Y cuando pienso que ya estoy mejor, recaigo. Que maldito vicio que es el sentirse mal, y la mente que es una adicta busca imágenes, recuerdos o incluso crea ilusiones como dosis para no salir de ahí. Luego llegan esos ataques de ansiedad que son como el extasis de esta droga, sientes el impulso de querer moverte, de gritar, de llorar o de salir corriendo pero no puedes. Para resumir, esta mierda realmente es un mal viaje sin un tiempo límite de finalización.