prologue

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Calum salió de su departamento para dirigirse al ascensor e ir a sus clases de fútbol.

Pero un muy pequeño individuo le llamó la atención.

Un cachorro.

Calum no resistió a la ternura del pequeño animal que lloraba en sus pies y lo tomó en brazos. Lo acarició y le besó la cabeza mientras el cachorro movía la cola como una hélice.

—¿Quién es tu dueño? —le preguntó Calum al cachorro, como si este fuera a responder.

El muchacho giró hacia los costados para ver si había alguien, y notó que la puerta principal del departamento al lado del suyo estaba media abierta.

Cautelosamente, Calum empujó la puerta, e ingresó al desordenado departamento; lleno de libros, trípodes con lienzos sin terminar y pintura.

—¿Hola? ¿Hay alguien aquí? —preguntó mientras cada vez se adentraba al departamento.

—¡Quieto! —exclamó una voz femenina, que Calum no podía ver de dónde provenía—. ¡Dije quieto!

Calum solo obedeció a la voz de la muchacha.

—Solo venía a preguntar si es tuyo el cachorro —espetó Calum mirando a su alrededor. Había un juego de comedor en uno de los lados de la habitación principal, pero estaba llena de pintura y una caja enorme de lápices de colores.

—¿Un cachorro? —preguntó la muchacha saliendo de su escondite. Traía una camiseta gris un par de tallas más grande, unos shorts negros y andaba descalza. Su cabello estaba atado en un moño desordenado, sus brazos y piernas estaban manchados de pintura seca. Calum sonrió por dentro.

La muchacha, al reconocer al cachorro, se emocionó.

Pero al ver a Calum, todo su cuerpo se revolvió por dentro.

—¿Cómo sabes que es mío? —preguntó ella tomando al cachorro en brazos con una sonrisa.

—Sí... estaba en el pasillo y tu puerta estaba abierta. Supuse que era tuyo —contestó Calum rascándose la nuca.

—Gracias —murmuró la muchacha mirando al suelo.

—No te preocupes, ehm...— Calum en verdad luchaba por saber cuál era el nombre de la chica—. ¿Melissa...?

—Maddy —dijo la muchacha—. Soy Maddy.

—No te preocupes, Maddy —repitió Calum—. Soy Calum.

«Ya lo sabía» pensó Maddy.

—Un gusto —sonrió ella.

—Me tengo que ir ahora. Nos vemos luego, Maddy —sonrió Calum despidiéndose rápidamente.

Maddy asintió y siguió a Calum por detrás para cerrar la puerta, y prácticamente derretirse contra ella y sonreír al máximo.

Mientras Calum, solo pensaba en volver a casa para ver nuevamente al cachorro.

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iba a subir esto en mi cumpleaños como regalo (forever alone) pero las lombricitas (las mejores) me dijeron que lo suba ahora y aquí está.

espero que les guste tanto esta idea como a mí. es con amor 💖

todos los derechos reservados. la idea es completamente mía.

dedicado a todos los que leen esto, feliz 2016 para todos.

mafer xx

Momo ➳ calum hoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora