Día 4

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Las dos de la madrugada. Harry se movió en la silla. La luz de la habitación donde se encontraba Louis aun estaba en rojo. Esperó más y más. Dentro de una hora el doctor salió.

- ¿Ya puedo entrar? – preguntó Harry preocupado.

- ¿Es su hermano?

- No...

- ¿Su marido? – preguntó de nuevo el doctor. Eso hizo que a Harry le recorriera un escalofrío por la espalda-. ¿Louis es su esposo?-El corazón casi se le salió del pecho.

- No... - admitió al fin.

- ¿Algún familiar suyo?

- Soy su novio...

- En ese caso no le puedo dejar entrar. – el médico hizo de forma para irse.

- Por favor, necesito verlo, llamar a su padre, decirle que está bien. – le dijo al médico cogiéndolo del brazo. – Por favor. Póngase en mi lugar.

Él suspiró, mirando a Harry.

- Porque es tarde y estoy cansado... haré una excepción. Pero que sea la última ¿ok?

Harry asintió.

-No te preocupes que a Louis no lo vas a ver mucho más por aquí...

Giró el pomo temeroso y sin hacer ruido volvió a cerrar la puerta. Dio unos pasos hasta la habitación. Louis estaba tumbado en la cama, mirando por la ventana. Su piel bronceada parecía más blanca... tenía tubos que atravesaban su muñeca. Harry se acercó. El lo miró, girando la cabeza lentamente.

- Mi vida... - murmuró Harry. ¿Cuándo se había quedado sin voz? No le salían las palabras, y si hablaba mucho, se pondría a llorar.

Louis presionó los labios hacia adentro, aguantándose las ganas de llorar, aun que sus ojos, de un azul que parecían haber perdido su tonalidad y su brillo, se cubrían ya por una fina capa de agua salada.

- No llores por favor... - Harry se sentó a su lado y lo abrazó, besándole la cabeza. – Joder, no...

Louis empezó a sollozar, cogiéndose del jersey de Harry. Él le acarició el pelo... unos cuantos mechones de esa preciosa mata castaña quedaron caídos en las manos de Harry. Los escondió rápidamente.

- Me estoy muriendo... - murmuró Louis ahora ya destrozado completamente – Harry... solo me quedan doce días de vida...

- No, tú no te vas a morir... -  le cogió la cara por las mejillas – Si tú te mueres yo voy detrás de ti, Louis, ¿entiendes?

Le dio un tierno beso en la boca, moviendo los labios, rozando su lengua con la de el... saboreándola al máximo, por si algún día sucediera, por si algún día perdiera a Louis... otra vez. Pero esta vez, para siempre. Sería irreversible, y, entonces, sería también su fin... ¿no lo entendía? Él no podía vivir sin su pequeño. Louis lo abrazó, temblando.

- ¿Tienes frío? – dijo correspondiendo al abrazo y frotando los pálidos y débiles brazos de Louis.

- Si tiemblo... no es por el frío. – lo miró y le dedicó una tierna sonrisa. Harry moría por verlo sonreír así a cada rato – si no por las emociones que tus besos producen en mí. Si sigo vivo, es por ti... solo por ti... no podría seguir adelante... tu complementas todo lo que falta en mí...

Harry lo volvió a besar, pero esta vez sin poder contener las lagrimas. Louis se separó, a milímetros del rostro de Harry, rozó su nariz con la de él, completamente enamorado, sonriendo tiernamente. Le limpió las lágrimas, y casi tocando sus labios con los de él, le murmuró:

- ¿Estás llorando? – dejó ver su blanca sonrisa entre lágrimas también. – Nunca te he visto llorar...

- Porque nunca me ha pasado nada tan fuerte... - Harry rozó el labio inferior de Louis con su pulgar. – Y nunca nadie me ha importado tanto como tú.

Louis apoyó su frente contra la de él.

- Ni a mi... ahora mismo eres... - miró sus ojos, directamente – eres indescriptible. No me importaría morir si supiera que tú serás feliz de nuevo.

Harry sonrió y movió su mano, acariciando la cara de Louis, hasta la mejilla. La frotó con el mismo dedo pulgar.

- Lo sé... - suspiró y dejó que las lagrimas le inundaran de nuevo los ojos – El problema es que yo nunca seré feliz si tú te vas.

*****

- Mis padres no tiene por que saber de esto. – murmuró Louis terminando de quitarse la venda de la cabeza. – Dios, mi pelo... - cogió el resto de unos mechones castaños que habían caído en su regazo. – Vaya, puta mierda.

- Esa boquita. – dijo Harry encendiendo el coche – Y yo creo que tus padres si deberían saber de esto. Por algo son tus padres.

- No, ya tiene suficiente con todo lo que está pasando para que le diga que tendré que ir a quimio. – _Louis empezó a llorar de nuevo. – Joder, Harry, a quimioterapia, me quedaré sin pelo... - se cogió su pelo con las manos-. Mírame, estoy hecho un asco, puto tumor...-dijo algo molesto

- Louis, ya basta, no digas más palabrotas, esto no queda bien en ti.

- ¿Y qué más da? Por lo que me queda, ¿Qué más da todo? ¿No me estás oyendo? Aun no se qué vuelves a hacer conmigo, si doy asco.

Harry paró el coche en seco y se abalanzó a Louis, acorralándolo contra la puerta interna de su coche.

- No vuelvas a decir eso, ¿me oyes? Tú... tú eres perfecto. – beso sus labios, tan tiernamente que Louis pensó que iba a morir en aquel indescriptible beso. – Eres hermoso, ¿Es que a caso eres tú el que no me escucha? Te amo, te amaré siempre, pase lo que pase, estés como estés. Solo... solo tengo ojos para ti, Louis. – apartó una lagrima del parpado inferior de este.

Alguien pitó. Una carcajada de Louis resonó con alegría en el interior de la mente de Harry.
Eso hizo que él también sonriera.

- Será mejor que emprendas otra vez, hay alguien molestó allí a fuera.

- Que se esperen. – Harry volvió a besar a Louis. El lo apartó.

- Venga...

Harry se sentó de nuevo a su asiento, de mala gana.

Día a día {Larry Stylinson}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora