Capítulo 2: El comienzo de todo

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Amor:

Yo no era la chica más guapa de todas. Había muchas en el instituto que sí lo eran. Con sus hermosas cabelleras brillantes, sus sonrisas de un millón de dólares, cuerpos de modelo, ropa fina... Todo eso llamaba la atención de cualquier chico, y más los de allí, quienes básicamente solo veían, todo entraba por sus ojos y nada más. Veían pero no analizaban.

Aunque supuse que debería haber una excepción. No podía ser posible que todos los estudiantes varones de Riverback High fueran... así, tan idiotas.

Y ¿adivina qué? Esa excepción fuiste tú.

Sabía que no eras como los demás. Te vestías diferente, actuabas diferente, todo en ti era particular y me cautivaba. Ese aire misterioso pero encantador me atraía, era una fuerza mayor que yo. Sin embargo, era demasiado tímida como para atreverme a hablarte.

Pero al parecer tú no.

Las clases ya habían empezado y todos estábamos acostumbrándonos de nuevo a la rutina de siempre. Como era de esperarse, los maestros comenzaron a ponernos trabajos tras trabajos. No comprendían que no solo teníamos un maestro, teníamos otros doce. Pero ya sabes cómo son los profesores, no se compadecen de los estudiantes.

En fin. Un día, un martes para ser más exacta, estaba en clase de literatura. La Sra. Frankenstein, como solía llamar a la maestra —bueno, yo no era la única que la nombraba así. Se convirtió en una costumbre luego de una broma entre algunos alumnos; después de eso todos empezaron a llamarla de esa forma, aunque claro, sin que ella se percatara—, nos informó que teníamos un trabajo. Sí, otro para agregar a la lista. Este se trataba de leer un libro, hacer un resumen detallado de la obra, una reseña con todas las pautas necesarias y, además de eso, una pequeña representación de una de las escenas del libro. Todos empezaron a replicar y a lanzar gritos de indignación, demostrando lo insatisfechos que estaban con la tarea. Yo, por el contrario, me mantuve callada, a la expectativa de que siguiera explicando.

Después de haberlos silenciado de una vez por todas, soltó la bomba que me impactó a mí y emocionó a los demás.

El trabajo sería en parejas.

Ahí fue cuando empecé de verdad a sentirme nerviosa porque solo había dos personas con las que más socializaba, Leyla y Marissa, otra de mis amigas más cercanas, y ellas no tenían esa clase conmigo. Lo cierto es que hablar con otras personas no era ni será mi mayor cualidad ni mi fuerte.

Pero allí me encontraba, esperando a que la maestra comenzara a organizar las parejas.

¿Sabes? Nunca había creído en esas patrañas del destino, para mí esas cosas eran ideas ridículas y sin fundamento. No obstante, en ese momento creí en el destino, en Dios, en la casualidad, lo que sea, pero creí en algo, porque no podía estar sucediendo eso justo ahora y precisamente a mí.

Cuando me nombraron, el siguiente nombre que la profesora dijo, el que se suponía que sería mi compañero de trabajo, fue...

Sí, ya lo sabes.

Ashton Pierce.

Mis nervios aumentaron y mi corazón no tardó en acelerarse. Después me recriminé por haber reaccionado de esa forma, y me repetí una y otra vez que solo era un trabajo. Solo un simple trabajo de literatura.

Cuán equivocada estaba.


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