8.¡Ups!

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Editado: 17/01/23
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—Hae, ¿estás seguro de esto?

La duda fue expresa con algo de timidez, rodeando a su receptor con palabras temblorosas. No ayudaba que la noche fuera fresca, y no había más ruido al rededor.

—Ya estamos aquí, además, es una cena familiar.— Sonrió, firme en su respuesta. Era una cena familiar, estarían ahí a quienes consideraba familia.

—Pero, tu familia...— Un suspiro. _Están enterados de nuestra pelea, y ¿si no les agrada mi presencia?

Para ser sinceros, había sido algo más que una pelea. Pero después de sentarse a hablar, como los adultos que eran, habían visto que podían seguir adelante siendo todavía la compañía del otro. Aun y cuando Eunhyuk en realidad nunca fue realmente del agrado de los otros integrantes en la familia Lee.

—Hyuk, escucha, ellos fueron los que me impulsaron a que arregláramos las cosas—  Donghae le tomó por las mejillas y besó a su novio. —No tengas miedo, estarás bien—. Le aseguró, regalándole un último cariño, antes de girarse de nuevo y mirar la puerta de su casa. Maldita sea, era sólo la puerta de su casa, Eunhyuk no debía de verse tan asustado.

—A excepción de Taemin, ese niño un día de estos me hará vudú—. Fingió tener un escalofrío. Sabía que no debía temerle a un adolescente, pero el chico tenía diecisiete, ya bien podía estar iniciado en la brujería y los demás no necesariamente tendrían por qué saberlo.

—No lo creo, de haber tenido la oportunidad, créeme que ya lo hubiera hecho—. Rio. —Además, él fue el primero en hablar conmigo—. Aseguró. —Puede odiarte mucho, no lo negaré. Pero sigue siendo mi pequeño primo, y quiere que yo sea feliz. Aunque eso significa tener que verte todo el tiempo—. Se burló, tratando de aligerar el ambiente.

—¿Algún día tendré oportunidad con él?— Eunhyuk exhaló , dejando la broma de lado. Buscó algo de esperanza en lo que Donghae había dicho, que Taemin quería que su primo fuera feliz. Eso era casi saber que sería aceptado por el menor de la familia Lee, eventualmente.

—Probablemente—. Sonrió, encogiéndose de hombros. —Taemin es sorprendente, creo que ambos tienen que darse una oportunidad—. Asintió.

Y es que, a Eunhyuk en realidad le importaba el no ser aceptado por el primo de su novio. Sentía esa mirada acusativa, que no comprendía por qué Taemin siempre le dedicaba, quemar más allá de su nuca. Era horrible cuando por algún motivo tenía que quedarse con el niño. No le hablaba con dulzura como a los demás, ni siquiera le volteaba a ver, Taemin le atacaba con el castigo silencioso. Se decepcionaba de sí mismo, por no haber podido limar asperezas, de lo que fuera que hubiese ocurrido en la mente de Taemin. Porque genuinamente no lo entendía, y sabía cuán importante era Taemin para Donghae. Su pequeño primo bebé, de quien hablaba todo el tiempo. Tampoco es como que hubiese sido así todo el tiempo, hubo una época -que ahora parecía ser muy lejana- en la que se llegó a llevar bien con Taemin. Eso era lo que más le desconcertaba, no saber qué había ocurrido.

—Está bien...— Eunhyuk respiró hondo, iba a cenar con la familia de Donghae y debía de hacerse a la idea de que nada malo iba a pasar. Alejó cualquier mal pensamiento, y se dio valor. —Entremos.
                
                          














La mesa estaba adornada fastuosamente, Chaerin siempre se lucía con eso. No sólo se trataba del lujo, también estaba la sensación de ser una velada más en el libro de recuerdos que se leería en el futuro. En realidad, en esa casa, a pesar de ser una familia poco convencional, el ambiente era muy cálido. Tres generaciones distintas, de una familia extendida que se habían acostumbrado a actuar como familia nuclear.

Ojos BonitosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora