Una suave brisa gélida me acariciaba el rostro y jugaba con mi cabello. Las estrellas dispersas por el sombrío cielo, lo hacían lucir mágico y encantador. La imagen que tenía en mi cabeza era completamente diferente. Pensaba que iba a encontrarme con columpios, toboganes y otros juegos para niños. Todo lo contrario, me quedé asombrada al toparme con un lugar totalmente iluminado, lleno de color y música, como si fuera una pequeña feria. Curiosos mesones y puestos se encontraban a nuestro alrededor. Una suave melodía ambientaba el lugar y el olor a comida te envolvía por completo. Cada vez que nos adentrábamos, el espacio era más concurrido por personas, se notaba el comienzo del fin de semana.
Todos seguíamos a Norman, ya que según él, cenaríamos en el lugar donde vendían las mejores hamburguesas. Mi mirada viajaba a todos lados, estaba encantada con el lugar. Desagradablemente también me topaba con miradas de confusión. ¡Dios, en que momento mis ojos cambiaron!
*Ignóralos*
Liora me regalaba una dulce mirada tranquilizadora. Simplemente, asentí. Esta vez tenía razón, esta noche nada me iba a hacer cambiar mi buen humor, necesitaba sentirme normal por lo menos unas horas.
Finalmente llegamos a un pequeño restaurant llamado "Roger's Burger". Los pequeños focos de colores formaban cortinas alegres y pintorescas alrededor, las sillas de madera eran igual de llamativas y los manteles a cuadros le daban un aire coqueto a las mesas.
-Tienen que probar la "burguermonster"-, dijo Pablo animado.
-¿Estás loco?, esa hamburguesa es enorme, tú quieres que ellas suban 20 kilos esta noche-, Tina parecía indignada, todos comenzamos a reír.
-Yo quiero probarla-, no me sorprendía para nada que Liora quisiera probar cosas nuevas. Ella comería esa enorme hamburguesa sin problema. Con tiempo, perseverancia y paciencia habíamos aprendido a consumir grandes cantidades de alimentos, a pesar de no ser necesarios para nuestro metabolismo.
-¡Así se habla!, Leila, ¿Tú te animas?-, Pablo me miraba ansioso.
-Creo que yo revisaré el menú-, dije sonriente.
La orden llegó por fin a nuestra mesa. Una gran variedad de comida chatarra estaba a nuestra disposición. Papas fritas, aros de de cebolla, una buena ración de nuggets y hamburguesas. Me había quedado sin palabras, todo tenía buena apariencia y sabor, no me podía quejar, la disfruté tanto como todos los demás.
Por un momento, mi vista recorrió lentamente toda la mesa y por cada uno de los que estábamos sentados. La sensación que me invadía en ese momento era imperturbable, me sentía afortunada. Estaba rodeada de personas sinceras y naturales, se podía percibir en su esencia. Sabía que Liora también podía percibirlo. Se notaba su plenitud.-Bueno chicos, ¿Ahora, qué hacemos?-, Norman preguntó ansioso, mientras se devoraba las últimas papas fritas de la bandeja.
-Podemos pasear por el parque. En el centro tocan bandas y hasta Dj's que a decir verdad, son buenos-, Tina me guiñó el ojo. A todos nos pareció buena idea y sin pensarlo dos veces, pedimos la cuenta y salimos del lugar.
Sabía que nos acercábamos al centro del parque. La música comenzaba a sonar cada vez más fuerte y mi espacio vital estaba siendo invadido. El olor a sudor y humedad era abrumador. Había gente bailando por un lado y cantando por otro. La sensación era tan claustrofóbica, definitivamente este tipo de lugar no era para mí. Para mi buena suerte, vi a lo lejos unas bancas, como las que se usaban para hacer picnis los días de verano. Con la mano las señalé, necesitaba salir de esa marea de empujones.
-¿Quién produce esa música?-, pregunté.
-No tengo ni la más mínima idea, no logro ver nada-, dijo Eva.
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Luminiscencia
FantasyUn suspiro salió de mis labios. No tenía ningún sentido resistirme y retardar lo que era inevitable. La sensación era indescriptible, la podía sentir recorriendo mis venas. La oscuridad se iba deslizando triunfante por todo mi cuerpo. Su danza era t...