capítulo 11. el hubiera ya no fue

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Querido diario:
Sí me hubiera gustado mucho ser su novia; hasta ahora no he sabido lo qué sé siente pero sé qué ha de ser muy lindo eso de caminar tomados de la mano mientras sé intercambian miradas de amor, reír al compartir locuras en común, experimentar aquellas cosas qué nos daban miedo para afrontarlas sintiendo la protección y cariño de alguien qué te apoya; qué te mimen o te recuerden lo mucho ir vales y qué te besen; claro no sólo el hecho de besar implica la acción qué realizan los labios, no, el beso es aquella "o" de carmín escrita en la palabra amor qué sé dice en la boca del otro, cómo un gesto de ternura. Aquellos besos qué no importa qué sean pequeños o eternos sino qué lo qué realmente importa es ese sentido qué les das, es qué sé pueda sentir toda la pasión qué corre por tus venas, ese beso qué será casi inolvidable pues no volverás a sentir lo mismo con otra persona.
En ocasiones me considero muy cursi por esa forma de pensar, pero al analizarlo detenidamente tal vez quienes estén equivocados son los demás precisamente porqué han dejado de creer en todas esas cosas qué ahora sólo parecen simple fantasía, el error no está en ellas porqué no sé sí alguna vez también imaginaron algo así, pero sé encontraron con la persona menos indicada qué los lastimó y obligó a cambiar su punto de vista; no puedo juzgarlas porqué al final de cuentas es tal vez ese el miedo qué yo tenga, mi timidez puede qué me haga qué no le confiese todo lo qué siento por el y menos ahora qué ya comenzábamos a conocernos. Puede ser qué mi temor sea perder sí quiera el qué le caiga bien, pero sí no me arriesgo nunca sabré la verdad.
Creo qué muchas veces preferimos vivir en "el hubiera", el "quizá" o el "a lo mejor"; pero no es lo más correcto, en momentos pensamos qué está bien porqué nos ilusiona y nos pone muy felices sin embargo no nos ponemos a reflexionar qué sale peor el hacernos falsas esperanzas, subirnos a lo más alto para caer más doloroso una vez qué afrontamos la realidad.
Muy reflexiva Débora, eso es filosofía de la vida; no siempre es necesario estar enamorada o haber sufrido para llegar a estas conclusiones pero vaya qué plasmarlas es un bien acto de valentía.

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