tesoro.
Sehun sonrió con sus manos en cada uno de sus bolsillos, entró a la universidad solo sin la compañía de Luhan porque este le había dicho que debía hacer algunas compras con Minseok. Aunque no le pareció la idea, no podía ser esa clase de novio celoso, aunque realmente no eran del todo novios, sólo dos chicos que estaban compartiendo un poquito más de lo que los amigos normales compartían.
La facultad estaba bullicia, y el ruido Sehun lo reconoció como peligroso; en los pasillos se formaban comentarios acerca de su grupo de apostadores y cosas como «Pobre Meiling, se veía enamorada pero ella debió saberlo» Sehun rodó los ojos al reconocer de dónde se originaban esos comentarios, y quién podía ser el autor del sufrimiento de la «Pobre Meiling» A paso rápido, caminó hasta donde el promontorio de gente se acumulaba, gente criticando, gente riendo; cuando llegó al comedor, lo miró.
La chica tenía las mejillas mojadas y los ojos hinchados, las manos hechas puños, y al frente de ella estaba Kris, dándole punto final a su drama.
-Mei, no hagas teatro. Ambos sabíamos el destino de esta relación -dijo con Kris con tan poco interés que abrumaba-. De hecho, me aburriste porque ya sabías todo ¡Inclusive seguiste! Que masoquistas, eh.
-Pensé que habías cambiado -murmuró ella, sorbiendo la nariz. Su pelo negro largo caía hacia el frente, y su fleco a duras penas dejaba ver sus ojos, pero cuando alzaba la vista lo podía ver, estaba realmente llorando.
-Vamos Mei, no te hagas esto a ti misma -siseó Kris, con una sonrisa-. Además, te dije que las pelo negro no son mi estilo.
Ella alzó la vista y sus ojos negros se clavaron en Kris como si quisiera desintegrarlo en ese mismo momento. Sehun temió por su hyung.
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Patito Feo → HunHan
أدب الهواة«De cliché está hecho el mundo, básicamente esta historia no es la excepción. Secundaria Hangaek. El objeto de las burlas, Luhan, el Patito Feo. Sehun, un chico ridículamente popular. Una apuesta. Un mes. Un sentimiento. Un año después. Y un montón...