Porque eres escritor.

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Todos tenemos un motivo para escribir.

Para desahogarnos, para dejar volar la imaginación, para reinventarnos a nosotros mismos en mundos diferentes con vidas diferentes, para dejar de existir, para dejar de ser.

Llega un punto en el que, cuando escribes para otras personas, deja de funcionar de esa forma. Dejas de sentir  la tranquilidad y la emoción que te inundaba crear un personaje, darle vida y originalidad a un mundo. Deja de ayudarte a desaparecer de la realidad y sumergirte en un mundo de posibilidades.

Porque las personas quieren más, porque la vida te pone obstáculo tras obstáculo tras obstáculo. Porque ya no puedes más, porque te encuentras a ti mismos aguantando la respiración para que una simple oración te salga bien. Porque cuando tus demonios ya no se acallan con palabras, cuando ya no puedes mantenerlos dentro de ti. Todo se viene abajo.

Y entonces escribir es un suplicio, entonces hacer cualquier cosa es un suplicio. Y pierdes tu historia. Pierdes tus mundos, tus personajes  y tus emociones. Pierdes el tacto al escribir, y pierde el sentido hacerlo.

Muchas veces los problemas exteriores nos tumban. Derrumban  las paredes de nuestras historias y nos dejan en medio de los escombros. Desorientados y tratando de poner todas las piezas juntas. Y no queremos ayuda. No queremos que nadie vea qué tan rotos estamos por dentro. No queremos que nadie note que ya perdimos al personaje. Que extraviamos el mundo, y que perdimos nuestra originalidad. 

Pero, debemos aprender a ser como el Fénix. A renacer de nuestras cenizas. Aprender a colocar todas las piezas juntas porque es el único modo de reconstruir nuestra historia.

Cuando dejamos de ser, cuando nuestras fuerzas no den abasto y nuestra alma se haya quedado sin nada que plasmar en una hoja en blanco. Ahí es cuando debemos detenernos.

Debemos echarle una mirada hacia el camino que trazamos, debemos mirar donde estamos y mantener la vista fija hacia dónde queremos estar.

Sí, no es fácil. Lo sé. Y duele. También lo sé. Pero, hey, nadie dijo que sería fácil ser un escritor.

Con todos esos pensamientos zumbándote en la cabeza, con todas esas ideas pasando demasiado veloces como para siquiera rozarlas.

No todo esta perdido cuando crees que lo esta. A veces, solo tienes que cerrar los ojos y concentrarte un poco más. Tomar una calada de aire y mantener la mente abierta.  Todo tiene solución. ¿El problema son los estudios? Pues consigue una forma de sacarlos adelante. Amigos, profesores, padres, tutores. Gente dispuesta a poner su granito de arena. ¿Tus demonios están consumiéndote? Pues no los dejes. No te calles el cómo te sientes. Escríbelo en una hoja y quémalo, háblalo con alguien cercano y de tu confianza. Tratar de callar los demonios por ti mismo es como intentar tapar el sol con un dedo. Todo, absolutamente todo, tiene una solución. A veces, solo hay que enfocarse menos en el problema y más en la solución.

Esta en nuestra naturaleza enfocarnos en el problema. Vernos vencidos antes de tiempo. Pero, todos podemos. Si unos pueden sacarlo adelante con los mismos, o incluso mayores, problemas. ¿Porque nosotros no?

Todo esta como lo manejes. Porque eres un escritor. Y esa es un arma que debes utilizar muy bien.

Dedicado a chicodebrooklyn
Él sabe porqué.

Tat. 💕

Dientes de León.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora