Capítulo 10: << ¡TIENES UN MOSCO! >>

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Comencé a darle pequeñas patadas a Sebastián debajo de la mesa, notaba como su estrés iba aumentando, quería verlo furioso, pero él no decía nada, así que mejor me recosté en la mesa pero esta vez con los brazos estirados en toda la mesa, y comencé a tararear una canción de Nicky Minaj, Sebastián se iba colocando más rojo con el pasar de los minutos, estaba logrando lo que quería, hasta que se me ocurrió mi última jugada.

-¡TIENES UN MOSCO! –Grite y le pegue un palmadota en la espalda-

Todos se rieron de lo que acaba de pasar.

-¡YA BASTA NIÑITA MALCRIADA! ¡DEJAME EN PAZ! –Gritó Sebastián-

-Yo sólo te quería matar el mosco, Sebastián. –Dije inocente-

-Ya me tienes harto, ¿no te cansas?

-¡NO!, no me canso. –Grité-

-Púdrete niñita.

-Púdrete tú, niñito que no sabe perder, ¿qué acaso andas de malgenio porque te quite tu auto?

-¡VETE A LA...

-¡JÓVENES! –Grito la maestra- ¡A la dirección! ¡YA!

Justo lo que quería, no iba a pasar 1 hora más ahí con esa tipa, mejor me voy a visitar a Héctor.

Sebastián salió del salón de una y dejo su mochila, así que como niña buena que soy, se la lleve, me despedí de la clase como toda una diva y Salí.

-Adiós bebés, cuídense, no se duerman. –Dije antes de salir-

Cuando llegue a la oficina de Héctor, Sebastián ya estaba ahí con él, y Héctor parecía que me mataba con la mirada, bueno... solo es mi primer día creo que les debo ir mostrando quien soy ¿no?

-¡LINDA!, que parte de compórtate bien, no entendiste. –Dijo Héctor frustrado-

-Pero Héctor, no hice nada, solo le mate un mosco que tenía en la espalda, es más como soy buena persona le traje su mochila que se le quedo en el salón. –Dije y solté una sonrisa- ¿No me vas a recibir tu mochila Sebastián? –Dije y me la arrebato-

-Es la segunda vez que estas aquí hoy, solo es tu primer día, Linda por favor.

-Sabes que Héctor, ella lo que es, es una niña malcriada que cree tener todo bajo su poder, cuando no tiene nada, o qué, acaso porque crees que tu madre te mando lejos de ella. –Soltó Sebastián-

-Con mi madre no te metas Sebastián, no sabes nada de ella. –Dije con un poco de ira-

-¿Qué acaso no te gusta saber tu verdad? Vamos niñita, a quien engañas, ni tu propia madre te quiere con ella. –Dijo y me miro de arriba abajo-

No falto poco para que mi mano estampara la cara de Sebastián, si hay algo que no soporto es que hablen de mi vida, cuando recién me conocen, todo menos eso.

-¡VETE A LA MIERDA SEBASTIÁN! –Dije y Salí de la oficina del director-

Busque el pequeño jardín de la escuela y me senté ahí, ¿por qué tuvo que haber dicho eso?

Capítulo:

Mantuve la mirada en los árboles, los pájaros, las flores, el césped, intentando olvidar las palabras de Sebastián, ¿y si eso era verdad? ¿Y si mi madre me quería lejos de ella? No, eso no, Bonny me ama ¿no?

Sí, ella me ama, soy su hija.

Vi que el timbre había sonado, las clases habían cambiado, para mí suerte ya habían terminado las 2 horas de sociales, ahora me toca Algebra con David, ¡ALGEBRA! ¡ALGEBRA!

-Perdón por lo que dijo mi amigo hace rato, está un poco molesto –dijo un chico de ojos cafés, alto, labios rosados-

-¿y tú eres? –dije seca-

-Daniel Patiño, pero dime Paisa. –Dijo este y sonrió-

-Ah, bueno. –Dije y me levante del suelo-

-¿Qué clase tienes? –preguntó-

-Algebra, ¿y tú?

-Biología, ¿qué tienes a la última?

-Literatura, creo.

-Bueno, entonces nos vemos en Literatura Linda.

-Va.

-Va pa' esa mija –dijo este saliéndose el paisa de Medellín-

-¿Medellín? –Dije con una sonrisa-

-Sí mujer, Medallo.

-¿Qué haces acá en México?

-Qué te parece si te cuento todo esto cuando salgamos, digo, pues si quieres ir conmigo no sé, a comer o tomar algo, ¿qué dice?

-Bueno.

-Entonces dame tu número, yo te llamo.

Apunte mi número en su celular y Paisa me acompañó hasta mi salón, luego me encontré con David, le conté lo que había pasado con Sebastián, y no dijo nada.

-¿todo bien David? –pregunté-

-Si –dijo seco-

-Oiga parce, usted cree que cuanto llevo siendo su mejor amiga pues, sé que algo tiene, cuénteme

-Señorita Linda, se nota que le interesa mucho mi clase, ¿por qué pasa al frente y me despeja el valor de "x"? –dijo la profesora de algebra-

-Como quiera, vieja.

Pase al tablero, y despeje el valor de la x como lo había pedido, ¿qué creían? ¿Qué no sabía nada? Le calle la boca a la profesora, y tome asiento de nuevo

-¿entonces maestra? ¿Quiere algo más?

-No sea tan grosera jovencita

-No estoy siendo grosera vieja, solo le estoy preguntando si quiere algo más.

-Señorita Hollsol ¡Más respeto! –Grito-

-A mí no me grite vieja pendeja, estoy diciéndole que si quiere algo más, y usted me grita no sea tan atrevida

-¡A LA DIRECCIÓN YA!

-Cómase su tarado de...

-¡DIRECCIÓN AHORA! –Grito-

-Vea sabe que vieja marica, tome. –Dije sacándole el dedo del medio- suerte con su clase. –Dije, tome mi mochila y fui de nuevo a la dirección-

-Señorita no puede pasar, el director está ocupado ahora –dijo la secretaria-

-¡ME IMPORTA UN PITO SI ESTÁ OCUPADO O NO! –grite-

-Por favor, señorita, cálmese y luego el director la atenderá

-lámbase sus flujos, yo voy a pasar. –Dije y entre a la oficina-

-¡HEC... -no termine de hablar con la sorpresa que me lleve-

El director Héctor, en plena acción con una tipa, quede en shock, ahí en la puerta.

-¡Señor Héctor, yo le dije que no entrara!

-¡Sálganse ambas! –Grito- 


No somos perfectos, lo siento. // Sebastián Villalobos // (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora