En la década de 1980, el médico y político Eduardo Gallegos Mancera escribió para un libro llamado El Valle y sus cercanías sus recuerdos sobre El Valle que conoció y vivió en los primeros años del siglo XX:
"Nací en la Parroquia Candelaria, en el seno de una familia de raíz también caraqueña, la misma de Rómulo Gallegos. Pero mi infancia, mi adolescencia, mi juventud y madurez han estado muy ligadas a El Valle. Intentaré aclarar en cortas líneas las razones de esta relación tan estrecha. Mi tío por línea materna, el General Eduardo G. Mancera adquirió extensas propiedades que, de no haber fallecido en plena sazón aún, habría hecho de la suya una de las más sólidas fortunas del país. Las haciendas que poseía para los años veinte - Sosa, Santo Domingo y Coche - iban desde lo que es actualmente el Paseo de los Próceres hasta el Hipódromo. Abarcaron esos fundos, a las puertas del casco urbano, desde el Círculo Militar de ahora, saltando por Conejo Blanco donde tiene su asiento el Ministerio de la Defensa, la Escuela de Oficiales, el Fuerte Tiuna, hasta los Jardines y el Coche de esos tiempos, extendiéndose los tablones de caña de azúcar a lo largo que tiene sus fuentes en la actual cuenca de La Mariposa: Cutuciapón, Prim, Potrerito, el Pozo de los Pájaros, la Quebrada Figueroa y Turmerito, los numerosos manantiales que brotan del flanco Norte de El Naranjal. Dentro de esta enorme propiedad erizada ahora de altos edificios que llegan hasta el Mercado Central, se hallaba, se halla aún, la vieja casona de anchos corredores, hermosas barandas, patios interiores, parque y trapiche para el papelón y alto torreón aledaños en cuyo salón frontal se firmó el famoso Tratado de Coche - suscrito por Antonio Guzmán Blanco en nombre del Mariscal Falcón y por Pedro José Rojas en representación del ya en decadencia, General José Antonio Páez - que puso fin, a través de la clásica componenda final entre grandes terratenientes, a la cruenta Guerra Federal que tantas vidas e ilusiones de ingenuos campesinos truncara para que los caudillos viejos y nuevos siguieran acaparando la tierra...
Antes de que se construyese la vía carretera, que partió de El Peaje para atravesar los predios de lo que es hoy la Avenida Nueva Granada pasando por La Bandera y San Antonio, sombreados en esa época por mangos y acacias, mamones y guayabas, flanqueados por acequias fangosas, saturados por el olor penetrante de vaqueras y caballerizas, antes de que se iniciara el crecimiento incontrolado que habría de devorar a la aldea apacible de principios de siglo. A El Valle se llegaba por dos desfiladeros viales que constituían entonces la entrada sur de Caracas para el arribo a la capital de frutas y hortalizas procedentes del Tuy, de San Diego y San Antonio de los Altos, por la trocha angosta que orillaba los tablones de caña y de malojo del Prado de María y El Rincón para trepar luego por una escabrosa ladera que corresponde al actual Triángulo, llegar al ventanillo de la cumbre donde el andante se refrescaba con guarapo fresco la garganta y bajar un tanto abruptamente por Cañicito hasta la Calle Baruta y por ella o por la Cagigal hasta la Calle Real. La otra vía - o ferrovía - tiene sabrosa historia: el trencito que desde Puente Hierro se adentraba en el caserío hasta perderse en él. Una sonrisa piadosa saldría a flor de labios si recordáramos que el viaje en ese "ferrocarril" - una locomotora y apenas dos vagones que se habría de trocar en un vulgar tranvía - era alma y alegría para la colectividad vallera, ávida de emociones que rompieran su rutina...
Más allá de los límites del latifundio de mi tío, sin propiedades intermedias, se extendían dos haciendas de mis primos - éstos por la línea paterna - los Lander Gallegos: "La Rinconada", donde se alzan el fastuoso Hipódromo y El Poliedro; Tazón donde hay instalaciones militares y de servicios públicos; eran tierras de alto precio que fueron vendidas en decenas de millones en los años cincuenta a Eugenio Mendoza - Tazón - y al Estado venezolano... En los terrenos contiguos a la Rinconada, ayudamos a los "marginales" de entonces a levantar ranchos miserables para ellos techo indispensable; en Las Mayas, en Bermúdez, en las cercanías de la finca de los Bañuls, en el entorno de la quinta de Henry Pittier, en Turmerito, vía hacia La Mariposa, Paracotos, Tácata, Charallave, Cúa, Ocumare del Tuy...
ESTÁS LEYENDO
Historias de Caracas
Mystery / ThrillerSe trata de toda una colección de las historias de la capital de Venezuela: Caracas. Este libro tendrá relatos históricos y también de terror