Y admito que es muy duro estar sin ti, sin escuchar tu voz, sin saber cómo estás, que haces, si ya comiste, como estuvo tu día. Maldita sea, no sabes todas las ganas que he tenido que aguantar para hablarte. Pero no puedo ser yo quién inicie la conversación, no sé si es orgullo o simplemente ser realista, pero no puedo solucionar algo que tu arruinaste, no puedo pedir perdón por algo que no he hecho, eso te toca a ti. Pero no lo deseas hacer y eso me duele, no sabes cuanto, pero no sé si quiera seguir con este martirio, solo esperaré a que me hables y si no es así. Fue un gusto haberme enamorado de ti.
