Oh, rayos

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Blaze's POV:

Unas semanas luego del accidente, ya estaba saliendo del hospital. Me sentía rara, no lo niego. Aún no podía procesar el motivo de la ceguera.
       Tuve a Sally en mi mente todo el tiempo. No podía evitar echarle la culpa. ¿Habría podido ella causarlo? Aunque me doliera, no veía cómo ella pudo causarlo a no ser que fuese una bruja y me hubiera lanzado un hechizo. Esto pensaba en el auto de mis padres, rumbo al puerto.
No hubo una gran despedida como la primera vez. Un rápido beso y un abrazo en grupo fueron más que suficientes. Entré en el barco a toda prisa, sin mirar hacia atrás. Ya quería llegar y abrazar a Silver, era lo único en lo que cavilaba allí dentro.

***

Ya estaba sobre tierra otra vez, y no fue como lo imaginaba. Esperaba que Silver estuviera allí para recibirme, junto con Milk y Jade, o algo así, mas el puerto estaba vacío como todos los días de la semana. Decidí no darme por vencida y esperar un poco más. Sencillamente estaba tan sumida en los cuentos de hadas, que olvidé mi realidad. Independientemente de que eso sea bueno o no, eso me volvía más ingenua, más débil. Lo sé porque no estaba preparada para continuar.
      Incrédula, eché a andar hacia mi habitación lo más despacio que podía, por si él estaba cerca, buscándome. La noche era fría, pero eso no importó mientras pudiera seguir con mi ilusión. Obviamente, no me lo topé en todo el camino. Esperé, entonces, a que él estuviera en la puerta de mi habitación, dormido en el pórtico, esperando mi regreso. Naturalmente, encontré mi puerta tan vacía como siempre. En este punto, no podía creerlo, sencillamente no podía. Me senté en una esquina de la habitación, justo al lado de la ventana y cerca de la puerta, por si tocaba en plena noche en un arranque de locura. Como ya se lo estaban esperando, nada ocurrió.
      Al día siguiente, era otro miércoles más en Pinewood School. Nada fuera de lo normal. Chicos y chicas corriendo de un lado para otro, todos yendo al comedor. Y para Blaze The Cat, no sería un miércoles diferente. Caminando hacia allí, pude divisar a Silver con sus amigos, bromeando acerca de algo que no pude entender bien. Aunque suene contradictorio, puedo asegurar que no soy el tipo de chica que va y hace un escándalo frente a todos, así que me limité a stalkearlo con la mirada, de modo que de un momento a otro tendría que verme, si es que es cierto que las miradas llaman.
      No tuve que esperar mucho para comprobar que era cierto. De un momento a otro, Silver se giró y pudo ver dos  ojos avellana sobre él. Pude ver por su expresión que estaba sorprendido de volverme a ver tan pronto. Pude escuchar un susurro suyo, a pesar del barullo: "¿Blaze?". La cara se le iluminó de inmediato y sus ojos brillaron como nunca antes había visto.
      La campana sonó y todos comenzaron a levantarse. Nosotros no fuimos la excepción. Silver se levantó de inmediato y corrió hacia mí. Me levanté, pero no me acerqué. Mi orgullo pisoteado el día anterior me lo impedía.
      —Blaze, ¿por qué no me llamaste? —susurró durante el abrazo que me estaba dando, y no, mi orgullo tampoco me dejó corresponderle—. Pude haber ido a recogerte o algo.
      —No era necesario —se separó para mirarme a los ojos—. Además, ya estamos juntos otra vez, ¿no?
      —Sí, es cierto —sonrió de lado y volvió a abrazarme—. Juntos de nuevo.
      Pude sentir lo extrañado que estaba. Sin embargo, no hice ningún comentario al respecto. Así pasamos toda la mañana. Ninguno de los dos hablaba, pero nos hacíamos compañía. Fue entonces cuando las habladurías acerca del Baile de Fin de Año empezaron.
      Estaba aburrida, cansada de la misma conversación. Milk y Jade parecían no notar que charlaban exactamente el mismo diálogo todo el tiempo.  No me gusta como suena, pero no puedo ocultar lo evidente. Nuestra amistad había llegado a un punto muerto, a la altura en la que me daba igual estar con o sin ellas. No sabía cómo alejarme sin levantar falsas conclusiones, o sin herir sus sentimientos. Me caían bien, no lo malinterpreten, pero prefería  estar con otro tipo de gente.
      Cuando el almuerzo terminó, me levanté y salí de allí. No podía soportarlo más. La rutina me estaba carcomiendo.
      —Cuidado, podrías volver a caerte —pude escuchar la voz de Shadow detrás mío—. ¿A dónde vas tan apurada?
      —A ningún lado en específico.
      —Silver estaba buscándote. No recuerdo para qué, pero parece que es urgente —me señaló la puerta principal, justamente hacia el parque—. Está por ahí.
      —Gracias —sonreí amablemente, y él me devolvió el gesto tímidamente.
      Caminé hacia allí. Cavilaba, no podía evitarlo. Al cruzar el portón de madera maciza no vi a Silver, sino a Sally. Estaba sentada Justo al frente. En este punto, no entendía cómo no la había notado desde el principio.
      —Hola —me saludó con la mano, esbozándome una gran sonrisa.
      —Hola —me senté a su lado–. Ya casi no recordaba este árbol.
      —Sí, fue un largo tiempo el que te fuiste. ¿Qué ocurrió?
      No pude evitar recordar mi paranoia. Luché conmigo misma para no quedar en ridículo, pero debo decir que fue muy difícil. Estaba acostumbrada a ser yo la buena y a que Sally fuera la mala. Ver que ella había cambiado de bando fue muy raro. Quise mirarla a los ojos, y al voltear, no pude ignorar la extraña y malvada sonrisa de Sally.
      «¿Qué demonios fue eso?»
      Traté de convencerme de que no había visto nada, y que solo era mi imaginación. Sin embargo, pude confirmar mis sospechas cuando le brillaron las pupilas al repetir su pregunta. Estaba pensando en algo qué decirle, ya que no quería confiar en ella. En eso, me topé con dos ojos avellana, y divisé unas púas blancas saliendo por el portón.
      «¿Silver?»
      —Sally, hablamos luego —le dije, poniéndome de pie—. Fue un gusto. Acabo de recordar que debo hacer algo. Hasta pronto.
      Corrí hacia él lo más rápido que pude antes de que diera la vuelta. En el camino, golpeé a alguien muy duro con mi hombro. Me dolió, pero no paré. Tenía que ver a Silver. Al dar la vuelta, tal como había ocurrido con Amy, me sentí muy frustrada al no encontrarlo. Frené súbitamente, y casi salgo volando. En un tercio de segundo, sentí una presencia a mi derecha.
      —Sí que corres rápido —no podía creer quién me hablaba—. ¡Vaya! Me impresionas.
      —¡Sonic! —alegrarme fue inevitable—, ¡cuánto tiempo!
      —Sí, ¿verdad? Es agradable volver.
      Lo abracé con fuerza. Él me correspondió el abrazo sin dudarlo.
—Supe que estuviste en el mismo hospital que yo, ¿qué te ocurrió?
No quise responder esa pregunta, e iba a esquivarla a toda costa. Empecé a caminar hacia mi habitación, Sonic me siguió, ya que su habitación estaba exactamente frente a la mía.
—Creí que Shadow ya te lo había dicho, o Silver.
—Llegué ayer. No tuve tiempo de preguntar.
—Pues hazlo hoy en la tarde. Quizás tú encuentres a Silver, porque se está escabullendo de mí, al parecer.
—¿Por qué lo dices?
—Me vio. Me vio y huyó cobardemente. Algo oculta, pero no tengo idea de qué.
—Ya veo.
Hubo un rato de silencio. Pensaba en algún motivo que pudiera tener Silver para rehuirme, pero nada venía a mi mente. Entonces, caí en la cuenta de que Sonic seguía a mi lado, acompañándome.
      —¿Qué sucede, Sonic? —pregunté sin rodeos—. ¿Para qué querías verme?
      —Oh, por nada. ¡Hace tanto que no te veía! —esbozó una agradable sonrisa de lado—. Te has hecho extrañar, ¿eh?
      Extrañamente, me dio un empujoncito con el brazo. No pude evitar sonreír levemente mientras intentaba descifrar sus verdaderas intenciones.
      —Tú también te has hecho extrañar, y mucho —fue lo único que atiné a decir a medida que nuestro camino a casa se acortaba.
      —Claramente. Yo soy genial, obviamente todo el mundo me ha extrañado.
      Adoptó una pose de diva de la cual no pude evitar reírme. El silencio volvió, pero no de forma incómoda. Sonic era un chico muy versátil, podía ser parlanchín o callado de acuerdo con la situación.
      —Y... —empezó él—, ¿sabes algo de Ames?
      «Bingo.»
      —Así que eso buscabas. Yo...
      —Escucha, tuve mucho para pensar en el hospital —me sorprendió con la interrupción—. Voy a hacerlo. Voy a alejarme, pero quiero saber de ella, quiero estar para ella cuando me necesite, porque sé que me necesitará pronto. No preguntes cómo, sería muy difícil de explicar. Solo diré que algo me dice que seré de ayuda luego. Quiero que sepa que la apoyo en todo y que nunca más volverá a estar sola.
      —Es que...
      —¿Cómo está? ¿Todo va bien? Supongo de que se la estará pasando genial en su tercer año de secundaria.
      —Emmm... bueno, Amy...
      Fue cuando me detuve. Sonic había salido de una depresión muy fuerte. Y por lo que me ha dicho, ya sabía de que había sido por el rechazo de Amy. Estaba segura que decirle acerca de su huida no sería la opción correcta.
      —¿Amy? ¿Qué sucede?
      «Oh, rayos.»

Love School: Aprendiendo a amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora