¡E-ESPERA!

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Blaze's POV:

Y... llegó el lunes.

Nada fuera de lo normal. Me levanté como siempre. Me alisté como siempre. Caminé como siempre al comedor. Comí como siempre. Regresé como siempre. Leí como siempre mi horario y, refunfuñando como siempre, me dirigí con mi paso de siempre hacia nuestra aula magna. Y, como siempre, me quedé sola por un rato.

Como siempre, incómoda, resolví esperar afuera a que empezara la reunión y, de paso revisar mi celular. Justo cuando salí de la sala, tres maestros se pusieron al frente del auditorio y comenzaron a dar sus aburridos discursos.

Malhumorada, como siempre, regresé a mi sitio. Escuché a los maestros hablar y no les presté demasiada atención hasta escuchar algo acerca de las listas de las categorías.

Oí atentamente centenas de nombres que en mi vida había escuchado solo para enterarme de que no estaba en la zona amarilla, sino en la roja.

—Ahora, ¡vayan a sus clases! —exclamó entusiasmada Ms. Lavroe, una maestra con las púas marrones y muy muy cortas.

Los pasillos, hermosos como siempre, se veían más estrechos que antes. Era extraño como el infierno.

—¡E-ESPERA! —una cálida voz extrañamente reconocible se acercaba detrás mío.

Al voltear, me extrañé mucho al ver al chico de ojos bonitos y banda roja en el brazo.

—D-Disculpa —parecía haber corrido una larga distancia para alcanzarme—. ¿T-Tú eres Blaze The Cat?

—¿Por qué debería responderte? —pregunté, seria.

—Porque yo soy Silver The Hedgehog, y creo que somos compañeros de estudio.

«Triplemente rayos.»

—Pues, sí. Yo soy Blaze The Cat.

—Me alegra encontrarte. Te estaba buscando desde el sábado en la noche.

—¡Pero si ni siquiera sabías que existía el sábado en la noche!

—Sí, sí sabía. También sabía tu nombre, pero no estaba muy seguro si eras tú verdaderamente o no.

No prestaba atención hacia adónde me dirigía. Tampoco me importaba, la verdad. Estaba más preocupada analizando las incoherencias de Silver The Hedgehog.

—Nunca hubiera pensado conocerte de esa forma.

Sonreí por pura cortesía. La conversación era más incómoda de lo que creen, tensando un hilo que sólo yo parecía sentir.

De alguna forma, habíamos llegado a un aula bastante clásica con respecto a las expectativas que tenía. El profesor nos sonrió. Era la clase de matemática.

«¡SÁLVENME!»

Nada fuera de lo común, de nuevo. Un profesor común, con una caligrafía de profesor común, es decir, no se entendía ni pan con Nutella, con una voz común, resolviendo ejercicios comunes en una pizarra común con la ayuda de un libro común.

Sólo había algo que no encajaba en este estado de monotonía, y era mi estado de sorpresa. Aún no podía concebir que estuviera allí sentada, en una escuela parecida a la de un libro, sin nada de común.

Después de aquella incómoda clase en silencio, el timbre sonó y nos dirigimos al patio para el receso. Silver se fue con sus amigos. Se despidió de mí con la mano y se alejó.

Sally y las demás se me acercaron.

—¿Él es tu compañero? —preguntaron Mina y Sally en coro, asqueadas.

Love School: Aprendiendo a amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora