Sleeping in the dark

647 51 14
                                    

Le lleva un tiempo darse cuenta. 

De a poco comienza a notar como él se olvida apagar las luces de la habitación antes de quedarse dormido, o se olvida de apagar la televisión cuando se acuesta en el sillón. Hasta a veces enciende velas en los momentos más raros, como en la cocina cuando está cortando vegetales. 

En un principio lo relaciona con el cansancio y el agotamiento. Hace una semana que regresaron del Inframundo y todavía puede ver las grandes ojeras debajo de sus ojos azules, después de todo ella también las tiene. Por eso le lleva un tiempo darse cuenta lo que en realidad sucede.

Él está a punto de quedarse dormido cuando ella entra a la habitación, tiene una pequeña sonrisa formada en sus labios mientras se aferra a la almohada de ella. Ella se toma un momento para apreciarlo. Él está en su cama, él está con ella. Siente una gran presión en su pecho al recordar como casi lo pierde para siempre y tiene que controlarse para no comenzar a temblar. 

De a poco, se va haciendo más sencillo. Lenta y cuidadosamente. Con él a su lado.

(Ella se acuerda cuando lo encontró en el Inframundo, su mirada pérdida y vacía. No había reconocimiento, ni brillo en sus ojos. Ella se acuerda cuando lo besó, se acuerda de la luz blanca y la calidez de la magia en todo su cuerpo y alrededor. Ella se acuerda como él volvió a ser quien era, como volvió a recordar y todo gracias a un beso de verdadero amor.)

- Ven a la cama Swan. - Murmura él.

Ella sonríe y colapsa junto a él, haciendo que las mantas cubran sus cuerpos. Él sonríe, rodea su cintura con su brazo, y suspira cuando sus pies se entrelazan. 

 Ella gira su mano en el aire sin siquiera pensarlo y hace que las luces se apaguen.

Ella se da cuenta enseguida del cambio en él.

Su mano se aferra fuertemente a su cintura, y comienza a respirar con dificultad, inspirando grandes cantidades de aire por su nariz. Ella se imagina por un momento como su piel quedaría llenas de marcas, si él todavía seguiría usando sus anillos, por la fuerza en que la está agarrando. Ella no puede ver la cara de él del todo bien en la oscuridad, pero puede notar la tensión en su mandíbula y en la forma en que sus dedos la sujetan fuertemente.

- ¿Killian? - Pregunta ella.

- Lo siento. - Se disculpa él. - Yo... - Pero se queda callado y se separa de ella, se acurruca en su lado de la cama mientras intenta recuperar el aire.

Todo es distinto ahora. Él está a salvo ahora, él está con ella. Él está a salvo.  

- ¿Qué sucede? - Pregunta ella colocando sus manos sobre sus hombros temblorosos, buscando contenerlo. - Killian, por favor. - Pide ella desesperadamente al notar lo mucho que le está costando respirar a él.

- La oscuridad. Yo no puedo, yo... - Apenas puede decir él entre sus respiraciones agitadas.

Ella tiembla al escuchar la palabra oscuridad. Ella se aferra al cuerpo de él y lo hace voltearse nuevamente hacia ella, para poder verlo y terminar de descifrar que le sucede. Al verlo mejor, puede notar sus ojos azules llenos de pánico y vergüenza. Él tiene miedo a dormir en la oscuridad.

- Besame. - Indica ella, haciendo que sus cuerpos queden lo más juntos posibles, y sintiendo alivio de que él no intente alejarla. 

- ¿Qué? - Pregunta él confundido.

- Simplemente dame un beso, por favor. - Pide ella rozando sus narices.

Él une sus labios con los de ella como le pidió, y se besan. Lento y suave en un principio, y más pasional a medida que encuentran satisfacción en los movimientos de sus cuerpos. Él acaricia su mejilla y su cabello. El beso se torna intenso, y se saborean al sumar el contacto de sus lenguas al beso. 

Ella acaricia su cuello y su cabello, y se concentra en todas las cosas maravillosas que un beso de él logra generar en ella. Se aferra a todo el amor que puede sentir con el simple hecho de rozar sus labios, y deja que esa fortaleza que tiene el amor de ellos explote. Pequeños rayos de luz bailan y se mueven entre ellos, hasta posarse en las manos de ella. Ella focaliza su magia en las luces presentes en sus manos y las hace volar libremente por el aire. 

Él todavía mantiene sus ojos cerrados, su frente sin despegarse de la de ella.

- Mira. - Susurra ella. 

Él abre sus ojos y sigue con su mirada lo que tiene la absoluta atención de ella. Alrededor de toda la habitación hay pequeñas luces brillantes, en las paredes y en techo, como radiantes estrellas. Sus ojos se maravillan ante la fantástica imagen y en sus labios se forma una sonrisa sincera. 

- ¿Vos hiciste esto? - Pregunta él mirándola como si estaría viendo lo más precioso del universo.

- No. - Niega ella y se ríe al ver las luces bailar por todos los extremos de la habitación. - Vos lo hiciste, nuestro amor lo hizo. - Dice ella, sintiendo alivio al ver como el color normal regresó a la cara de él y como su respiración ya se estabilizo.

Ella vuelve a reír, y él la calla con un beso. Un beso en que le demuestra todo su alivio y agradecimiento. 

- No hay nada que temer Killian. - Asegura ella, una vez que salieron del beso para poder volver a respirar.

- Lo sé. - Asiste él con una pequeña sonrisa segura.  

Él le da un beso en los labios, uno en la mejilla, uno en la frente, uno en la nariz. Su sonrisa se vuelve cada ves más grande, cuando con cada pequeño beso las luces brillan más intensamente. 

- Ya no hay nada que temer. - Afirma él.  

Inspirada por Killians-dimples




Mi Captain SwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora