11.Confesión

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Editado: 31/01/23

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Entonces huyó.

Taemin se detuvo, dejándose caer contra la pared. Puso una mano sobre su pecho, sin saber si latía así por haber corrido o por...lo sucedido.

Tocó sus labios, tenían un cosquilleo extraño. Nunca había sentido de esa manera el contacto boca con boca. Sus ojos se abrieron con sorpresa al entenderlo...Era la boca de su maestro. No, era la boca de Minho. 

Minho le había besado, Minho le había besado, Minho...

¡Oh, Dios! No entendía qué estaba pasando, pero Minho, su maestro, le había besado. No podía dejar de repetir esa escena en su cabeza, se sentía tan irreal. Terminó de resbalarse por la pared, quedando en el suelo, viendo que en la mano llevaba la bolsa del regalo que Minho le había dado. Tomó el carrusel, y dándole cuerda lo puso a girar. Quería concentrarse en él, ese lindo carrusel girando, pero no podía. Sus labios realmente sentían un cosquilleo extraño, diferente a cualquiera de otro beso. Se sentía casi burbujeante, y le daba ganas de reír, aunque se obligó a  no hacerlo. Eso no le hizo evitar sonreír al ver ese viejo carrusel moverse a la velocidad de la melodía, mientras repetía el momento en su cabeza.


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—¡Minho!— Seohyun llamó a la puerta de la casa de su amigo, y no dudó en saltarle encima cuando éste le abrió. —¡Minho! ¡Minho! ¡Minho!

—¿Qué es lo que pasa ahora?— Minho rodó los ojos, mientras la hacía pasar a la sala. Ella se veía tan feliz. Y tal vez él no estaba del humor exacto para escucharla. Sentía todavía que había arruinado su única oportunidad de acercarse a Taemin.

—Minho, ¡pasó!— Seohyun lo dijo en una clara explosión de felicidad, dejándose caer en el sofá. —Me besé con YongHwa.

Minho se detuvo, frunciendo el gesto en lo que terminaba de procesar lo que su amiga había dicho. Se sentó a su lado, deteniéndola por los hombros, para que dejara de rebotar o terminaría cayéndose del sofá.

—¡Al fin! Ya era hora de que admitieras que te gusta—. Exhaló, aliviado de que la historia de rivalidad que su amiga tenía al fin diera el siguiente paso a la verdad. —¿Cómo pasó? Dime todo.

Seohyun sonrió totalmente apenada. Se serenó un poco antes de empezar a contar su historia.

—Estábamos discutiendo, no sé qué pasó, pero lo siguiente que sé es que nos estábamos besando... Y ahora siento que arruiné mi trabajo, porque las relaciones entre compañeros no son bien recibidas por la empresa—. Jaló sus mejillas, haciendo un gesto de desesperación.

Minho rio, Seohyun tenía una perfecta relación de amor odio con su jefe, que ahora temía haberla destruido con ese pequeño gesto de afecto que tuvieron. Pero no era nada que no pudiera arreglar con una conversación entre ellos, para determinar si eran algo o no, y quizás con el RH de su empresa.

—Tranquila, Seo, estoy seguro que tu jefe no cambiará su forma de verte. Y, si deciden no decirlo abiertamente, tampoco los culparía.

—Ah, no es eso...— Le hizo una mueca de desesperación. —Él ya sabe que me gusta, y yo le gusto, pero esto no debería ser así. No creo que a ninguno de los dos nos agrade que nos gustemos.

Ojos BonitosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora