Capitulo 19

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Cherly llegó al instituto con Gordon. Iba sentada detrás de él en su ciclomotor, parecía la persona más enamorada del mundo. Eleanor los observó, de pie junto a la verja, con los auriculares puestos, y pensó que su intuición no le había fallado. Hacían buena pareja, eran muy parecidos, como sacados del mismo molde.

 Gordon frenó junto a la acera y Eleanor le hizo un gesto de saludo, mientras bajaba un poco el volumen.

 Cherly se apeó del scooter de un salto, y mochila en ristre, le estampó un beso en la mejilla al chico.

 —Creo que nosotros nos veremos esta noche, mi padre ha implicado al tuyo en un experimento culinario.

 —No veo la hora —bromeó ella alzando los ojos al cielo. A pesar de que estaba tensa y preocupada, pensó que con Gordon era mejor disimular, ya que parecía tener la molesta capacidad de adivinar todo lo que le pasaba por la cabeza.

 Dejó que Cherly la tomara del brazo y se dirigieron juntas a la puerta del instituto. Pasaron junto a la moto de Kyle y Eleanor sonrió para sus adentros.

 Sabía que ya había entrado en clase pero no quería ir tan rápido a su encuentro. Calmarse escuchando música y reflexionar sobre los últimos acontecimientos le había parecido la opción más inteligente, sin que la presencia de Kyle la confundiese. Y también se había devanado los sesos para encontrar una solución a su problema: conseguir verse sin arriesgarse a que alguien que no aprobase su relación los pillara.

 Eleanor no tenía nada de ingenua y Kyle tampoco.

 Ninguno de los dos podía permitirse la frivolidad de Gordon y Cherly, en su mundo recto.

 —Creo que antes o después lo conseguiré —le estaba diciendo Cherly, mientras le quitaba uno de los auriculares—. Me refiero a Gordon. Pronto dejará de pensar en ti.

 —Créeme, no piensa en mí —replicó Eleanor con fastidio. Se desasió del brazo de su amiga y se metió las manos en los bolsillos del abrigo negro.

—No hace falta que lo digas para consolarme —replicó Cherly con voz chillona—. Está más claro que el agua. Y me ha hecho un montón de preguntas sobre ti de camino al instituto.

—¿Qué clase de preguntas? —preguntó Eleanor preocupada. Esperaba que no tuvieran nada que ver con Kyle; se preguntó, por un segundo, si el comisario Leone podría utilizar a su hijo en una investigación.

 Cherly se encogió de hombros.

 —Me ha preguntado si te ves con un tal Kyle Harries  —respondió con ironía—, y si lo conozco o sé algo sobre él.

Eleanor tragó saliva, esforzándose por mantener la calma y no dejar que sus emociones la traicionasen.

 —No tiene derecho a meter las narices en mi vida. ¿Qué le has contestado?

 —La verdad.

 —¿Qué verdad? —insistió Eleanor—. ¿La de los rumores que circulan? Pueden que hasta le hayas contado el bulo del intento de violación.

 —No, porque no quiero que Gordon te vea como a una víctima, de lo contrario se hará el héroe contigo y adiós mis esperanzas —replicó Cherly con total seriedad. Había una extraña determinación en su mirada, una sombra que Eleanor  no había visto nunca—. Sé de qué vais las chicas como tú —dijo la amiga, súbitamente agitada—. Os mantenéis al margen sólo para haceros las misteriosas. A los chicos les encanta y, al final, aunque digáis que no os interesa ser el centro de atención, lo acabáis siendo.

 —Escucha Cherly, yo no soy así, detesto sentirme observada y no me interesa atraer la atención de los chicos, ni mucho menos —le vino a la mente Leo, el chico que le había mirado las tetas el primer día. Y Gordon, que quería ayudarla como si fuera una niña medio tonta. No, lo cierto es que no conseguía entender a los chicos. Salvo a uno.

Die TogetherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora