Capítulo 12

109K 6.7K 2.5K
                                    



Capítulo 12



Adrien


Adrien no había salido de su casa por un mes, siquiera había visto su secretaria. Pero ahora estaba sentado en la mesa de Marinette, frente a su madre, quien lo miraba con sus típicos ojos rasgados. La observó, por la mirada de la mujer, supo que estaba en un estado peor al que se imaginaba.

—Eres parecido a él —le dijo con una leve sonrisa. Los labios de la madre de Marinette eran sofisticados, como cada uno de sus movimientos—. Quizás, demasiado...

La adolescente se sentó frente a Adrien y le acercó una taza de té junto con unas delicias de la confitería familiar. El chico tomó de a sorbos y apoyó la palma de su mano en su mentón.

—¿Por qué luego de todo lo que sucedió ustedes, tú y mi padre, no estuvieron juntos? —le preguntó. Tenía los párpados caídos, su rostro no demostraba ninguna expresión.

La madre de Marinette, Sabine Cheng, miraba al joven con cariño. Jugueteó por un momento con sus manos antes de responder.

—Tuvimos ciertas... Diferencias luego de eso —le confesó y lo miró alegre al ver que tras probar las delicias de su confitería, Adrien había recuperado el color en su rostro. Revolvió el té con la cuchara—. Incluso ahora que lo pienso... —miró a Marinette—. No me arrepiento que todo sucediera de esa forma. Tengo una hija hermosa, un buen esposo... Adrien, tu padre los quería mucho... A ti y a tu madre, pero hicimos un trato y prometimos no contarle nada a ustedes dos.

—Ya veo...

—¿Estás comiendo bien, Adrien? ¿Necesitas algo? ¿Te sientes solo? ¿Quieres que te prepare comida? —comenzó a preguntarle Sabine, preocupada. El chico rió.

—Estoy bien, no te preocupes.

Adrien observó a Marinette, la veía inquieta. La chica no paraba de darle golpetazos al suelo con sus pies, y se balanceaba en la silla de un lado al otro. Cada vez que su madre hablaba, tomaba té y apartaba la mirada.

—Así que ustedes dos... —comentó tomando un sorbo de su té para ocultar su traviesa sonrisa.

—Mamá —la reprochó Marinette antes de que Sabine pudiese decir algo.

—¿Qué? Si no he dicho nada aún.

—«Aún...» —repitió.

Un hombre robusto entró a la sala, se trataba de Tom, el padre de la joven. Adrien y él intercambiaron miradas que por un momento, daban la sensación de que todo terminaría mal. Sin embargo, el sujeto corpulento se acercó hasta el chico y lo abrazó tan fuerte que hasta lo había despegado del suelo.

—Qué gusto conocerte, Adrien —dijo. Sus mejillas regordetas se habían tornado coloradas.

—U-un gusto conocerlo, señor —respondió Adrien, el abrazo del hombre lo estaba asfixiando. Cuando el adulto se dio cuenta, lo bajó.

—Lo siento. ¡Olvida las formalidades! Mi nombre es Tom.

—¿¡Papá, no deberías estar trabajando!? —exclamó nerviosa Marinette abandonando su silla y empujando a su padre hasta la puerta.

¿Quién eres tú? Miraculous LadybugDonde viven las historias. Descúbrelo ahora