—¡Apúrate!
—¡Sería más rápida si dejas de gritarme!—Le grité en un susurro a Dylan—. Ahora hazme el favor de seguir vigilando.
Yo seguía tratando de encontrar la llave, la cual me permitiría abrir la puerta del cuarto de servicio.
—¡Mierda! Son miles de llaves...—Pero al fin una entró limpiamente y pude abrir la cerradura.
Dylan y yo entramos y cerramos rápidamente la puerta a nuestras espaldas. Y luego dimos un gran suspiro. Dejé la mochila que contenía los materiales en el suelo y comencé a buscar la entrada al conducto de la ventilación.
—Ayúdame a subir.—Dije a Dylan. Este juntó sus manos en las que apoye mi pie y me impulsé hacia arriba.
—Linda vista.—Mire hacia abajo para encontrar a Dylan mirando debajo de mi falda sin vergüenza.
—Cállate y pásame la mochila.
Él lo hizo, mientras yo abría la rendija y colocaba la mochila para luego volver a cerrarla. Asentí satisfecha y bajé de un salto.
—Todo list...—No alcancé a terminar que una sombra se acercaba. Dylan tomó mi mano y me acorraló contra la pared poniendo su dedo índice en sus labios.
Se escuchaban voces, era el director con algún profesor o tal vez el mismísimo conserje. Estábamos resignados a ser atrapados cuando milagrosamente lo único que hicieron las voces y las sombras fueron alejarse.
–Estuvo cerca, Charlie.–Dylan siguió mirando la puerta pero luego dirigió sus ojos hacia mí.
Sus brazos estaban en mi cintura, nuestros cuerpos pegados y nuestros rostros solo a centímetros. Nos miramos. El tiempo parecía detenerse. Sus ojos mieles parecían pedirme permiso de alguna manera. A lo que lo único que pude hacer fue acercarme más lentamente; hasta quedar a un centímetro. La tensión crecía y no podía distinguir ningún ruido exterior más que el de mi respiración.
Nos besamos, nuestros labios se rozaban lentamente; sin prisa. Saboreábamos nuestro sabor juntos. Sin intenciones más que las de besarnos. Sin despegarnos; como si uno estaría ahogándose y el otro fuera oxígeno. Las manos de Dylan no fueron mal intencionadas; solo las llevó a mi rostro para acercarme más al él. Como si quisiéramos fundirnos el uno con el otro. Yo enredé mis manos en su cabello y lo atraje más hacia mí; si eso era posible.
La campana sonó. Era cuestión de segundos que los alumnos salgan de sus salones y se dispersaran por los pasillos. Tuvimos que separar nuestros labios, pero yo dirigí los míos a su oído.
—Me encantas, Dylan Bradley. Me encantas.—Susurré suavemente para luego volver a mirarlo.
—Y tú, Charlotte Taylor Sheridan, me traes loco.—Terminó diciéndolo mientras daba un beso en mi cuello. Yo di una pequeña risa.—Tenemos que irnos, Dylan.
Luego de separarnos, corroboramos que todo estuviera en orden y salimos de la habitación como si nada hubiese pasado.
***
—¡Ey! Me sorprende que esto no sea repugnante.—Dije divertida mientras comía mi pizza en la cafetería sentada con Emily. Ella apenas sonrió—. Ey, ¿qué pasa? ¿estás bien?
Emily enredó nerviosamente un mechón de su cabello y miró hacia abajo unos segundos.
–¿Te gusta Bradley?—Preguntó de pronto. Yo fruncí mi ceño y dejé mi pizza en mi plato.
—¿Qué quieres decir?
—Sé que tienen algo, ¿son novios?
—No.—Contesté sientiendome confundida e intrigada. ¿Por qué me preguntaba estas cosas?— No somos novios. ¿Por qué?
—Sé que tienen algo, sea lo que sea.
—¿Cuál es el problema?—Pregunté. Estas preguntas no me gustaban para nada.
—Creo que tendrías que alejarte. Sé que no tendría que opinar, pero sería mejor que dejes de verlo, saldrás lastimada.—Emily seguía nerviosa y apenas me miraba a los ojos.
—Creo que tienes razón, no tendrías que opinar.—Solté bruscamente. No quise parece tan mala pero las palabras habían salido solas.
—Tienes razón, Charlie. Sólo...olvídalo. Olvida que dije algo.—Y con esto por último, sólo seguimos comiendo.
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Mi Error Favorito
Fiksi RemajaCuando Dylan Bradley apostó que el nuevo estudiante Taylor, sería un chico, se llevará la sorpresa de que estaba equivocado. Charlotte Taylor Sheridan no es solo una chica nueva en el instituto privado, en el que su infame hermanastro asiste. Para...