t r e c e

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Como lo ensayamos

Encerrarse en casa, una vez terminadas sus clases no era el deporte favorito de Kyungsoo. Eran sus últimas semanas en el instituto y estaba en plena organización de sus cosas, aquellas que debido a su necesidad de marcharse y regresar a Corea, estaba resolviendo en un abrir y cerrar de ojos.

El traslado estaba hecho; dos días más de clases y Adiós China por un buen tiempo. Las maletas estaban preparadas, y el deseo de correr al aeropuerto bullía de él como nunca antes. La verdad era que se estaba desesperando en casa, y era demasiado imperante ver a Jongin. De hecho, era lo único que quería.

Para un persona que tenía muchos años de noviazgo con alguien, y que se había acostumbrado a su calor, era completamente difícil conciliar el sueño en la noches, y la vida completa durante el día. Sin Jongin, Kyungsoo era como un cúmulo de emociones desordenadas, nerviosismo y ansiedad. Hace muchos años que era pareja de Jongin, muchos años desde que vivían juntos. El que Jongin hoy estuviese en Corea, en casa de Luhan, lejos de él y cerca del chino le hacía sentir voluble, era un mal llamado sentimiento de posesión y celos que penosamente aún moraba en él. Y no era que no confiase en Jongin o su primo, porque lo hacía plenamente, el problema era Kyungsoo y sus ínfulas de control.

Y la distancia estaba haciendo desastre la estabilidad emocional de Kyungsoo. Necesitaba viajar Corea y el único problema en medio de todo esto, era Tao.

-Tao, sólo es una semana antes ¿Qué te cuesta? -le dijo Kyungsoo sirviéndole una taza de té al chico.

Sinceramente, Kyungsoo no sabía qué tanto hacía Tao. Se suponía que había rendido cuentas a sus padres de la razón por la que viajaba a Corea «Tengo que velar por la salud e integridad de Mei» les dijo el chico a sus progenitores. Además gracias a la madre de Luhan, quien era una mujer poderosamente capaz de gobernar el país entero, si acaso el universo, habían podido colarse en el sistema de postulaciones de Hangaek consiguiendo que Kyungsoo entrara como nuevo profesor de idiomas, y Tao además de estudiante fungiera como suplente y ayudante de Deportes con eso de que tenía medalla hasta de lo que no se condecora en esta vida.

Pero Tao estaba dándole demasiadas vueltas al asunto; aunque ambos le habían prometido a Jongin y Luhan verlos en unas dos semanas apenas iban por la primera y ya todos los asuntos estaban resueltos. El poder de Yang Cheng Lin alias Rainie era monstruoso.

-Necesito organizar algunas cosas -dijo el menor, llevando la taza a sus labios-. ¿Por qué no esperas una semana como estoy haciendo yo?

-Porque tú no sufres de ansiedad. Necesito a Jonginnie a mi lado.

-Tú no sufres de ansiedad, Soo. Tú lo único que tienes es celos de que Jongin y Luhan estén viviendo en la misma casa y se besen.

Oh, por Dios. ¡¿Qué se qué?!

Kyungsoo tuvo que tomar mucho aire y levantarse de donde estaba sentado porque sentía que si se quedaba en el sofá en algún momento se hundiera en este. El mundo le dio vuelta no obstante, tuvo que estabilizarse sujetándose de la mesa porque no podía ser que Jongin, su, su, SU, SU Jongin estuviese besuqueándose con su primo. Aquello era inconcebible, Jongin iba a tener que rendirle cuentas porque en el contrato, ese que acordaron mientras hacían el amor, no estaba estipulado que podía besarse con Luhan. Bajo ningún motivo iba a permitir eso y ahora con mas razón debía volar a Corea para impedir que Luhan se llevase a Jongin entre los dientes.

-Do Kyungsoo apuesto mi colección de Gucci que en este momento estás ideando mil y una forma para desmembrar al pobre Jongin -dijo Tao, viéndose en la obligación de ir a la cocina a buscar un vaso de agua y a su vez echarle aire a Kyungsoo en el rostro.

Patito Feo → HunHanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora