Clothe Sharing

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La primera vez, es un accidente.

El Jolly Roger es como un santuario; lejos de los comentarios de su madre, de los ojos curiosos de Leroy, y los chismes de Granny. EL Jolly es el lugar perfecto para conocerse de nuevas maneras. Maneras que importan. Con caricias, besos, y sonrisas, con suspiros y susurros en el cuello del otro, con secretos revelados a la luz de las velas. Se siente como un lugar perfecto, un lugar donde pueden estar a salvo, en paz y felices. Y Emma no lo cambiaría por nada. Ella ama que tengan tiempo para ellos, para su relación. Es como si fuera la primera vez que tienen tiempo desde Neverland, y ella siente que lo esta descubriendo de una forma totalmente nueva: suave, gentil, amable, amoroso.

Ella lo está besando, sus labios descendiendo por su cuello y sus manos desabrochando los botones de su camisa. Él está totalmente perdido en ella, su mano acariciando su cabello suavemente, cuando escuchan unos pasos sobre ellos. Ambos se congelan y comparten una mirada frustrada de entendimiento, y a los segundos la voz de Belle resuena llamando a Killian.

Él suspira para calmarse y descansa su cabeza contra la pared para recuperarse de la interrupción. Emma se ríe ante su reacción y eso hace que él sonría y empiece a acomodar su ropa. Al terminar de ponerse presentable le guiña un ojo y sale del camarote para ir a encontrarse con Belle.

Emma se deja caer en la cama, su piel todavía ardiendo en cada lugar que Killian la había estado acariciando. Sonríe ante la idea, porque nunca había pensado que iba a encontrar y conocer semejante felicidad como la que él le da. Todavía tiene algo de miedo ante tan fuertes sensaciones, miedo de que desaparezca, de que sea quitado y robado como todo lo demás a lo largo de su vida. 

- ¡Emma! - Se escucha la voz de él llamándola.

Ella suspira. Bueno, fue bueno mientras duro.

Se levanta de la cama y se viste con su blusa mientras sube las escaleras que llevan a la cubierta. Belle está pálida y sus ojos están llenos de temor, y Emma se pregunta si alguna vez van a poder continuar con sus vidas sin tener que estar mirando cuidadosamente sobre sus hombros cada cinco minutos. Probablemente nunca, conociendo su suerte, o mejor dicho su falta de suerte. 

Es solo cuando se acerca a su padre, quien los está esperando en la línea del Pueblo, y le comenta "Que curiosa ropa llevas puesta" que recién se toma un tiempo para observar su vestimenta. Ella llevaba puesta la oscura camisa de Killian y ni siquiera se había gastado en abrochar todos los botones sobre su musculosa blanca ya que no sé había dado cuenta de la equivocación, de que esa camisa no era de su tamaño y era de otra tela. 

Killian sonríe satisfactoriamente y la mira con pasión. Ella lo empuja molesta, y eso hace que él se ría en voz alta. El sonido de su risa la hace sentir un cariño especial, ese tipo de cariño que es capaz de darte calidez por dentro. Y en ese momento piensan que pueden hacer todo juntos, ellos pueden ir descubriendo y construyendo su relación sin importar cuantos monstruos o villanos haya en su camino.

- ¡Cállate de una vez! - Exclama ella intentando sonar enojada.

Y eso solo hace que él se ría más fuerte.

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La segunda vez es en búsqueda de contención. 

Hace una semana que sus sueños se ven invadidos por pesadillas repletas de oscuridad, sangre, magia negra y muerte. Se despierta temblando, repleta de miedo, siéndole imposible volver a dormir. Al principio intenta ignorarlo, aguantárselo, y seguir con su vida como si nada. Y funciona bien dentro de todo, hasta que una noche encuentra a Henry entrando a escondidas a la casa. ¿Cuándo fue que su hijo creció tanto?

Henry le dice que quizás Archie pueda ayudarla. Hablar ayuda. A él le ayudó cuando cuando fue forzado a ir a terapia por confundir fantasía con realidad (aunque en verdad estaba en lo cierto). Y quizás eso pueda ayudarla a ella también. Quizás necesita hablar con alguien que no este relacionado a ella, con alguien que le pueda dar un consejo profesional.

