Capítulo 39: << No puedo alejarme de ti >>

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Había pasado una semana... una semana que entendí muchas cosas una de ellas

Extraño a Sebastián

Lo extraño

Lo extraño

Lo quiero

Nah

Lo amo, jodidamente lo amo, lo amo que esto empieza a doler.

Mis días pasaban hacer una rutina, una maldita rutina, iba a la escuela, comía y dormía, no tenía sentido alguno, ahora estaba acostada sobre mi cama era viernes, y no tenía nada que hacer, David... bueno David sale con... si JAJAJAJAJAJAJAJA sale con Juana, usea mis mejores amigos salen juntos, él ahora estaba en su casa, decidió quedarse allá, le aseguré unas mil veces que estaría bien, y que no había problema con que se quedase con Juana, y bueno Catt, a Catt le gusta Mario, a Mario le gusta Catt, y ninguno hace nada, se ven tan tiernos cuando se cachan mirándose, son jodidamente tiernos, Catt vive con David y conmigo, pero ahora ha decido pasar el fin de semana con su abuela, y bueno yo, yo estoy aquí a las 3am hablando conmigo misma

Llamada entrante de Sebastián Villaloboss

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Mi corazón se detuvo, y mi cuerpo se tensó, ¿estaba pasando o ya estaba alucinando?

El celular no dejaba de sonar con su Love yourself

Aceptar.

-H-hola? –Balbuceé

-¡LINDA! ¡Mi amada, Linda! –Rio

-S-sebastián ¿estás bien?

-Mejor que nunca, vida mía, mejor que nunca –Dijo y se echó a reír

-¿Estás borracho?

-Define borracho –Dijo y se quedó en silencio

-Estás borracho Sebastián

-Linda

-Ummm?

-Estoy afuera de tu casa, ¿podrías abrirme?

Mi corazón dio un vuelco, y ya estaba corriendo escaleras abajo, pero esperen ¿qué le diría?

-Te extrañé –Dijo y se fue encima de mí

-Sebastián, estás ebrío... -Susurré

-De hecho deje de estarlo apenas decidí llamarte, haces que este bien con solo escucharte

Y la verdad es que parecía estar en sus 5 sentidos, parecía estar bien

-Vas a entrar –Pregunté

-Quieres invitarme a pasar

-Claro –Dije y me hice a un lado para que entrará

-Estuve pensando... -Hizo una pausa- estuve pensando en una vida contigo

Yo solo no tenía palabras, no sabía que hacer que decir, y me deje llevar, mis labios estaban encima de los de él, lo extrañaba, extrañaba sus besos, sus labios, su respiración, su aroma, su él.

El beso cambió de ser un beso tierno a ser un beso con más tensión, más profundo, mordía mi labio inferior, y yo acariciaba su cabello, había algo que me decía que no parará, que necesitábamos dar ese siguiente paso, Sebastián me alzó, y enrollé mis piernas en su cintura, caminamos hasta la sala de estar, tendió una sabana en el suelo y mi espalda chocó con un suelo frio, Sebastián se tendió encima de mí sin que su peso me asfixiara o me hiciera daño alguno, los besos iban y venían, el calor comenzaba a subir, y empecé a notar como un bulto se empezaba a formar en la entrepierna de él, ¿debía parar? Deje de pensar cuando sentí los labios de Sebastián en el ovulo de mi oreja, gemí ante tal acto, sentí sus manos en mis muslos subían y bajaban con cariño, entonces me di cuenta de algo es la primera vez que soy acariciada por un hombre he sido tocada, tocada de la manera más sucia, pero nunca he sido acariciada, y se sentía estupendo, hermoso, magnifico, sentía miles de animales dentro de mis estómagos, no solo mariposas, eran miles, un zoológico, mi blusa salió a volar, al igual que la camiseta de Sebastián, fue ahí cuando noté una pequeña cicatriz en su estómago, sonreí e involuntariamente la acaricié, él hacía que sus imperfecciones, parecieran perfecciones sus besos bajaron a mi cuello y otro gemido involuntario salió de mí, masajeé su cabello con la yemas de mis dedos, sus manos bajaron hasta mi short, alzó la mirada cómo para pedirme permiso, y sentí como la sangre se subía hasta mis mejillas

No somos perfectos, lo siento. // Sebastián Villalobos // (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora