Cap. 7

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Finalmente, llegó el día en el cuál empezaban las clases. Aike pasó por mi habitación como había estado haciendo los últimos días.
Cuando abrí la puerta, me sorprendí. Aike estaba muy pálido. Más de lo normal, ya que su piel era bastante blanca. Tenía oscuras ojeras y los ojos rojos. Sin embargo, su actitud era la de siempre.
-Hola Lyra. ¿Lista?
-Al parecer, más que tú.-Miré a los lados, me acerqué a él y susurré-¿qué pasa?
-Nada, no te preocupes. Vamos, se nos va a hacer tarde si no vamos al comedor.

Cuando entré con él al aula donde íbamos a tener clase, una chica llamada Jessica nos tiró unos cuantos lápices como si fueran dardos. Me golpearon pero no me dolió. Aike fue a sentarse y yo agarré un lápiz que había caído en mi bolso. Lo partí y lo tiré al suelo junto con los otros.
Durante la clase, todos me tiraban bolas de papel y unos cuántos útiles.
Yo no les prestaba atención. La mayor parte de mi tiempo lo pasaba hablando con Aike ya que ambos terminábamos las tareas rápido. Un chico llamado Nicholas, (que me había maltratado más de una vez) se pasó la clase tratando de ver mis respuestas.
Era increíble en nivel de estupidez que había en esa habitación.
Ninguno podía hacer las tareas. Eran bastante fáciles, la verdad. Pero se notaba que su reducida capacidad les impedía pensar. Preguntaban cosas muy obvias, hacían las cosas mal.
-Profesor, ¿tenemos que hacer lo que dijo?
Idiota. ¿Qué esperaba? ¿Qué el profesor le dijera “no Brianna, solo vengo aquí a dictarles actividades y a malgastar mi tiempo para que ustedes aplasten sus culos en la silla”?
Puse los ojos en blanco. Terminó la clase y me dirigí hacia mi habitación.
No sabía cómo me sentía. Estaba…Vacía.
Agarré mi cuaderno, un lápiz y mi mp3. Comencé a dibujar. Casi ni tuve que pensar, era como si el lápiz se moviera solo.
Un golpe en la puerta me devolvió a la realidad. Era Aike.
-Hola Lyra.  
-Hola Aike. ¿Pasó algo?
Era raro que fuera a visitarme, ya que no tenía razón para ir a buscarme.
-Nada, solo estaba aburrido, pero si te molesto me voy, hablamos en la hora del almuerzo.
-No, está bien. ¿Quieres pasar?
Entró a mi habitación y me avergoncé un poco.
-Ya se, está hecha un desorden. Perdón, si hubiera sabido que venías hubiera ordenado un poco pero…
-Está bien-rió-mi habitación está peor.
Luego de una pausa, dijo:
-Lyra, necesito hablar contigo.
Me senté en la cama y lo miré, esperando a que empezara a hablar.
-Lyra yo… yo nunca tuve amigos. Estoy acá desde los 4 años más o menos, y nunca nadie había querido hablarme, salvo para tratar de hacerme enojar. No soy bueno socializando, soy tímido. Demasiado, a veces. Por eso necesito conocerte. Quiero conocerte. Estuve diez años solo, y siento que por primera vez, tengo la oportunidad de tener una amistad. Una verdadera. Pero si tú no quieres entablar una amistad conmigo, dilo ahora y nunca te volveré a hablar.
No dije nada. Se notaba que se sentía muy solo. Su expresión era de desesperación, estaba muy cansado de la soledad.
-Aike…
No tuve palabras. No sabía que decirle. Nunca había conocido a alguien que se sintiera de esa manera.
Sin pensarlo, lo abracé.
-Claro que quiero ser tu amiga, estúpido. Eres el menos estúpido de todos estos estúpidos.-Dije riendo.
Rió con una mezcla de alivio y felicidad. Me devolvió el abrazo y nos separamos. De repente, su expresión ensombreció.
-Lyra, ¿por qué dibujaste esto?
Me sorprendí. Ya me había olvidado de qué había dibujado.
-No… Ya ni me acuerdo de qué es.
Me lo mostró y me sorprendí
Era una chica. Una chica bañada en lágrimas.

Miré la hora y nos dimos cuenta de que se nos hacía tarde para el almuerzo.
Agarramos nuestras cosas y fuimos para el comedor.
-¡Acá vienen los traga libros!-Gritó Nicholas, el chico que trató de copiarse de mi tarea.
No me lo esperaba. Un gran grupo nos empezó a lanzar sus libros. Si Aike no hubiera atrapado uno en el aire, me habría quedado un ojo negro. Ambos teníamos buenos reflejos, así que no sufrimos más que algunos golpes leves en las manos y los brazos, que era con lo que parábamos los proyectiles.
Estaba harta. Mi respiración se empezó a agitar. Mis músculos se tensaron.
-Cálmate, Lyra.-Susurró Aike a mi oído.
Miré con desprecio al grupo que reía a carcajadas y fuimos a sentarnos.
-No sé cómo haces. Si yo hubiera estado tanto tiempo acá, probablemente me habrían expulsado por agarrarme a golpes.-Dije molesta.
-No soy bueno peleando. Lo aprendí de la peor manera.
Comimos y fuimos al patio trasero del orfanato. Casi nunca había nadie, por eso habíamos decidido ir ahí.
Habíamos salido a hacer nuestra tarea, pero (sin que se diera cuenta) comencé a dibujar a Aike. Cuando se concentraba se ponía muy serio y fruncía levemente los labios. Era un dibujo simple, sin mucho detalle, pero se percibía claramente que era él.
Después de estar un rato hablando, nos fuimos a nuestras habitaciones. Entré a mi habitación. Estaba por darme una ducha cuando vi un sobre en el suelo.
Lo miré por ambos lados, pero estaba en blanco. Lo abrí y había una carta.
Al leerla, mis ojos se llenaron de lágrimas. La habían escrito el grupo de chicos que me molestaba.
“Nosotros pensamos que Lyra es: fracasada; inútil; estúpida; fea; insoportable; retrasada; malcriada…”
Y la lista seguía.
Y seguía.
Y seguía.
Al final de la carta estaban todas sus firmas. Tiré la carta al piso y me fui a bañar. Las palabras resonaban en mi cabeza.
Fea.
Inútil.
Estúpida.
“Basta”.
Cuando salí de bañarme, alimenté a mi ratoncito y lo acaricié un rato. Pareció darse cuenta de que algo andaba mal, porque se acurrucó cariñosamente en mi mano y me dio cariñosos mordiscos en mis yemas.
Lo dejé devuelta en su caja y acomodé un poco mi habitación. Ya no pasaban más a limpiar debido a que habían empezado las clases y había cosas más importantes de las cuales preocuparse.
Me senté en mi cama. Observé la foto con mis padres y comencé a llorar. Sentía que los estaba decepcionando. Pero no duró mucho mi tristeza, pues alguien estaba gritando.
-¡Todos moriremos! ¡Todos moriremos, muy pronto!-se escuchó una fría carcajada y en el orfanato cundió el pánico.

Break Me.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora