Cap. 30

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La semana había pasado extremadamente lenta, sin embargo, ya era lunes. Al entrar al aula, comencé a escuchar susurros de mis compañeros.

"¿Será verdad que sus padres murieron?" "Quizás sólo lo dijo para llamar la atención" "¡Alguien que le pregunte!" "¡Pregúntale tú!".

Puse los ojos en blanco y fui a sentarme. Luego de unos minutos, vino la directora a comunicarnos que el profesor Jackson había viajado por "problemas personales", por lo que tendríamos sus horas libres. Mis compañeros se pusieron a jugar a verdad o reto, y yo me puse a dibujar un poco.

Al terminar mi dibujo, escuché un poco de lo que decían.

-Marcus, ¿verdad o reto?

-Reto. –Contestó un chico rubio, con mejillas coloradas, anteojos y un poco de sobrepeso.

-Ve y pregúntale a la chica nueva sobre sus padres.

Todos quedaron en silencio. Largué una carcajada incrédula que resonó en la habitación y negué con la cabeza. Algo inseguro, Marcus se acercó a mí.

-Oye...tus padres... ¿murieron?

Me levanté de mi asiento y me acerqué a él. Puse mi cara a unos centímetros de la suya y le susurré en el oído:

-Pregúntame cuando te importe.

Me di la vuelta y fui a sentarme, escondiendo mis ojos llenos de lágrimas.

...

Cuando salí de la escuela, no tenía nada que hacer, por lo que decidí tomar el camino largo a la casa de Víctor. No sabía si él estaría ahí, pero era el último lugar al que quería ir. Di algunas vueltas, disfrutando el frío aire en mi rostro, y finalmente me dirigí hacia "mi casa". Al llegar, me encontré a Suzanne en la cocina, esperándome con un pastel de frutilla.

-¡Hola, niña!

-Hola Suzanne. –respondí sonriendo.

Me cortó una rebanada de pastel y comenzamos a hablar de nada en especial.

-¿Te gusta nadar? –preguntó.

-Sí, me encanta.

-Oh, esperaba que dijeras eso. Hay una pileta a la que puedes ir, a unas cuadras de acá.

-Gracias, Suzanne, pero ya no tengo lo necesario, y no es bueno nadar en bikini. –Dije riendo.

-Oh, entonces es hora de salir de compras. –Agarró su bolso, tomó mi mano y me arrastró hacia la puerta.

-No hace falta... -empecé.

-Tonterías. Harás lo que te guste.

Recorrimos varias tiendas y finalmente conseguí todo lo que necesitaba.

-Todavía es temprano. ¿Te apetece ir a nadar? Me encantaría verte. –Comentó la anciana.

-Sí, la verdad si quiero nadar. –Dije suspirando.

-Vamos entonces. –Dijo ella comenzando a caminar, y la seguí con una sonrisa.

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⏰ Última actualización: Dec 15, 2015 ⏰

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