Capítulo 21. Kax ataca.

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Lucas terminó de vestirse con la holgada ropa que le fue proporcionada por los hombres de la gobernadora del campo de refugiados, aquellas prendas eran unas tallas más grandes de la suya y parecía que pertenecieron a un hombre de complexión ancha, no le quedó más remedio que aceptarlas.

Cuando arribaron a las costas de Israel, una comitiva conformada por múltiples personas provenientes del campo, los estaban esperando pacientemente en un puerto. Antes de siquiera descansar un segundo, la gobernadora, que desconocía los motivos que los condujeron a su pacifica nación, obligó a los miembros de Los Cazadores aceptar sus descabelladas exigencias. Sólo eran dos: que todas las armas que portaran serian inmediatamente decomisadas y devueltas antes de su partida; y que tendrían que vestir de civil, ya que aquel territorio era neutral en lo que a la guerra respecta. Posteriormente, fueron guiados al interior de la ciudad, tras una breve charla con los tripulantes de las corbetas, que se dedicarían plenamente a una misión de búsqueda y rescate de los sobrevivientes de la 6° División, así como los cuerpos que pudieran recuperarse del mar.

La comitiva guió a Lucas y a los demás dentro de la urbe, llevándolos por amplias calzadas repletas de gente de diversas nacionalidades, que los veían descaradamente, como si fueran un espectáculo interesante al cual asistían. El asistente personal de la gobernadora los condujo a través de la muchedumbre hasta que llegaron al edificio principal, donde se tomaban decisiones de toda índole con respecto a la metrópoli, así como los aposentos de la dirigente y sus lacayos. Cada uno de los sobrevivientes de la batalla del Mediterráneo fue trasladado a diferentes habitaciones de la construcción.

Dando una leve cabezada para aclararse su mente y alejar los recuerdos de hace una hora o menos, paseó la vista por la habitación en la que se encontraba. Una cama adornaba aquel pequeño aposento, con una cabecera metálica gris oscuro; una ventana rectangular permitía ver el exterior, junto con las personas que transitaban por ahí, haciendo lo que tuvieran que hacer. Unos toques resonaron dentro del cuarto, avisando de que alguien quería hablar con Lucas

El teniente abrió la puerta con prontitud, deseando que aclararan todas las dudas que mantenían su cabeza dentro de un interminable giro caótico y sin sentido. Un hombre joven apareció frente a él, exteriorizando una leve sonrisa al verlo. Destacaba su barba negra acompañada de su bigote del mismo color, uniéndose intrínsecamente sin lograr percatarse dónde iniciaba y dónde terminaba. Vestido con ropas de colores llamativos, llevaba una insignia con la bandera israelí y la palestina entrelazada, que rezaba: Región Autónoma de Israel. Aquel hombre extendió una mano.

— Señor Varzzen, es un placer conocerle. Soy Nasser, la mano derecha de la dirigente Vivas, la mujer a cargo de esta región —Lucas estrechó la mano de Nasser, dándole un firme apretón—. Bienvenido a Nueva Jerusalén.

— Lo mismo digo, señor Nasser —murmuró, sintiéndose extrañado de que alguien le llamara señor y no por su rango militar—. ¿Nueva Jerusalén? Nunca había oído hablar de ese nombre.

— Es comprensible, señor Varzzen, Nueva Jerusalén fue fundada 25 años después de establecerse este campo de refugiados tras iniciarse la conflagración de hace 79 años. Está asentada en el territorio de lo que antes se conocía como la ciudad de Haifa.

— Haifa...

— Como ha de saber, Israel es una región autónoma e independiente, albergando a miles de personas que han huido de sus países de origen para lograr establecerse en un sitio seguro, ajeno a la guerra, donde no saldrían perjudicados del interminable conflicto actual— finalizó, echándole una mirada acusatoria a Lucas, como si él fuera el responsable de que la guerra continuará.

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