After tonight

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- ¿Estás seguro que sabes a dónde estamos yendo? - Preguntó ella. 

A Emma no le gustaba dudar de los instintos de ubicación de Killian, pero llevaban caminando media hora por medio del oscuro bosque. Si habría sido por perseguir alguna fuerza oscura que amenazaba con sus vidas eso sería una cosa distinta, pero esa noche era una noche de cita; y Emma se había acostumbrado a la tranquilidad de cenas a la luz de las velas, paseos en el Jolly Roger, y cabalgatas.

- Ten un poco de paciencia Swan, confía en mí. - Pidió él, guiando el camino. 

Ella confiaba en él, por eso estaba allí persiguiéndolo por medio del bosque, sin importar el frío. Por lo menos tenían linternas con ellos, que los ayudaba a ver el camino que estaban siguiendo.

- Si me dirías a donde estamos yendo, podría transportarnos con mi magia. - Sugirió ella.

- Lo disfrutaremos más si trabajamos por ello por nosotros mismos. - Aseguró él.

Trabajar, esa era una palabra que ella no quería asociar a una cita. Pero sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando Killian se detuvo, y le señaló el valle que tenían por delante de la última línea de árboles que acaban de atravesar. El valle tenía el césped color verde intenso, y estaba repleto de flores amarillas. Inspecionándolo podía sentir como se quedaba sin aliento ante esa hermosura.

- Botones de oro. - Dijo él agarrando una flor y entregándosela a ella. 

Emma aceptó la flor con una sonrisa y la agarró en sus manos. Le fascinó ver como el color de aquellas flores se volvía más suave ante la luz de la luna. Esa parte del bosque parecía sacado de un cuento de hadas. Incluso allí, en su mundo, Killian se las arreglaba para encontrar cosas que la hagan creer que todo es posible.

- Ven conmigo. - Dijo él agarrando la mano de ella.

Killian la guió hacia el centro del valle de flores, sacó una manta del morral que llevaba con él, y lo colocó en el césped. Ella siguió sus pasos, y se unió a él. Se acostaron en la manta, y ella quedo encantada ante la magnífica vista que apareció ante sus ojos: un cielo negro repleto de un millón de brillantes estrellas. 

- Wow... - Dijo ella mirando la belleza natural que los rodeaba.

- Las estrellas tienen un efecto de calma para mi Swan, que solo puede ser rivalizado por ti o el océano. - Expreso él lo que le significaba el cielo y las estrellas.

- Hiciste una buena investigación, lluvia de meteoritos y todo. - Dijo ella uniendo sus manos, mientras miraba como pasaba gran cantidad de estrellas fugaces de un lado a otro del cielo.

 - Henry me ayudó un poco, lo buscó en esa maldita computadora. - Explicó él haciendo que ella se ría. 

- Es realmente hermoso. - Dijo ella mirando el cielo con fascinación. 

- Si, hermoso. - Dijo él. 

Algo en su tono de voz, hizo que Emma se volteara a verlo. Él no estaba mirando las estrellas, sino que la estaba mirando a ella. En sus ojos había el mismo encanto que ella imaginaba que tenía cuando miraba las estrellas. Desde que volvieron del Inframundo que había comenzado a notar esa mirada, y cada vez la notaba más veces, y cada vez que lo notaba su corazón palpitaba emocionado. Ella sentía que necesitaba un momento para poder recuperar el aire y no lanzarse desesperadamente en sus brazos.

- Somos tan pequeños. - Comentó Emma volviendo a concentrar su mirada en el cielo.

- Somos y estamos en una pequeña parte del universo. Pero no hay lugar en el que más desearía estar, que aquí contigo. - Dijo él siendo sinceramente dulce.

- Cuando era chica solía pedir un deseo cada noche a la primera estrella que se podía ver en el cielo. - Relató ella sin siquiera pensarlo. No le gustaba hablar sobre su pasado, pero con él sucedía naturalmente. Ella quería que él conozca todo de ella y quería conocer todo eso de él, así que era justo compartir esas cosas. - Mi deseo fue siempre el mismo, encontrar una familia que me elija y me ame. - Confesó emotivamente.

- Lamento que te haya llevado tanto tiempo encontrar eso. - Dijo él con empatía.

La sinceridad de sus palabras hicieron que cerrara sus ojos por un instante. Por supuesto que èn no tenía que pedirle perdón, pero escucharlo creer a él que su pasado no había sido justo la hacía hacer sentir valorada y considerada. A ella no le gustaba pensarse a si misma como una víctima, pero debía admitir que se perdió muchas cosas que que la vida solo ofrece a los niños que son amados.

- Si me habrías preguntado hace unos años si lo cambiaría, lo habría hecho. - Admitió ella algo avergonzada. - Sin embargo, ahora sé que eso fue lo que tuve que pasar para poder encontrar a Henry y a ti. - Dijo ella mirándolo intensamente a los ojos, mientras él le daba en beso en su mano.

- Ya no necesitas pedir deseos a las estrellas. Si quieres algo, dilo, y yo haré todo lo que este a mi alcance para dártelo. - Dijo él con tanta convicción, que le hacía creer a ella que era capaz de hacer cualquier cosa con tal de hacerla feliz.

- Lo mismo para ti. - Asistió ella. 

 La sonrisa de él se volvió tensa por un instante. Ella estaba a punto de preguntarle que era lo que ocurría, cuando se incorporó y se sentó en la manta, para poder sacar algo del bolsillo de su campera. Ella lo imitó instintivamente, y también se sentó. 

- He estado buscando el momento correcto para preguntarte esto Emma. Hablando de deseos parece ser el momento adecuado, como muchos otros. Mi único deseo es que me permitas amarte por y para siempre. - Dijo él abriendo la caja que había sacado de su bolsillo y dejando a la vista un hermoso anillo. Ella abrió la boca del asombro, pero se mantuvo callada para poder escuchar su discurso. - Si me concedes mi deseo, prometo nunca tomarte a la ligera. Tú eres mi milagro Emma, eres mi oportunidad de redención. Nunca podré demostrarte lo mucho que te amo y lo mucho que significa tu amor para mi, pero siempre voy a intentarlo. ¿Emma Swan, te casarías conmigo? - Propuso mirándola con todo el amor del mundo presente en sus ojos.

- Si Killian, nada me haría más feliz. - Aceptó ella sonriendo emocionada.

Él le colocó el anillo en su mano, y ella lo agarró del cuello de su campera para unir sus labios en un tierno beso. 

- Quiero más hijos. - Confesó ella moviéndose lo más cerca posible de él. 

- Todos los que quieras. - Afirmó él lleno de felicidad y orgullo.

- Tres me parece un buen número. - Dijo ella pensativamente.

- Que sean tres entonces. - Concordó él. - ¿Quieres qué empecemos a agrandar nuestra familia ahora? - Propuso con una sonrisa pícara.

- Después de la boda podemos empezar a agrandarla, pero por ahora deberíamos practicar. - Dijo ella rozando los labios de él suavemente. 

- Deberíamos casarnos pronto. - Dijo él rodeando la cadera de ella con sus brazos.

- Pronto, muy pronto. - Asistió ella. 

Se besaron y rieron al mismo tiempo. Y el río aún más cuando ella usó su magia para transportarlos a su habitación, y cerró la puerta con llave. Allí en la comodidad de una cama, era un buen lugar para comenzar a practicar.

By: EmilyBea

(Les quería dejar un shot más antes de irme de viaje. Si ven que desaparezco por un tiempo, ese es el motivo. Que lo disfruten.)

Mi Captain SwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora