14.Celoso y Enamorado

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Editado: 28/02/23

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Minho miró a Taemin, había estado tan silencioso toda la tarde, y sabía que no podía molestarle, o distraerle, Taemin se encontraba estudiando para un examen. Suspiró, estaba terminando su trabajo, y empezaba a aburrirse debido a la falta del parloteo constante de Taemin. Nunca pensó que fuera a notar y extrañar tanto las pláticas eternas que Taemin le ofrecía todas esas tardes que se quedaba a hacerle compañía cuando las clases terminaban.

Suspiró, imaginándose que le distraía de sus deberes, abrazándole mientras Taemin reía y correspondía el abrazo. Entonces el abrazo ya no era suficiente, y Minho sólo podía deshacerse en besos que le regalaba una y otra vez, tomándole por el mentón para hacerle subir su rostro. Jadeo sobre aquel par de labios rosados; Taemin le miraba, con ese par de ojos bicolor, rogando por más contacto, porque también se estaba volviendo loco por un poco más. Minho no dudó en hundirse en esa boca suave que sabía a fresas y dulces. El beso se intensificó, exigiendo más energía, más pasión. Minho le tomó, haciéndole salir de su asiento y llevándolo hacia su propio regazo, para poder jalar de su cabello y tenerle en una posición más sugerente.

Carraspeó la garganta, saliendo de sus ensoñaciones. No podía, ni debía, tener fantasías teniendo a Taemin sentado enfrente de él, era incorrecto; debía dejar de sexualizar a Taemin, o no podría controlarse.

—¿Minho?— Aquella voz aterciopelada le sacó de sus regaños a sí mismo.

Sacudió su cabeza, olvidando por completo el hecho de haber tenido otra fantasía con el chico. Le sonrió, asegurándole que no pasaba nada porque Taemin le miraba desconcertado por su extraña frigidez inusual. Se decidió a mejor seguir anotando cosas en su libro de plan de estudios.

—¿Te estás aburriendo?— Taemin volvió a hablar, volviendo a atraer los pensamientos de Minho a él.

—Para nada—. Sonrió, volviendo a enfocarse en el libro. —Amo verte estudiar...De verdad.

Taemin hizo un puchero, sintiéndose algo responsable del aburrimiento de su profesor. Sonrió, tenía una idea, sólo esperaba que el mayor la captara.

—Terminé de estudiar—. Cerró su libro, con una bella sonrisa y un brillo especial en sus ojos.

—Tae, no, no quiero ser el motivo por el cual te vaya mal en un examen.

—Terminé de estudiar, Minho—. Insistió.

—Y yo terminé de trabajar—. Suspiró, ¿qué pretendía Taemin? Ese chico le daba sorpresas siempre.

—Sería realmente absurdo si nos quedamos aquí, sin hacer nada...— Aflojó los labios, haciendo un pequeño puchero. Sus dedos tamborileaban sobre el escritorio, resaltando sus pensamientos traviesos. 

Y Minho se dejó atrapar por la embriagadora actitud de Taemin. Pensó en algo, lo que fuera más inocente, con tal de desviar sus pensamientos impíos sobre qué hacer con el muchacho.

—¿Quisieras ir a comer conmigo en algún lugar?— Sonrió, esperando haber tomado correctamente la señal que Taemin le había dado.

—¿Quieres que yo quiera ir a comer contigo?— Parpadeó lentamente, inflando sus mejillas mientras fingía estar sorprendido. 

Minho perdió la cordura por un momento, se puso de pie y se acercó al muchacho. Le tomó por el rostro y besó sus labios desesperadamente. Taemin le había coqueteado, ¿cómo resistirse? Jadeo, feliz de poder saciar su necesidad por un breve momento. Pero tenía que enfrentarse a la realidad, y no podía besarlo eternamente. Así que terminó el beso, dejándole ir lentamente. 

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