Día 8

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Louis despertó, de nuevo en su cama. No recordaba nada, y a la vez, recordaba todo.
Su boca aún tenía el gusto de mar salado... mezclado con el gusto a la piel de Harry. Era increíble, se sentía bien, francamente, de maravilla. Y parecía que lo llevara, en lo alto, en un cartel, gravado en su frente: Ha sido la noche más espectacular de mi vida. He hecho el amor... con él.

- ¿Louis? – la voz de Mark sonó al otro lado de la puerta.

- ¿Sí? – preguntó el, aun mirándose en el espejo. Estaba despeinado. Pero se sentía diferente, se sentía más feliz. Llevaba el pijama, pero aún se sentía desnudo, ante Harry.

- ¿Puedo pasar? – Preguntó Mark.

- Claro.

- ¿Cómo estás? – dijo su padre cerrando la puerta tras él. – Hace tiempo que no hablamos... últimamente la pasas mucho con Harry.

- ¿Algún problema? – masculló Louis –. Creo que es el único que me da el apoyo que necesito. – hizo una mueca y cogió ropa para irse a duchar. Aun que aun dudaba, si ducharse o quedarse impregnado de las sensaciones de ayer. - ¿Tienes algo que decirme? Porque creo que a las once hay que ir a la jodida quimio. – gruñó.

- Hijo... sé que esto es difícil para ti.

- ¡No! No empieces con que, hay pobre Louis,debe estar pasándolas mal. Yo tengo lo que me merezco, y voy a afrontarlo. Solo o acompañado. He aprendido a ser fuerte, y así seguiré siendo, hasta que me muera, dentro de ocho días más o dentro de dos años o de los que haga falta. Y paso ya de dar pena. – dijo con un rintintín algo amargado. –Sigo con mi jodida vida durante estos días que me quedan. Si te gusta bien, si no también. Yo de ti aprovecharía los últimos momentos que te quedan de pasar conmigo.

Mark lo miró entristecido.

- Lo siento papá... - se arrepintió durante dos segundos – no quería decir eso último...

- No, no, Louis. – Él negó con la cabeza y tiró hacia atrás alguno de sus mechones castaños y lacios – tienes razón, hijo... - se acercó y lo abrazó. – después de la quimio, si no estás muy cansado, pasaremos el día juntos. ¿Te parece?

- Perfecto. – sonrió Louis. – Voy a ducharme. – le dio un beso en la mejilla.

Mark asintió y se dirigió hacia la puerta de la habitación de su hijo, para salir.

- Ah, y papá... - dijo Louis antes de entrar en su cuarto de baño.

- Dime.

- Te quiero.

Y sin esperar respuesta, se encerró en el baño. Con seguro. Como solía hacer. Sin saber que había dejado a Mark con una tierna sonrisa en la boca. Y con un par de lágrimas suspendidas por unas cortas pestañas.

Para Mark Louis era su vida entera, no le parecía real el cariño que le tenía, que aunque no era su hijo lo amaba como tal.
Aún recordaba aquel día que Louis llego llorando, todo golpeado, simplemente destrozado, en ese momento se dio cuenta de cuanto lo quería, desde ese día prometió cuidarlo siempre y no dejar que nada no nadie lo dañara pero había fallado, era una culpa con la que cargaba a pesar de que el no era responsable de lo que le pasaba a su hijo .
Finalmente volvió a la realidad y salió de la habitación de Louis explotando de felicidad. 

Día a día {Larry Stylinson}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora