My Only Wish

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Era el primer día después de las vacaciones de Navidad cuando la vio por primera vez a la entrada del colegio. Estaba en octavo grado y esperaba que ella también.

Él se froto sus manos una contra la otra en busca de darles calor, también les tiró un poco de aliento para que dejen de estar heladas por el frío. Esos días fueron de mucha nieve, pero no los suficientes como para hacer que el regreso a clases se cancelará. Cuando sus amigos aparecieron para reencontrarse con él, pudo ver a la nueva chica dirigirse hacia el colegio siguiendo a una mujer adulta. Sus ojos no podían dejar de mirarla. Su cabello era dorado y radiante, su mirada estaba enfocada perdidamente en la nieve, y sus manos jugaban con su bufanda acomodándola una y otra vez alrededor de su cuello como deseando que pudiera esconderla. Ella parecía no querer estar ahí, ni ser notada 

Más tarde, cuando la clase estaba comenzando, la vio aparecer junto con la maestra.

- Ésta es nuestra nueva estudiante Emma Swan, sean amables con ella. - Informó la maestra a todos los alumnos, mientras Emma jugaba con las mangas de su camisa en un hábito nervioso.

Ella se acomodó en dos asientos delante de él, a su lado izquierdo. Él la miró un largo instante, no solían recibir nuevos alumnos en su colegio y eso le generaba curiosidad. 

La costumbre era la misma que todos los años. La maestra Black hacía un par de chistes que nunca nadie comprendía del todo, y luego los forzaba a relatar como habían pasado sus vacaciones de Navidad y contar los regalos que habían recibido. Él no era fan de esa costumbre, pero por lo menos les hacía perder unos minutos de clase.

Estaba dibujando en su cuaderno, cuando fue el turno de la nueva chica de relatar su historia sobre Navidad. Fue la primera vez que sintió interés, dejó dibujar, y se concentró en escuchar. Ella se ubicó frente a la clase algo tímida. Después de recorrer todo el salón con su vista, comenzó a contar la historia de como ella y su familia pasaron Navidad en la montaña y recibió muñecas de regalo. 

Eso le resultó raro, ella no le daba la sensación de ser del tipo de chica a la que le gustaba las muñecas.

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Cuando la vio por primera vez después de las vacaciones de Navidad de noveno grado, ella estaba sola caminando hacia la escuela con sus manos guardadas en su campera y su cabeza baja mirando sus pies.

Ella se ha mantenido resguardada en ella misma hasta ese entonces, solo hablaba con las personas que les tocaba trabajar en clase y para cosas referentes al colegio. Él nunca ha hablado con ella todavía, pero siempre tiene ganas de hacerlo. Cada vez que intenta acercarse de alguna manera, ella no está. En los recreos es buena escondiéndose y después de clases prácticamente se va corriendo.

Él no la culpaba, sabía que no era fácil ser la chica nueva y que los chicos de su edad podían ser malos. De hecho lo eran, sabía que tenían la costumbre de molestarla bastante seguido, diciendo cosas feas y expandiendo rumores sobre ella que rápidamente se comprobaba que eran falsos (pero eso no significaba que no dolieran). Él siempre sentía la necesidad de ir por ella, pero por algún motivo nunca lo hacía.

Killian la miró entrar al colegio, dejando las huellas de su camino en la nieve. 

- ¿Listo para contarle a la maestra Black sobre tu asombrosa Navidad? - Preguntó Jefferson interrumpiendo sus pensamientos, mientras seguían las huellas de Emma hacia dentro del colegio. 

La maestra Black llegó tarde y todos tenían la esperanza de que no tengan que compartir sus historias navideñas. Él no odiaba las historias, pero le resultaba molesto tener que escuchar a todos sus compañeros ricos alardear sobre los caros regalos que habían recibido (como un nuevo celular, la nueva play, o un modelo nuevo de laptop), mientras había otras personas que no tenían siquiera la posibilidad de recibir algo. 

Mi Captain SwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora