Se supone que ya no te escriba. Porque ya no te quiero. Al menos, no de esa forma.
Pero qué te puedo decir. Si no quieres escuchar a nadie. Ya ni siquiera actuas como si quisieras emborracharte y follar.
Actuas como... ni siquiera se con qué compararte. Es como si estuvieras vacio. Y tengo miedo. Porque soy la unica que realmente entiende esa mente oscura tuya. Pero me estoy perdiendo entre ese laberinto que estas formando.
Ya no sé si eres el tú de antes. Dulce, gracioso y poeticamente melancolico. O el tú que es un cabronazo de primera y solo piensa en fiestas. Esto es distinto. Y acojona, S. Acojona mucho.
Porque no sé cómo hablarte. No sé cómo decirte que te estas ahogando solo porque no quieres sujetar el flotador.
S, ¿qué esta pasando contigo, pequeño? Es como ver una nuez hueca intentando sentir.
Dejame entrar, Sid. Que te estas creyendo tu propia mentira y vas a acabar destruyendonos a ambos.
Porque, cariño, puede que ya no este enamorada de ti. Pero fuiste mi amigo antes que todo. Y te qui[ero]se con todo mi ser desde el primer momento.
Pequeño, sé cuantas heridas tienes por dentro. Conozco cada uno de tus miedos. Y puedo ver el dolor, la tristeza y la impotencia en tus ojos cafes. Dejame entrar, S. Que ya no somos críos jugando a ser adultos. Somos chicos intentando vivir. Y quiero ver a mi mejor amigo vivir la vida que se merece, no a la que se resigne.
Con amor,
K.
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Dientes de León.
PoesíaDe cosas que no tienen sentido. O si. No se. De cosas frágiles. Como los dientes de león.