Y fue entonces cuando decidí salir en la noche fria... tan bella como siempre, y no pude evitar llorar, mis lágrimas bajaban y solo podía pensar en ti, luego miré la luna, y un rayo de su luz me acarició, me sentí reconfortado, y decidí hablarle acerca de nuestra historia, ella me acompañaba con su energía y yo lo hacía con mi mirada.