Es confuso cuando deseas algo que alguna vez tuviste y perdiste, es confuso desearlo de nuevo. Porque no importa con qué fuerza lo desees, sabes que no puedes volver a ello. No puedes volver a esos sentimientos, esas emociones y esos momentos llenos de infinidad.
No puedes volver a sentir esa llenura, ese sentimiento de ser infinito que sentiste antes. Porque, aunque los momentos se conviertan en recuerdos que se repiten constantemente en tu mente y estos se vuelven infinitos, no puedes volver a vivirlos. No importa cuanto lo desees, con que fuerza ni con qué fervor. Nunca serán lo mismo. Ni siquiera si consigues regresar a las mismas situaciones y rodearte de las mismas personas.
Ni siquiera así puedes volver a aquello que antes tenías. Porque, aunque vuelvas a vivir el momento, las cosas y los sentimientos que vinieron después te cambiaron a ti y a los demás. Y ya no son los mismos, se cayeron, se levantaron y aprendieron algo. Y su carácter se moldeo y cambio de acuerdo a la situación que vivían.
El tema de desear algo, de querer volver a aquel punto de estabilidad es que entre más lo desees más lo idealizas y cuando lo tienen justo frente a ti te das cuenta que no es lo que deseabas. Que lo que deseabas era ese antiguo Tú que encontraba satisfacción y estabilidad en esa situación. Pero que el Tú presente, tras haber tropezado, caído y aprendido del error, no está dispuesto a repetir. Y ya no haya la satisfacción y la estabilidad que antes te proporcionaba la situación o las personas. Así mismo, deseamos retornar a esos viejos deseos y esas viejas costumbres por miedo a no ser lo suficiente como para lidiar con lo que viene.
Las personas estamos acostumbradas a simplemente ser, y dejar que ese ser sea moldeado y formado por la situación que se presenta y el momento que nos rodea. Nos dejamos modificar por sentimientos y emociones que nos permiten un punto de estabilidad y tranquilidad que nos dan una comodidad. Nos acostumbramos a zonas de confort. Zonas que no siempre son sanas y que, si nuestro pensamiento no evoluciona y nuestros sentimientos no maduran, se convierten en un circulo vicioso de estancamiento. Y es entonces cuando comenzamos a desear volver al momento previo a ese en el que nos encontramos atascados.
Queremos enmendar errores y reparar heridas que preferimos dejar abiertas para avanzar, y que ahora nos preocupan. Ahora que las situaciones han pasado de incómodas a olvidadas y que las personas han suturado sus propias heridas, heridas causadas por nosotros. Nos encontramos a nosotros mismos deseando ser redentores de las personas a las que lastimamos, deseando liberarlas de los demonios y las inseguridades que arraigamos en ellos. Por pura ignorancia del poder que podemos llegar a ejercer sobre otro ser vivo.
Mientras estamos viviendo con ese deseo interno de retornar a aquello que alguna ves tuvimos y perdimos, la vida sigue corriendo y sigue mostrándote cosas nuevas. Y es cuando un nuevo momento de infinidad, un nuevo momento de impacto, aparece en tu vida que te das cuenta que lo que has estado deseando desesperadamente no es lo que en realidad necesitabas ni mucho menos deseabas. Era solo esa sensación de pertenencia y seguridad lo que buscabas.
Y es en ese momento en el que dejas que los recuerdos se escurran de tu mente y se almacenen en tu memoria y dejen de ser esa realidad alterna en la que dejabas a tu mente divagar. Es entonces cuando encuentras la paz en tu presente y dejas los recuerdos ser lo que son. Memorias de buenos momentos que nunca regresarán, pero que siempre estarán presentes.
"And i can't go back to this. To her.
To what we used to have. It's black and burn.
My God, this is sad. And it'll only make it worse.
If we bring it back."
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Dientes de León.
PoetryDe cosas que no tienen sentido. O si. No se. De cosas frágiles. Como los dientes de león.