Caracas era una aldea iluminada, como siempre ha sido esta cuidad, engrandecida por la presencia de El Ávila, con unas pocas cuadras organizadas todas alrededor de la Plaza Bolívar, a partir de donde fluía la vida tranquila de los años 30 y 40. Pero a medida que caía la tarde, las sombras parecían adueñarse de ella, los árboles se tornaban sombríos, los espacios vacíos, las esquinas misteriosas, y la misma Plaza, viva en la tarde, lucía temerosa cuando llegaba la noche. Era Caracas sin luz eléctrica: ¡espanto hasta el amanecer!
El temor se duplicaba después de la cena, pues alrededor del débil candil de una vela, se sentaban grandes y pequeños para escuchar las historias más tenebrosas que, por lo general, solía contar el abuelo, o el hombre mayor de la casa. Es que la ciudad era movida por los fantasmas, y los más aventureros habrían querido toparse con alguno, pues éstos eran asociados con riqueza, ya que corría la creencia de que los aparecidos no eran más que almas en pena, de españoles o de criollos que durante la conquista y la independencia habían huido del país a las carreras, no quedando más tiempo sino para la ambición de guardar bajo tierra los tesoros robados a Venezuela. Luego se marchaban llevando en la cabeza, y algunas veces en un trozo de papel, el mapa improvisado en que dejaban constancia de dónde estaba su injusto botín, con la esperanza firme de volver algún día, ellos o sus descendientes, para llevarse por fin el baúl repleto del oro que jamás habría de pertenecerles -una suerte de "maletinazo" a la antigua, pues.
A LAS DOCE DE LA NOCHE
Dice Oscar Yanes que de niño escuchó todas las historias posibles, y ahora, cuando aquello no es más que el recuerdo de una ciudad ingenua, las cuenta él, y sólo falta el candelabro lúgubre a su lado para que quede convertido en el abuelo que hace setenta años le relataba la existencia pavorosa de los fantasmas caraqueños.
Y comienza por el más antiguo de todos, uno del que se tiene memoria desde los primeros días de la colonia, que espantaba a los propios españoles que esclavizaron al indio, y que no dejó de aparecer hasta entrados los años cuarenta. Por eso se regó el chiste de que aquel espectro, el famoso "Enano de la Catedral", era "antiadeco", pues apenas Rómulo Betancourt se montó en el gobierno, éste desapareció.
"Son las doce de la noche en Santiago de León, las seis de la mañana en el reloj del Vaticano", anunciaba con voz abismal en el clímax de su aparición. Dicen que medía medio metro y que salía con un cigarro en la mano, después de la medianoche, para hacer escarmentar al hombre mujeriego que se atreviese a andar de parranda a esas horas. Cuando a lo lejos veía a su víctima, le hacía señas para pedirle un fósforo. Los que no conocían la historia, se acercaban por cortesía, y cuando encendían el cerillo para ofrecerle fuego, el enano comenzaba a crecer hasta alcanzar la altura de la torre de la Catedral (la que está junto a la Plaza Bolívar), y señalando la hora pronunciaba la enigmática frase que debió hacer eco por las calles solitarias de la capital.
Los incautos corrían pálidos hasta el Panteón Nacional, donde caían trémulos y con la lengua de corbata. Al otro día, la comidilla de la ciudad era contar que a fulano de tal le había salido el enano susodicho.
Nunca se supo qué pasó con este personaje. Lo cierto es que un día dejó de aparecer. Años más tarde, cuando la zona fue desarrollándose y llenándose de lugares de fiesta, contaban los rumberos "alegrones" que salían de madrugada tras las noches de farra, que veían por esa misma cuadra a un viejito algo fantasmagórico. De allí salió la famosa guaracha de Billo que rezaba "En la esquina de Las Gradillas sale un muerto, con la cara de viejo y la pata de palo". ¿Guardaría alguna relación éste con el "Enano de la Catedral"?
SONRISA MACABRA
Otro, quizá el más espantoso de todos, era El Conde, un aristócrata español que había vivido en la Misericordia, hoy Plaza Carabobo (muy cerca de la Fiscalía General de la República y del Liceo Andrés Bello, donde está la estación de Metro Parque Carabobo).
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Historias de Caracas
Misterio / SuspensoSe trata de toda una colección de las historias de la capital de Venezuela: Caracas. Este libro tendrá relatos históricos y también de terror