Día a día {Larry Stylinson}

Día 10

-¿Puedo ya? – preguntó Louis, divertido

- No, aun no. – Harry lo guiaba, con las manos en su cintura. – cuidado, hay unas escaleras...

Louis casi se tropieza.

- Cuidado, te dije.

- Tonto. – masculló Louis haciendo puchero. – si me dejaras caminar sin los ojos vendados, me sería más fácil ¿sabes?

Harry rió. Louis sintió alboroto.

- ¿Dónde estamos? – dijo el, ya algo agobiado.

- Ahora lo verás.

Harry quitó la venda que tapaba sus ojos.

- ¿Una feria? – pregunto Louis haciendo una mueca. - ¿Y no podríamos haber venido normal?

- Es que esto aún no es la sorpresa. – Harry le enseñó la lengua, gracioso.

- ¿Entonces? ¿Qué esperamos? – frunció el ceño. De repente, esos ojos azules se perdieron, detrás del hombro de Harry. - ¡Ohhh! ¡Yo quiero!

Fue corriendo a la paradita de algodón de azúcar. Sacó su billetera y compró uno que tapaba por completo su cara.

- ¿Todo eso vas a comerte?

- No, tú me vas a ayudar. Sé que adoras el algodón de azúcar. – Cogió un trozó y se lo alcanzó a Harry, él se manchó la nariz. Los dos rieron.

- Venga, ven. – le cogió de la mano y se lo llevó hasta cerca de la noria.

- Hola Harry. – saludó el hombre que cobraba las entradas. – te esperaba.

- Gracias, Jack. – Louis los miró alternativamente, algo extrañado. – Vamos, amor, sube.

Harry empujó a Louis con prisas hacia una cabina. Ese tal Jack les cerró la puerta con seguridad.

- Disfruten del viaje

Harry le guiñó un ojo.

- ¿Qué pasa Harry? – preguntó Louis frunciendo el ceño.

- No lo sé. – Harry se encogió de hombros. – solo disfruta de la vista. – le sonrió e inclinó la cabeza.

Louis vio que estaban llegando a lo alto de la noria.

Harry se sentó al lado de su novio. Cogió un trozo de algodón de azúcar y se lo metió en la boca. Cogió la cara del oji-azul por el mentón y lo provocó a que lo ayudara con ese enorme trozo que aguantaba con los dientes. Louis sonrió y cogió de la otra punta, hasta llegar a los dulce labios del rizado.

- Esta es mi sorpresa... - susurró Harry.

- ¿Sí? ¿No me digas? – contestó Louis irónico.

Harry asintió.

- Solo que tendrás que mirar por la ventanilla para verla.

La noria se paró. La cabina se balanceó un poco. Louis miró. Se veía la espléndida ciudad de Londres a lo lejos, oscura. Y un mantel oscuro en el cielo, precioso. Con miles de estrellas y ahora, media luna. De repente, algo en lo lejos. Una bengala, subía, recorriendo todo ese cielo teñido de un azul marino. Detrás, sentía la sonrisa de Harry. El petardo explotó. Pareció el más precioso del mundo, un instante, que duró eterno. La sonrisa de Louis que se agrandaba. Y ese brillo en los ojos de pura ilusión. Y ahora el cielo, también iluminado con unas simples pero sentidas letras 'Por siempre tu y yo.'