Emma duda al respecto, pero está cansada de sus pesadillas. Está agotada de noches de poco dormir, y cuando pasa un par más de noches mirando el techo y mordiendo sus uñas, decide arreglar una sesión con Archie. Está nerviosa de ir a lo de Archie, tiene miedo de que suceda algo malo. Recuerda que no se comía las uñas desde que había estado viviendo con Ingrid y ella le había enseñado que ese era un mal hábito. Sus ojos se llenan de lágrimas y cuando es hora de ir a la sesión se viste con la campera de Killian, necesitando llevar algo con ella que le de fuerzas.

La campera es demacrado grande para ella, la marca de sus hombros no coinciden y las mangas tapan sus manos por completo. Cualquiera que la mire podría darse cuenta enseguida de que esa no es su campera, pero a ella no le importa porque esa campera la hace sentir acompañada y contenida. La sensación del cuero sobre su piel la calma, y sobretodo el perfume de él impregnada en ella. 

Ella hunde su nariz en el cuello de la campera para sentir su perfume con ella, y dejar que eso tranquilice sus miedos y sus nervios. También con sus dedos juega con las mangas de la camisa y con el cierre, para quitarse un poco de la tensión acumulada. Hace todo eso aún cuando está en el sillón de Archie, aún cuando despeja su mente y empieza a descargar todo lo que la ha estado atormentando durante ese último tiempo. Ella nunca deja la campera, porque tener y sentir la campera es como tenerlo a él con ella, es como si él también la estaría ayudando.

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La tercera a vez es a propósito.  

Al fin están mudando las cosas de Killian a su casa, después de mucho tiempo que ya lo tendrían que haber hecho. Killian se encarga de bajar las cajas del escarabajo amarillo, mientras Emma se encarga de ir vaciando las cajas para acomodar las cosas en su lugar. 

Cuando toca guardar y acomodar la ropa en la habitación, separar lo que es de él y lo de ella la hace reír. Empieza a colgar las camisas en las respectivas perchas, cuando algo llama su atención. Al fondo de la caja hay un abrigo. 

El abrigo de pirata.

El negro, largo, y pesado abrigo, que él tanto usó en toda su gloria de Pirata. Killian no lo usa desde hace unos cuantos largos meses, no lo usa desde que tuvieron su primera cita. A veces ella extraña su vieja vestimenta, el pantalón de cuero resaltando ciertos atributos de su anatomía. El hecho de que eso sea una parte que él haya querido dejar atrás para poder ser parte de storybrooke enternece su corazón, la hace sentir apreciada. 

Mientras mira el abrigo, recuerda la vez que vistió una de sus camisas, una que dejaba ver perfectamente su escote. La usó para recorrer el Jolly Roger, con sus piernas al aire, y sus ojos curiosos intentando encontrar cada rincón donde podrían haber escondido un tesoro. Él la hizo suya en su escritorio ese día, con la camisa todavía puesta.

La melancolía se apodera de ella, así que saca el abrigo de la caja. El abrigo es pesado, incluso más de lo que había imaginado, y es grueso. Al ponérselo se da cuenta del calor que transmite y se pregunta como habrá hecho él para sobrevivir en verano con eso puesto.  Se mira al espejo y observa con orgullo como le queda el abrigo, una sonrisa de satisfacción y confianza se dibuja en sus labios al empezar a copiar los gestos que él suele hacer.

Una pequeña risa la interrumpe, la risa de Killian. Él está en la puerta de la habitación mirándola con una gran sonrisa que deja ver sus dientes y hace que se dibujen hoyuelos en sus mejillas. 

- ¿Disfrutando amor? - Pregunta él, su tono de voz bajo y desafiante. Da varias pasos hacia ella moviendo su cadera de una forma seductora. Ella lo mira con deseo hasta que están frente a frente, y él la atrae agarrando el cuello del (su) abrigo. Sus cuerpos quedan pegados y sus brazos rodean el cuerpo del otro.

- ¿Me queda bien, no crees? - Pregunta ella, con una sonrisa tentadora.

Killian asiste silenciosamente, le besa una de sus mejillas, y luego desciende por su cuello. Ella lo extiende para darle mejor acceso, y él corresponde feliz, mordiendo para dejarle una marca. 

- Te dije que serías una gran Pirata. - Comenta él, y empieza besarle el hombro. -Pero creo que te verías mejor sin el abrigo, o mejor dicho creo que te verías mejor si no llevarías nada puesto. - Agrega, con su mejor tono de voz pícaro y seductor.

Ella ríe y corresponde sus deseos felizmente.   

By: nephilimchloe

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⏰ Última actualización: Aug 10, 2016 ⏰

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