Cuando al fin sonó la sirena que anunciaba el final de las clases y de aquel estúpido e inútil día, me colgué la mochila al hombro con los dientes rechinándome de la desesperación. Mi vida ya era un rompecabezas, no necesitaba otra estúpida dificultad más, gracias. Cailin me miró extrañada y pasó su brazo por mis hombros.
-¿Resolviste el problema de Alisa con Nathaniel?-Me preguntó mientras salíamos de clase, suspiré y negué con la cabeza.
-Sí, eso está solucionado, el problema es que la perra de Chloe está como una lapa con Nathaniel, me ha amenazado con robármelo.
Cailin gruñó.
-Esa maldita... hace años que muero por partirla esa cara tan falsa que tiene.
-Yo la acabo de conocer y tengo la misma sensación.
Cuando salimos al pasillo nos encontramos con Dar y Christian, ambos estaban hablando y desde luego no parecían muy contentos. No hacía falta tener un master en psicología para percatarse de que el problema era, como no, Chloe. No acercamos a ellos mientras Christian le daba un puñetazo a la taquilla, al verme gruñó.
-Malas noticias gatita.
-¿Tienen que ver con Chloe?
Christian y Dar asintieron.
-¿Tiene que ver con Nathaniel?
Asintieron de nuevo, esta vez acompañados de un "aha"
-Entonces será que era maldita perra ha estado ligando con mi novio durante las clases ¿No es así? No me bastaba con tener a una perrita detrás de Nathaniel, tenía que venir otra.-Gruñí cruzándome de brazos.
-No te preocupes.-Dijo Dar entonces.-Nathaniel no parecía para nada interesado en ninguna de las dos, básicamente se ha pasado todas las clases ignorándolas.
Le pegué una patada a una lata de Coca Cola tirada en el suelo y resoplé. Lo mejor sería que dejase de pensar en aquel estúpido delegado y en las dos arpías que lo seguían, en ese momento mi teléfono móvil vibró en mi bolsillo.
-¿Si?
-Kat cariño, ven a casa corriendo, ha ocurrido algo y debemos ir al hospital.-Era la voz de mi tía la que se escuchaba tras el teléfono, y por primera vez en todo el tiempo que la conocía la escuché preocupada, me empezaron a sudar las manos y en mi mente se formaron millones de conjeturas e ideas locas sobre lo que habría pasado.
-¿Qué ha pasado? ¿Tú estás bien?
-¿Qué pasa?-Preguntó Dar con la preocupación plasmada en el rostro, me puso una mano en el hombro.
-Si Kat, yo estoy bien. No soy yo la que tiene problemas, es tu madre.
Mis manos pasaron del sudor al temblor. ¿Mi madre?¿Que le había pasado a mi madre? Había tantas posibilidades y todas parecían tan atroces. ¿La habría apuñalado un pandilleto? ¿Estaría en coma etílico?¿No había pagado alguna deuda? Abrí y cerré la boca tratando de decir algo. Quise preguntar, pero no tuve el valor de hacerlo.
-Está bien, voy para allá.-Colgué el teléfono y me tapé la cara con las manos. Joder, joder, no hablaba con ella desde hacía casi un año y la primea noticia suya que me llegaba era que estaba hospitalizada, sin poder reprimirme le pegué un puñetazo a la pared y me mordí el labio con fuerza, soltando una retahíla de maldiciones, cuando Dar me preguntó de nuevo que sucedía me pasé la mano por el rostro.
-Me ha surgido un problema, tengo que marcharme, lo siento Darren, tengo que irme.
-Espera Kat...-Pero no le dio tiempo a decir más, ya que salí escopetada calle abajo, esquivando tanto viejas como gatos. Cuando llegué a casa mi tía estaba en la puerta esperanzo con su coche ostentoso y hortera ya arrancado y me hizo una seña para que subiere. El hospital en el que se encontraba mi madre estaba a casi media hora de donde nos encontrábamos, así que aquella media hora me la pasé frotando mis nudillos doloridos y siendo devorada por los nervios mientras mi tía se decía más a si misma que a mi, que todo estaba bien. Cuando al fin llegamos al pequeño hospital público donde estaba interna mi madre las manos me temblaban tanto que apenas pude desabrocharme le cinturón. Mi tía me las agarró y me miró con la sonrisa más forzada que jamás había visto. Entramos juntas en el hospital y mi tía preguntó por mi madre.

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Infierno Celestial
RomanceKat, revelde y peligrosa con un oscuro pasado y un presente tercermundista. Nathaniel, delegado principal y estudiante modelo. Una convinación explosiva que comienza cuando Katerina se translada de los suburbios a las afueras de Londres a un barrio...