15.Descubiertos

618 72 3
                                        

Editado: 07/03/23

_______________________________________________________________

Minho caminaba por los pasillos de la escuela, dirigiéndose a la salida. Debía recoger unos papeles que había olvidado en su auto. No estaba pensando mucho, más que nada estaba cansado, con ganas de irse a casa. Era miércoles, Taemin no estaba, y eso significaba que estaba sólo. En realidad lo único que podía pensar en que ir a casa y echarse una siesta era más que apetecible.

Sus pensamientos fueron cortados cuando alguien le jaló, pegándolo contra la pared. Era Kibum, y a decir por su mirada, le iba a regañar. Vaya, si que nunca le había visto tan enojado, ni tan agresivo. Trató de sonreírle, pero el otro hombre no se inmutó, señalándole de manera amenazadora con el dedo índice.

—¿Qué crees que haces?— Susurró un grito, mirándole con ganas de ahorcarle. —¿Puedes decirme qué pretendes con Lee Tae Min?

—Kibum, primero tranquilízate—. Trató de calmarle, buscando soltarse del férreo agarre en el que Kibum le tenía. Se ganó, en cambio, un golpe en el hombro por parte de su amigo. —Supongo que debo de hablar o harás algo malo conmigo.

—Habla, maldita rana deforme—. Le bramó.

—¡Hey!— Minho se quejó. —Te he dicho que no me digas así—. Se quejó.

—No estás en posición de quejarte, Minho, ¡habla!— Exigió.

—Taemin y yo estamos en una relación—. Trató de sonreír para hacer las cosas más amenas, pero el rostro de Kibum decía todo.

—¿Por qué no me sorprende de ti Choi Minho?— Gruñó. —No tienes ni ideas de los problemas en los que te has metido. Vas por ahí siendo descuidado acerca de lo tuyo con Taemin y...

—Espera, ¿qué?— Se consternó. Kibum no estaba consternado con la noticia, y le estaba diciendo descuidado en vez de ponerse a darle una lectura de que se retractara de su decisión.

—Maldición, Minho, los vi besándose, cuando los alumnos deberían de estar yéndose.

Minho se quedó sin palabras; sí, había besado a Taemin, como despedida. No imagino que alguien pudiera verles. Abrió los ojos por completo al darse cuenta, había cometido un gran error al no besarle como siempre, en el salón, sino afuera, en uno de los pasillos.

—Tienes una maldita suerte de que haya sido yo, y no alguien más—. Kibum señaló con los ojos entrecerrados ante el enojo. Seguía hablando entre susurros bastante molestos, haciéndose ver más severo. —Minho, pensé que eras más inteligente. Cuando dijiste que te gustaba el chico pensé que dejarías el tema de lado. No que te irías a meter de cabeza en un problema gigante, porque terminaste de seducir a un chico, que además es tu estudiante.

—Taemin me corresponde...— Minho dijo, haciendo entender a Kibum que no pensaba dejar a Taemin. —Es algo serio, y...

—¿Y? Minho, si vas a tener un noviazgo con un estudiante, al menos se cuidadoso de que no te descubran en la escuela—. Le regañó, dejando segundos que corrieran antes de exhalar. —Sé que no eres un mal hombre, te conozco desde que tenías veintidós. No eres muy diferente al día en que te conocí en la clase de didáctica, y eso es lo que me preocupa. Sigues sin pensar las cosas plenamente—. Sabía que no había forma de que Minho se alejara del chico, por lo menos le ayudaría a disimular ese secreto. —Si no quieres terminar siendo acusado de un sinfín de cosas que sé que no eres, prométeme que serás más cuidadoso.

—Pareces mi mamá—. Se rio.

Kibum puso los ojos en blanco, ¿es que acaso Minho no podía ser serio ante esto? Le soltó, haciendo un ruido de desagrado, ni siquiera le quería gritar ya. Dejaría que Minho después notara que no debió haber respondido como un niño de diez años. Sólo le hizo una mala cara, y siguió su camino.

Ojos BonitosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora