La rizada melena de Tina sobresalía desde el otro extremo de la cafetería. Se veía muy graciosa enfocada en su teléfono celular, parecía que estaba batallando con alguna clase de juego porque sus dedos se movían velozmente.
-¡Vaya!, el comedor está más lleno que nunca-, dijo Pablo, saludándola con un beso en la mejilla.
-¡Lo sé!, Eva tiene horas formada para poder comprar algo de comer. Por suerte yo desayuné en casa-, sus ojos color caoba se posaron en nosotras. -Hola gemelas-, su voz sonaba amigable y tranquila, completamente diferente a como se dirigía con los chicos.
-Hola Tina-, Liora le respondía mientras yo solamente la saludaba con un movimiento de mano.
-¿Dónde está Eva?-, Norman estaba de pie intentando buscar entre la gente.
-La última vez que la vi, estaba cerca de los jugos, creo-, Tina igual intentaba mirar.
-¡Ya la vi!, ¿Alguna de ustedes, quiere algo?-, Liora y yo negamos con la cabeza. Por otro lado, Pablo le daba dinero para que le comprara un emparedado.
No sé por cuánto tiempo estuvimos sentamos en las incómodas sillas de metal sin decir una sola palabra. Gracias al incontrolable bullicio del lugar no estábamos en un completo silencio sepulcral. Sabía que era ahora o nunca que debía hablar. Tomé un hondo respiro y comencé.
-Bien, creo que a todos les debo una disculpa y una explicación-, los tres pares de ojos se posaron en mí, expectantes por lo que iba a decir.-Yo sé, que estuvieron preocupados y les arruiné la noche del sábado-, para completar el cuadro, Norman y Eva se acercaban con sus bandejas de comida.
-Hola Eva-, al verme se puso tensa, era fácil notar su expresión confundida y llena de preguntas.
-Bien. Estaba comenzando a decir, que les debo una disculpa y una explicación, más a ti que fuiste la última en tener contacto conmigo-.
-Leila, no es necesario... yo-, levanté mi mano para que se detuviera y me permitiera seguir.
-Esa noche, le dije a Eva que tenía que hacer un llamada telefónica. Me alejé del lugar porque el ruido no me dejaba escuchar bien. Al haber finalizado y colgado , un ruido llamó mi atención. Eran hilos de voces que provenían del interior del bosque-, me encogí de hombros,- Deben saber que mi curiosidad va más allá de mí. Lamentablemente y sin medir consecuencias me adentré-, la ansiedad se hacía presente, estaba jugueteando con mis manos sin control alguno. -Entonces los vi discutir. Era una pareja de adolescentes que se gritaba sin parar. Decidí no darle importancia y regresar, pero...-, al recordar aquella imagen, un estremecimiento me abordó.- El muy salvaje la golpeó tan fuerte, que la dejó inconsciente en el suelo y fue cuando yo me metí.-
-¡¿Qué?!-, podía jurar que los ojos de Eva iban a salirse de sus cuencas.
-¿Quiénes?, ¿Cómo?-, Tina sin darse cuenta se había puesto de pie.
-Yo... no lo sé. Pero mi error fue no fijarme que había alguien más oculto entre los arboles y al verme entrar forcejeó conmigo. Supongo que era un amigo del chico. El pánico se apoderó de mí y comencé a gritar fuerte, demasiado fuerte... fue entonces cuando apareció él...-, un nudo en la garganta se estaba aferrando a mí sin permiso.
-¡Joder!-, Norman se pasaba la mano en la nuca, como si estuviera escuchando una historia de terror.
-¿Te pusieron la mano encima Leila?-, las manos de Pablo se habían cerrado en puños sobre la mesa.
-¡No!, a mí no me hicieron nada-, si tan sólo supieran lo que había pasado. Sentí un poco orgullo al recordar como había hecho polvo a ese caído... literalmente.
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Luminiscencia
FantasyUn suspiro salió de mis labios. No tenía ningún sentido resistirme y retardar lo que era inevitable. La sensación era indescriptible, la podía sentir recorriendo mis venas. La oscuridad se iba deslizando triunfante por todo mi cuerpo. Su danza era t...