El rapto y te encontraré

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Blaze's Mini-Pov:

Había llegado el momento de la verdad. Era sábado, de nuevo, y tenía que ir a la ciudad. Específicamente, a la casa de Rouge a arreglar los problemas entre ella y Amy.
      —Y ... ese es el plan —les explicó Rouge a Cream y Tikal.
      —Ya vayámonos —dije—. Un secuestro nos espera.
      —¿Y quién te dijo que ibas a mandar tú? Está más que claro que tengo la habilidad para manejar esta situación.
      —No lo creo —repliqué seriamente luego de soltar una risita nerviosa.
      Nos miramos por un rato, como jugando al típico juego de no parpadear, hasta que Tikal y Cream se pusieron tensas y trataron de elegir a la líder por un método ancestral que ha funcionado décadas de décadas ...
      —De Tin marín de don Pingué, cucara macara de títere fue. Yo no fui, fue Teté. Pégala, pégala que ella... ¡fue! Ganó Blaze —nos dijo Cream.
      —¡JA! En tu cara —fanfarroneé sin poder evitarlo.
      —Ya vayámonos —alegó, caminando hacia su puerta—. Un secuestro nos espera.
      —¿Todas listas?
      —Nacimos listas —respondió Tikal.
      —Listas y preparadas —añadió Cream con un agraciado saludo militar, con todo y buena postura.
      Nos reímos ante su ocurrencia y nos pusimos en acción.

***

—¿Y ahora qué, Nya Cat? —me cuestionó Rouge con voz bajísima. Aún seguía enojada por haberle ganado el lugar de la líder.
      Ya habíamos llegado al lugar donde "vivía". Su nueva "casa" era repulsiva. Amy vivía justo en los bordes de la ciudad, donde nadie tiene siquiera cómo bañarse.
      —Ahora esperamos a que la rubia se vaya... y, ¡PUM! —resalté golpeando despacio la base de mi puño izquierdo en mi palma derecha.
      Esperamos un rato prudente. Se escuchó una pausa súbita. Cuando volteamos, la rubia ya no estaba, y Amy parecía entretenida con unos papeles.
      —Lo siento, Amy, pero es necesario —repliqué detrás suyo cuando por descuido nos dio la espalda.
      Me miró asombrada. Quiso hablar, mas Cream y Rouge se abalanzaron sobre ella junto con Tikal, que tenía la bolsa de lona.
     Hubo mucha pelea, tirones de cabello y gritos ahogados. Luego de mucho esfuerzo conjunto logramos lanzarla contra una pared, noquearla y meterla en la bolsa. Tikal y yo nos encargábamos de transportarla.
      —Ahora, vám... —Rouge quiso tomar la delantera. No obstante, no contó con Vector, que estaba justo frente a ella.
      —Bájenla —nos advirtió él—, por las buenas o por las malas.
      —¿Y si no, qué? —trató de tomar el mando como pudiese.
      —Sino, será por las malas —intervino la rubia por detrás de él, con aires de líder.
      De pronto nos vimos rodeadas por otros tres tipos más. No pude distinguir bien sus rostros en medio de la oscuridad parcial del callejón. Ella les dio la señal de atacar con una cruzada de brazos. Se nos lanzaron encima. Rouge y Cream levantaron vuelo. Tikal se escabulló entre las sombras crecientes. Yo era la que tenía a Amy, buscaban a la estúpida en mi hombro. Decidí hacer lo primero que  se me vino a la cabeza.
      —¡TÓMENLA! —grité mientras lanzaba a Amy al aire para que Rouge y Cream la atraparan y me giré hacia Tikal—. ¡TIKAL, YA SABES QUÉ HACER!
      Pude sentir su cabeza sacudiéndose arriba y abajo por entre la oscuridad. Se escucharon unos tímidos pero apresurados pasos salir del callejón y pude ver a Tikal corriendo, dirigiendo a las chicas hacia la isla.
      Ellos quisieron seguirlas. No obstante, no contaban con mi astucia.
      —¡Muy bien, chicas! ¡Síganlos distrayendo mientras yo veo por aquí! —enuncié, tocando el picaporte, dispuesta a abrirlo.
      —¡NO TOCARÁS NADA DE AHÍ, PERRA! —la rubia saltó sobre mí. Pude evadirla con un poco de dificultad.
      —Oigan, pero, ¡¿QUÉ HACEN AQUÍ?! —exclamé, viendo hacia unas réplicas invisibles de Cream, Tikal y Rouge por detrás de ella. La rubia se lo tragó todo.
      Volteó sin pensarlo dos veces. De inmediato, la takleé, puse su mano derecha en su espalda baja y puse presión sobre ella.
      —De acuerdo, de acuerdo. Tú ganas. Déjame y llamaré a los chicos. Detendré el ataque, pero suéltame.
       —¿Lo prometes?
       —Lo prometo.
       La solté, como fue el trato, mas ella no cumplió con él.
       —Deberías aprender a que no todos son como tú, Mary Poppins —replicó, presionando mucho mi cabeza, que estaba contra el suelo.
      No sé cómo terminé allí. Luego de unos segundos de haberla soltado, yo terminé en el sucio piso.
      —Ahora. Si me disculpas, tengo que ir a tomar un barco —me soltó y comenzó a caminar hacia el lado opuesto.
      Sin perder tiempo, la tomé del tobillo. Al no poder zafarse, se fue de bruces al piso. Aproveché y corrí como estúpida hasta el final del callejón y así hasta el puerto.
      No sospechaba lo que ella haría.

Maria's Mini-Pov:

—Vamos, Kitty, ¿ahora a dónde? —comenté por lo bajo, más para mí que para ella, saltando hacia un nuevo tejado. Haberle dejado tomar ventaja había sido de provecho, después de todo.
      —¿En qué barco están? —escuché la voz de Charmy.
      Me paré en un rincón del techo para escuchar de lo que hablaban.
      —Tú eres el que tiene alas. Ve y averígualo —le replicó Vector, molesto. Ya éramos dos.
      —Están en el número dos, Charmy —terció Espio—. Las oí hablar sobre el barco número dos.
      —Entonces, ¿qué estamos esperando? ¡EN MARCHA!
      —Pero, ¿cómo vamos a llegar allí si no podemos nadar ni volar, tarado? —dudó Vector.
      —De la única forma en la que se puede —interrumpí, mostrándoles mi Chaos Emerald.
      —¡MARÍA! —exclamaron emocionados en coro.
      Bajé y ellos se arrimaron. Con la valiosa piedra en el aire, exclamé con fuerza:
      —¡CHAOS CONTROL!
      «Te encontraré hasta en los confines de la tierra, Amy Rose. Eso lo juro...»

Love School: Aprendiendo a amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora