Capítulo 2

45 7 4
                                    

*Importante leer nota al final* c:

Estas van a ser las siete horas más largas de mi vida, solo espero que todo salga bien con mi papá. ¿Cómo será?, ¿tendrá otra familia? Que idiota, obvio sí. ¿Tendrá otros hijos?, ¿me querrá?, ¿siquiera se acordará de mí?, ¿y qué si no está enterado de mi llegada?, ¿qué voy a hacer entonces? Ni siquiera sé en qué instituto voy a ir ahora. No creo que alguien aparte de mis amigos se dé cuenta de que me fui, quiero decir en Dulwich College los alumnos no se preocupan de nada más aparte de ellos mismos y de sus amigos, ahí todo es un estatus social, no soy de las más populares, pero tampoco soy de las invisibles, digamos que soy de los normales, o sea, ni muy popular, ni muy invisible, soy reconocida gracias a que estaba en el equipo de porristas con Franccesca, pero no éramos de las típicas rubias plásticas sin corazón, sólo éramos nosotras mismas.

Apenas llevo una hora de viaje y ya me estoy muriendo de aburrimiento, estoy escuchando G.U.Y. de Lady Gaga, lo sé, muy rara, pero vamos, es Gaga, creo que al paso que vamos voy a terminar escuchando toda su discografía completa. Desgraciadamente no hay nadie sentado junto a mí, soy la única en esta fila, no entiendo por qué.

-Disculpe señorita- le digo a una azafata que pasa junto a mí.

-Sí, ¿en qué la puedo ayudar?- me dice con, tal vez, la sonrisa más falsa que he visto en toda mi vida.

-Quisiera saber por qué no están ocupados los asientos de mi fila- le digo confundida.

-Ah- dice ensanchando más su sonrisa haciendo parecer que se le va a partir la cara en dos –Lo que pasa es que están pagados- me dice con desprecio en su voz. ¿Y a esta qué le pasa?

-Ah- digo –Gracias.

-No hay de qué, ¿necesita algo más?- Me dice aburrida.

-¿Me podría por favor traer una botella de agua?- Le digo.

-Claro- y con eso se da media vuelta lista para irse.

-¡Espere!- le digo con voz más fuerte, ya que se iba alejando, se voltea y me ve expectante.

-¿Si?- responde son cierto fastidio en su voz.

-¿Me podría traer unas palomitas de maíz dulces, por favor?- le digo con una sonrisa inocente.

-Con gusto- me dice –Niña consentida- susurra, pero la logro escuchar.

-Mira, si no te gusta tu trabaja consíguete otro en donde no seas maleducada- le digo con molestia y poniendo los ojos en blanco.

-A ti qué te importa si me gusta mi trabajo o no- espeta, y con eso da media vuelta y se aleja echando humo por las orejas. Sonrío victoriosa, ya que sé que tengo razón. Al cabo de unos minutos llega otra azafata con mi botella de agua y mi bolsa de palomitas de maíz dulces y me las entrega con una sonrisa sincera.

-Gracias- le digo con una sonrisa en mis labios.

-No hay de qué linda, te pido una disculpa si mi compañera le dio un mal trato, disfrute su vuelo- me dice apenada.

-No se preocupe... Katherine- le respondo leyendo la placa con su nombre –Gracias.

-De nada, si quieres algo sólo me llamas, ¿sí?- Me dice, a lo que asiento con la cabeza, me guiña un ojo y se va por donde vino. Como mis palomitas y tomo mi agua, cuando termino miro la hora y veo que me lleve una hora comiendo.

-Disculpe señorita- me dice Katherine con una mirada apenada.

-Sí, ¿qué sucede?- le pregunto confundida.

QuédateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora